sábado, 29 de julio de 2023

Un banco e un livro no Porto


"En la oscura boca del gastado interior del zapato está grabada la fatiga de los pasos de la faena [...] Bajo las suelas se despliega toda la soledad del camino del campo cuando cae la tarde..."
Martin Heidegger, Caminos del bosque

En la mitad de lo años 80, durante mi bachillerato, devoraba cuanta literatura existencialista caía en mis manos.  ignoro aún porqué me hacía sentir tan bien el sentirme tan mal con todo aquel galimatías de problemas y situaciones por fortuna ajenas a mi vida. Mitad pose mitad verdad, el contacto con Sarte y Camus fue mi comienzo en el mundo del pensar e imaginar... En medio de tanta nausée francesa y tanta noia italiana, recuerdo la tarde, en una tutoría, en la que mi profesor de filosofía me habló de Martín Heidegger, que no entraba en el programa , y a raíz de aquella charla inicié mi relación amorosa  con el genio alemán que no ha hecho sino más que renovarse con los años. Empecé inmaduramente a leer a Heidegger sin comprender, y gracias a su lectura, me habitué a comprender sin entender; aprendí, entre equívocos y errancias, a obligarme a mí mismo a pensar desde lo otro y no sobre lo otro, a traer a mí algo para masticar y no ya digerido por otro, a indigestarme, pero alimentarme al fin con lo que aún porta jugo, savia. Aprendí a identificar pensar con crear, aprendí no lo que él pensó sino el pensar, el pensar como verbo, como conjugación; asimilé la enseñanza segun la cual lo que uno dice puede y debe estar en lo dicho, sino no dice, repite: extiende lo que ya es: no convoca nada nuevo.
Tomando de Kant la distinción entre “conocer” o “tener” mundo, diría que Heidegger me hizo tenerlo, y no sólo mundo sino pensamiento: me hizo entrar en el juego, me abrió a el pensamiento y al juego del ser... Pensar y preguntar sin nunca llegar a una respuesta, y en ese juego permanecer. Sí, algo de eso, pensar como jugar, como el juego en que nos jugamos la vida. Jugar, pensar: crear. Crear pensando: porque lo que tenemos que pensar no es,  y Heidegger en esto es claro: hay lo que no es, ese hay sin ser que llamamos misterio, o algo así. 
Para mí pensar es crear y, como hombre inquieto que estira las preguntas más que como filósofo, que no lo soy, pienso con palabras no con conceptos, y algo de eso también fue Heidegger, además de un genio irrepetible, claro. Lo aprendí en su ejercicio de escuchar para pensar y transmitir palabras, palabras originales, esenciales, liberadas de la ganga de la costumbre y el enrejado de la gramática. Creo que eso hacía Heidegger: primero las escuchaba, las dejaba hablar. Pensar entonces, como acoger... serenamente. Y también, ¿porqué no?, divagar y así ensanchar, liberarse de la línea recta que –nos enseñó uno de sus maestros, Nietzsche-  siempre miente. Nunca me sedujo tanto el qué sino el cómo de su pensar, el que diría que me es connatural, no me sorprende tanto, me fascina sí el cómo suyo. Para mí leer a Heidegger no es un encuentro con un contenido sino con una hondura. Con Heidegger, la hermenéutica se relaciona directamente con la ontología de la existencia. La comprensión es entendida como una estructura fundamental del ser humano, es un existencial del Dasein (ser ahí).Ya no se trata de la mera comprensión de un texto en su contexto, sino que en la comprensión ya va involucrada la propia auto-comprensión, que aparece por medio del lenguaje. Así, la hermenéutica no es una forma particular de conocimiento, sino lo que hace posible cualquier forma de conocimiento. Esta identificación entre hermenéutica y ontología se hace patente en cuanto que se aborda la cuestión del sentido del ser a partir de la comprensión del ser del Dasein. El hombre, en cuanto abierto al ser, es el intérprete privilegiado del ser. De esta manera, la filosofía, entendida como ontología fenomenológica, debe basarse en una hermenéutica del Dasein. Por ello, la comprensión no es un simple proceso cognoscitivo sino que, ante todo, es un modo de ser. En este proceso aparece el círculo hermenéutico, que caracteriza la comprensión como una estructura de anticipación que muestra el carácter de lo «previo» o de la pre-comprensión: toda interpretación que haya de acarrear comprensión tiene que haber comprendido ya lo que trate de interpretar. Pero este círculo no es un círculo vicioso, sino un círculo abierto que muestra aquella identificación entre hermenéutica y ontología. 
Heidegger nos lleva a un tema esencial del pensamiento: la vocación  de aventura. La vida es riesgo, un riesgo constante, y la filosofía , que es el pensamiento de la vida, debe tener vocación de aventura si quiere sobrevivir gozando de buena salud. Para ello debe de alimentarse bien,  mantener su cuerpo activo en el mercado agitado de transacciones en el que tiene que desenvolverse, saber ver y usar las metáforas que unen esto con aquello para desentrañar la falsedad de las cosas. Heidegger, sobre todas las cosas, me ha enseñado que una metáfora  puede curar a un enfermo o desatar una guerra. Se trata simplemente de reivindicar la singularidad de cada individuo, sin conformarse con ser una tecla del piano. 
En definitiva, hay que practicar una constante hermenéutica de la sospecha para devolver al individuo la capacidad de pensamiento y acción. Se precisa de hombres con carisma capaces de renovar las viejas estructuras de pensamiento y comportamiento. La filosofía no debe necesariamente encontrar una respuesta satisfactoria a las cuestiones fundamentales de la existencia humana, ( pues no la hay), basta conque plantee preguntas aunque ello implique transgredir el orden establecido y destruirlo. Vivir filosóficamente equivale a vivir de manera arriesgada y pensar contra las normas prefijadas. Vivir filosóficamente vale la pena

Let's be careful out there 

miércoles, 26 de julio de 2023

Miércoles de ceniza

No hay el menor destello en sus ojos; sus facciones imitan las facciones de los autómatas sin que les caracterice desde dentro nada personal.
Pier Paolo Pasolini, cartas luteranas.

 Un país de lacayos apoltronados que viven de la subvención en sus chiringos no añora la libertad, desea el pesebre. La masa amorfa teme perder su ración de pienso y por eso vuelve a sostener en el poder a quienes manejan la escudilla con el caldo aguado al que la han acostumbrado por su bien y que tanto más apetecen cuanto más se acostumbran a su sabor; nos desprecian, nos mienten sin el menor escrúpulo, nos escupen en la cara pero nos da igual pues somos siervos y asumimos nuestra condición y estamos agradecidos. Impasibles y dispuestos a soportar cualquier agravio hemos dejado de respetarnos a nosotros mismos abandonando el futuro de nuestros  hijos y nuestros nietos en manos de una agenda globalista compuesta por criminales y saqueadores. Somos resilientes, inclusivos, ecológicos y paritarios tontos del haba. El hedonismo fraudulento del poder de una sociedad de consumo virtual de memeces nos ha convertido al hábito de la resignación, en incapaces marionetas que no estan dispuestas a renunciar a ese poco de comodidad y bienestar ( por miserable que sea) que de algún modo han construido para enjaularnos. 
En realidad estamos ante el comienzo de "un nuevo fascismo" corporativo socialista de corrupción siciliana (PSOE.SA), que basa su poder precisamente en la promesa " de bienestar y la comodidad : es aquel al han dicho a Pedro Sanchez( tan obediente, tan moderno tan cinico, tan ágil siervo del dinero de Davos)  que llame nueva normalidad. 
Quienes creían, en su necedad, que el 23 de julio España iba a retomar las riendas de su destino se han llevado una  buena somanta de hostias.  Somos uno de los Protectorados de  Davos, uno de los vertederos de los grandes fondos de inversión como Black Rock o Vanguard a quienes hemos vendido nuestra identidad a cambio de la falsa  promesa de un falso parnaso. Leer las disculpas, por el error en la predicción de la victoria electoral del adelantado gallego, de los columnistas de los grandes medios de desinformación y sus mariachis radiofónicos que otrora defendían los hacinamientos caseros  y alentaban la vacunación obligatoria da ganas de vomitar. 
Hay un poema de Günter Grass que sin tener nada que ver con lo acontecido  el 23 de Julio explica y aclara con bastante nitidez, para quien sepa leer entre líneas y no sea un imbécil, los resultados electorales arrojados en la autarquía a la que llaman España y con el que cierro, harto de oler tanto hedor, este breve comentario.

Misslungener Überfall
Am Mittwoch.
Jeder wubte wiewiele Treppen hinauf,
Den Druck auf de  Knopf,
die zweite Tür links.
Sis stürmten die Kasse. Es war aber  Sonntag und das Geld in der Kirche.
Atraco fustrado
El miércoles. 
Todos sabían cuántos escalones subir, qué timbre apretar,
la segunda puerta de la izquierda.
Reventaron la caja. 
Pero era domingo
y el dinero estaba en la iglesia.

Let's be careful out there 

domingo, 23 de julio de 2023

El balsámico piano de Keith Jarret

I'd heard the sonatas played for harpsichordist, and felt there was room for a piano version.
Keith Jarret 
Había  oído las sonatas tocadas por clavicordistas y sentí que había espacio para una versión de piano

La afinidad por los clásicos  de Keith Jarret es bien conocida. Sus grabaciones para piano solo y teclado en este género incluyen la música de Mozart, Shostakovich, Barber, Gurdjieff, Haendel, Bartók y otros. 
Quienes amamos a Jarret estamos de enhorabuena pues ECM ha editado este material inédito de 1994, como parte de una continua profundización en los tesoros ocultos del periodo más prolífico de Jarrett.
 CPE Bach destacó como figura influyente en la transición de la era barroca a la clásica de mediados del siglo XVIII. Entre los oyentes ocasionales, puede que el Bach más joven no resulte tan familiar como su padre, pero sus composiciones, las sonatas en particular, han sido ampliamente grabadas. Jarrett da el inusual paso de traducir estas piezas para clave al piano y como en él es habitual, el resultado no defrauda.
Esta excepcional grabación muestra la capacidad del pianista para captar la profundidad emocional de cada momento de las sonatas. En la música de CPE Bach hay características únicas; es enérgica pero comedida, dada a cambios de tempo inesperados y de notable ingenio. A través de Jarrett, estas cualidades se transmiten maravillosamente, ya que el pianista comparte muchas de estas características en su enfoque de su música improvisada. Así, el genio de Allentown traza una fina línea desde la naturaleza improvisadora del barroco hasta el estilo clásico más ligero y limpio.
Su lectura de Carl Philipp Emanuel Bach es intrigante a lo largo de los noventa minutos de duración de los dos discos. Jarrett posee un sentido distintivo del equilibrio y la imaginación y un profundo respeto por la naturaleza improvisatoria y animada de estas partituras polifacéticas. Su enfoque típico de los clásicos es dejar respetuosamente que la música original hable por sí misma, pero aquí hay improvisaciones rítmicas que van un poco más allá de otras interpretaciones de la música de CPE Bach. Más que muchos de sus proyectos clásicos, estas composiciones se alinean con la naturaleza exploradora de Jarrett, con su uso erudito del contrapunto y la métrica.
Joseph Haydn dijo de las primeras seis sonatas compuestas por CPE Bach: “No podía dejar mi clavier hasta que las había tocado. Quien verdaderamente conozca mi obra debe reconocer que le debo mucho a Emanuel Bach y que lo he estudiado y comprendido diligentemente”. Mozart dijo de manera más simple: "Él es el padre y nosotros somos los hijos". Más recientemente, académicos como el difunto Charles Rosen han destacado la importancia de las composiciones de Emanuel y su influencia en los compositores que lo sucedieron. Dados estos impresionantes elogios, uno pensaría que sería difícil ignorar a Emanuel Bach, quien vivió entre 1714 y 1788. Pero eso es lo que ha sucedido y de este modo  el conjunto de Keith Jarrett de las Sonatas de Württemberg (1744) , compuesto dos años después de las Sonatas prusianas es todo un desafío. Las versiones de Jarrett se grabaron hace casi tres décadas y ECM las publica aquí por primera vez en disco compacto y vinilo. 
Los estudiosos tienden a separar las obras de CPE Bach, encontrando en él rastros del barroco, del clásico temprano e incluso un presagio de la era romántica. Sin embargo, estas sonatas suenan completas en sí mismas, y no es probable que nos sorprendan las emociones agitadas que sorprendieron a los contemporáneos de Bach. Las sonatas de Wurtemberg recibieron el nombre de uno de sus alumnos, el duque Carl Eugen de Württemberg. Fueron escritas para clavicordio y en su mayoría se han tocado en clavicémbalo.
Aunque Jarrett es más conocido como un pianista improvisador que saltó a la palestra por primera vez con el cuarteto de Charles Lloyd, sin embargo, su  grabaciones de inmortales como JS Bach y Handel, así como un conjunto particularmente hermoso de Preludios y Fugas de Shostakovich han sido hitos fuera del ámbito estrictamente clásico.
Las sonatas de CPE Bach parecen ser una extensión lógica de lo que ya había logrado en ese campo. 
Referente a esto, Jarrett ha dicho que cree que hay espacio para las grabaciones de CPE Bach en un piano moderno. Bach escribe hermosas melodías en piezas monofónicas que enfatizan su canto intuitivo. Su escritura también parece inquieta; sus composiciones parecen a punto de salirse de su envoltorio convencional. Nunca es del todo predecible.
La forma de tocar de Jarrett es matizada y variada, de una manera que un clavicordio no podría reproducir. Firma con audacia la hermosa melodía del Adagio de la Sonata n.º 2 en la bemol mayor, retrocede y luego vuelve a su enfoque inicial de manera convincente. Es una interpretación conmovedora, como lo es también la del Andante en la Sonata No. 4 en Si bemol mayor, que comienza con la delineación de una sola nota de la melodía principal. 
No sé por qué esta grabación fue ocultada durante casi treinta años pues la interpretación de Keith Jarrett es de una precisión sobrecogedora, tan clara como un lago de montaña por el que nadasen pensamientos musicales. Y es tan hermosa que puede recomendarse como un verdadero ungüento para aliviar las heridas que nos ocasiona una realidad verdaderamente grotesca y maloliente.
 Estoy escuchando el majestuoso Adagio non molto de la Sonata No. 6 en Si menor, dejo la pluma ,respiro, tengo ganas de llorar.

Let's be careful out there 




jueves, 20 de julio de 2023

Emil Nolde en Colonia

Alles, was der Gesellschaft - das heißt der Menschheit und der Welt - nützt, ist ehrenvoll. Alles, was ihr schadet, schändlich.
 Gottfried Wilhelm Leibniz 
Todo lo que beneficia a la sociedad, es decir, a la humanidad y al mundo, es honorable. Cualquier cosa que la perjudique, vergonzoso.

El Museo Ludwig de Colonia es un espacio artístico extraordinaro que alberga la excepcional Colección Haubrich, colección que cuenta con obras clave del expresionismo y la nueva objetividad, entre las que destacan el retrato del doctor Hans Koch de Otto Dix (1921), el semidesnudo con sombrero de Ernst Ludwig Kirchner (1911), y obras de Max Beckmann, Marc Chagall, Erich Heckel , Karl Schmidt-Rottluff , August Macke , Heinrich Hoerle, Wilhelm Lehmbruck o Paula Modersohn-Becke.
Cuando el abogado y mecenas Josef Haubrich entregó su colección de arte a la ciudad de Colonia inmediatamente después del final de la Segunda Guerra Mundial en 1946, a sus habitantes les pareció un mensaje que vaticinaba un mejor nuevo mundo por venir. 
Las imágenes perdidas hacía mucho tiempo de expresionistas alemanes y otros representantes del modernismo clásico, perseguidos durante la guerra y  considerados "degenerados", de repente, volvieron a pertenecer a los ciudadanos de la ciudad. Ahora bien, que esta donación pudiera sentar las bases de la colección del Museo Ludwig, y por lo tanto de uno de los museos de arte moderno y contemporáneo más importantes de Europa, todavía estaba en un futuro lejano.
 Dicho esto, y sin saber porqué, de entre todas las salas que he podido contemplar con cierto detenimiento  destacaría sin lugar a dudas  las consagradas al expresionismo alemán, y sobre todo la dedicada a Emil Nolde donde se encuentra una muestra de sus pinturas y acuarelas, expresivas y llenas de color, que ya  forman parte del canon pictórico de nuestro tiempo, y  que nos ofrecen una visión personalísima e inquietante de las grandes convulsiones de la primera mitad del siglo XX. 

Como muestra, su particular interpretación de Susana y los viejos. Algunos intérpretes creen que Emil Nolde retomó en esta obra un tema bien conocido en la historia del arte: la leyenda bíblica de Susana, acosada y calumniada por dos hombres mayores que la observaban mientras se bañaba. No hay pruebas de ello, a pesar de que hasta 1934 el expresionista pintó numerosos "cuadros religiosos" en los que pretendía retratar "tipos judíos fuertes". En este sentido no es descartable que la conocida fijación de Nolde por el judaísmo podría haber contribuido a su representación de "Susana". Pudo haber retomado  también un estereotipo antisemita con las miradas de desaprobación de los hombres, así como con los colores pálidos y brillantes de sus rostros y túnicas, contra los que la figura de la joven mujer forma un brillante contraste. Pero la constelación de figuras y la composición del cuadro también sugieren otro tema de la historia del arte: la representación  de un Jesús de doce años en el Templo con los escribas, un viejo tema del antijudaísmo cristiano y del que es clara muestra la versión  de Durero expuesta en el Museo Thyssen de Madrid.

 No olvidemos, por otra parte, que desde los comienzos  de su carrera, el germano- danés defendió ideas  antisemitas. Así ,Creía que el impresionista judío Max Liebermann era el responsable de su exclusión de la Secesión de Berlín (1911) y que el negocio del arte y la crítica estaban controlados por judíos, de los que casi nadie se atrevía a hablar por miedo a su poder e influencia en el negocio del arte. Nolde pudo haber recreado  su versión de la joven amenazada por este poder, incluso si no pretendía ser una Susanna moderna, pudo haberla presentado como una alegoría de su lectura del expresionismo alemán supuestamente comprometido con la introspección y la verdad, que era desaprobado, escarnecido y combatido por los potentes funcionarios judíos del arte. 
No obstante, bajo el régimen nazi, Nolde prescindió de los temas bíblicos, y en lugar de judíos pintó ahora vikingos nórdicos, elaborando incluso un plan de desjudificación que fracasó siendo, paradójicamente, más tarde su arte considerado como  "degenerado", y en 1941  excluido de la Cámara de Bellas Artes del Reich. Esta es una de las razones por las que Nolde  pudo afirmar haber sido víctima de los nazis durante la posguerra salvando su obra de la humillante depuración llevada a cabo por los aliados con su plan de desnazificación.
Pero como dice Kant en la Crítica del juicio, el arte puede tratar de cualquier asunto y promover cualquier  sentimiento, independientemente  de su moralidad y del horror que pueda  despertar. Las composiciones de Nolde parten de gestos rápidos y espontáneos, grandes manchas de color y agresividad de acción sobre la superficie del lienzo que evidencian la aparición de un impulso, más que el análisis plástico de una situación. El color, el trazo y los volúmenes rompen con concepciones establecidas y buscan transmitir espontaneidad. Se trata, no de representar lo que se ve, sino de construir pictóricamente lo que siente: pasión, deseo y emoción. En Nolde se puede encontrar, naturalmente, lo grotesco- visionario influído por diversas fuentes entre las que destacan la mitología de las sagas nórdicas. El Expresionismo de Nolde hace visible lo invisible. Se aparta del  naturalismo, convencido de que una obra de arte ya no podía ser una representación ilusionista de la realidad. Su objetivo declarado era, por tanto, dar expresión a sus propios sentimientos y percepciones: el color se liberó de su función descriptiva, los motivos se volvieron estilizados y dinámicos, las formas representadas se deformaron a menudo y la perspectiva se distorsionó.
 Mi patria, dejó escrito Nolde, "era como un cuento de hadas, en el país llano, mi país, más allá miles de alondras flotando jubilosas arriba y abajo, mi país de las maravillas de mar a mar..." Esa patria era Seebüll ,cerca del Mar del Norte, en medio de un paisaje pantanoso único y prístino en la frontera con Dinamarca. Emil Nolde sintió que esa  era su casa. En ningún otro lugar se  obtendrá una visión más profunda de la obra y la vida de este artista excepcional. Solo en  Seebüll se puede entender cómo Nolde fue capaz de traducir en color la tensión y la intensidad de un momento. Un horizonte infinito, el cielo profundo y las nubes imponentes: en la extensión incomparable del norte de Frisia, el arte de Nolde cobra vida .

Let's be careful out there 
 





lunes, 17 de julio de 2023

Las librerías de Hannover

Una librería pone manuales sobre el amor junto a estampitas de colores; hace cabalgar a Napoleón en Marengo junto a las memorias de una doncella de cámara y, entre un libro de sueños y otro de cocina, hace marchar a antiguos ingleses por los caminos anchos y estrechos del Evangelio. Walter Benjamin, Libro de los Pasajes


La extraordinaria red de librerías y editoriales que se extiende a lo largo de Alemania es la historia de la pasión de un país por la cultura, por el amor al esfuerzo en la perenne búsqueda de la razón, por el riesgo a lanzarse a la empresa de creer que se puede vivir con los libros y gracias a los libros, con todo el amor y todos los demonios de quienes tienen una fe: la de la tinta, la de la página, la del olor del papel y la de ese material del que están hechos los sueños.
Las librerías no son simplemente tiendas. Son espacios simbólicos, contenedores de sueños, deflagradores de ideas, a menudo emblemas de resistencia e igual de a menudo baluartes de la retórica. Son refugios y perdiciones, puntos de partida y laberintos. Las buenas librerías son una especie en peligro de extinción, un patrimonio de lo que nos queda de humanidad. Hay librerías gigantescas que, por su afluencia y sus modalidades, recuerdan a los no-lugares de Marc Augé, es decir, productos de la postmodernidad, espacios en los que los individuos pasan sin entrar en relación, impulsados por el deseo de consumo. Casi similares a los centros comerciales, en su interior todo está calculado con precisión, desde la disposición de las estanterías hasta el tipo de música y la intensidad de las luces. Y hay librerías diminutas, desordenadas, donde el contacto humano prima sobre el aspecto financiero, donde el crecimiento cultural y el intercambio personal son el objetivo principal. Por supuesto, no son los planos de planta los que crean esta distinción, sino el diseño, la sutil delicadeza de lo que hay detrás. Las librerías encapsulan el mito y la realidad.
 En la actualidad existen miles de relatos, incluidos best sellers y películas muy conocidas, sobre librerías o que incluyen la palabra librería en sus títulos. Pero incluso estos lugares míticos (como Shakespeare & Co) se enfrentan al duro impacto de las crisis económicas, los cierres, los despidos, las liquidaciones. Ser librero es un trabajo romántico que requiere mucho esfuerzo y recompensa con una satisfacción difícil de cuantificar porque si se cuantifica desde el punto de vista económico, y al margen de los pingües beneficios de la venta de inmundos libros de texto escolares con sus anexas lecturas obligatorias infestadas de ideología y propaganda globalista, mejor cambiar de trabajo.
Una librería es un pequeño mundo. Un lugar de civilización, un portal mágico. Detrás de todas ellas están las personas, las historias, las estanterías, los postigos, los malentendidos, las cuentas abiertas con distribuciones, las  devoluciones, los palés,  los alquileres, los muros de propiedad. Nada que ver con el infecto mundo digital o la infantil esclavitud del metaverso


 Si algo he  aprendido con el paso de los años es que es el pasado el que prescribe nuestras iniciativas y nuestros fines presentes, que la edad adulta , si acaso, sólo sirve para remediar las carencias y las pérdidas de la infancia, que tenemos todas las edades en un momento dado


Pero mejor escuchar lo que los libreros de Hannover dicen de sí mismos: 
Somos pequeños, grandes, genios universales o muy especiales. Hablamos bávaro, suabo, sajón, bajo alemán y estos son solo algunos ejemplos. Nos encanta leer y nos encanta que la gente se interese por la lectura. Tenemos bestsellers, jóvenes talentos, clásicos, y escritores que lo están pasando mal en nuestras estanterías. Nos encanta el papel y al mismo tiempo sabemos cómo funciona la lectura digital. Dondequiera que estemos: Somos populares como vecinos, porque a veces aceptamos guardar un paquete de alguien para que otro alguien venga a recogerlo. Conocemos los gustos de nuestros clientes y ayudamos con recomendaciones personales porque amamos los libros. Damos consejos de regalo y empacamos con amor y a mano. Tenemos un surtido enorme para llevar y lo que falta lo entregamos en un día. Ganamos nuestro dinero con los libros y queremos que los editores y los autores también se ganen bien la vida. Somos la diversidad que conforma el medio del libro. Somos el comercio del libro.

Let's be careful out there 

domingo, 16 de julio de 2023

En Hamburgo con Friedrich

El pintor no solo debe pintar lo que ve frente a él, sino también lo que ve dentro de sí mismo.
Entonces, si no ve nada en sí mismo, también se abstiene de pintar
lo que ve frente a él. 
Caspar David Friedrich, inscripción en su lápida

Dada la actualidad de Caspar David Friedrich, puede sorprender que fueran necesarias dos fases de "redescubrimiento" del artista, que había caído en el olvido tras su muerte en 1840 a pesar de algunos obituarios aislados. Basándose en las investigaciones del noruego Andreas Aubert, que en un principio se habían dirigido a su compatriota Johan Christian Clausen Dahl, amigo y compañero de piso de Friedrich, la pintura de éste fue honrada con un número elevado de cuadros en la llamada Exposición del Siglo de 1906, que volvió a medir el arte alemán del siglo XIX. Y en 1974, en el bicentenario del nacimiento de Friedrich, el artista quedó finalmente anclado en la conciencia pública gracias a una gran cantidad de eventos y publicaciones. También en este caso, una importante publicación proporcionó el impulso: el catálogo razonado de las pinturas y dibujos pictóricos de Friedrich, compilado principalmente por Helmut Börsch-Supan a partir de las investigaciones de Karl-Wilhelm Jähnig. Todas las investigaciones realizadas hasta la fecha se basan en esta obra fundamental y, sin embargo, suscitó un debate inmediato. Börsch-Supan había elaborado una especie de registro de significados para los cuadros de Friedrich, que atribuía significados fijos a los objetos pictóricos casi exclusivamente de carácter religioso. Ante esto se produjeron dos reacciones metodológicamente muy diferentes: Por un lado, Werner Hofmann propagó el primer Friedrich romántico en una exposición sobre Caspar David Friedrich que tuvo un éxito inmenso en la Kunsthalle de Hamburgo en 1974, basándose en los escritos literario-teóricos de Friedrich Schlegel, Novalis y Ludwig Tieck en particular, y reivindicó así una tendencia a la apertura al significado para el arte de Friedrich. Más tarde, Hofmann acuñó para ello el término "polivalencia de sentido". Según esta convicción, los cuadros de Friedrich abren campos de sentido que invitan a los receptores a ocuparlos de forma significativa. Por otro lado, como no podía ser de otro modo después de 1968, una joven generación de académicos de la Alemania Occidental de izquierdas introdujo con aplomo a Friedrich en el campo político, basándose en la simpatía de Friedrich, por las guerras de liberación. Todo lo que Börsch-Supan había interpretado en términos religiosos se entendía ahora en términos políticos. Los objetos pictóricos, evaluados como signos, permitían aparentemente ambas cosas en igual medida, aunque se afirmara con total exclusividad en cada caso. La convicción de un  Friedrich ante todo político fue respaldada por la investigación de la RDA, primero en 1974 en la exposición de Dresde que competía con la de Hamburgo, y después de forma más contundente y unilateral en una conferencia sobre Caspar David Friedrich en Greifswald publicada en 1976. A la vista de los melancólicos cuadros de Friedrich, completamente desprovistos de acción, a la vista de su anhelante celebración de la naturaleza, resulta difícil imaginar al artista como un activo luchador por la libertad, fortificado por el patetismo de las publicaciones propagandísticas del régimen comunista. Pero la ortodoxia religiosa también le parece ajena, al igual que, por último, una apertura total al significado que se alimenta casi arbitrariamente de los primeros decorados literarios románticos. Las disputas entre las tres posturas han ido y venido durante mucho tiempo. Debería haber sido indiscutible que tras el fracaso de la Revolución Francesa, a la que reaccionaban los primeros edificios de pensamiento románticos, las definiciones definitivas del significado en sentido literal se habían vuelto cuestionables. También podría haber quedado claro que la idea de la libertad en la obra de Friedrich estaba fundamentalmente determinada por la religión y que la postura del artista, no pocas veces resignada, se sustentaba en la convicción de que las condiciones políticas de la época de las guerras napoleónicas y la era de Metternich no permitían realmente albergar esperanzas de un futuro brillante. Pero, ¿cómo podía experimentarse y verificarse, a partir de las imágenes, la forma especial de generación de sentido de la pintura de Friedrich? Probablemente sólo a través de un análisis estructural que se tomara en serio la estructura de las imágenes, que, por decirlo en pocas palabras, considerara la relación entre forma y contenido y al mismo tiempo tuviera en cuenta su condicionalidad histórica. 
Cuatro grandes obras han intentado sentar aquí las bases. Del año 2000 data el relato de Werner Hofmann, que llevó más lejos su idea de la polivalencia de los cuadros de Friedrich y vio en ellos figuras extremas de forma que contienen significado. El intento de Wernet Busch  basado en gran medida en la influencia de Friedrich Schleiermacher, publicado en 2003  hacía hincapié en el significado más profundo de las matemáticas o la geometría románticas, cuyas figuras Friedrich utilizaba regularmente como base para sus cuadros, y seguía el desarrollo paso a paso del cuadro desde el dibujo hasta el collage de motivos y el cuadro acabado.
Le siguió en 2004 la presentación de Hilmar Frank, que se basó principalmente en el concepto de "rêverie" propugnado por Christian August Semler para caracterizar la contemplación ensoñadora de las figuras pictóricas de Friedrich, el estado semiconsciente de la percepción. Frank también hizo hincapié, en la tradición de Leibniz, en las perspectivas subjetivamente diferentes de la percepción y, por último, en la dimensión de lo metafórico frente a la concepción tradicional de la alegoría y el símbolo. Las reflexiones de estos tres libros se plasmaron en el catálogo de la exposición Caspar David Friedrich en Essen y Hamburgo en 2006. A cierta distancia en el tiempo de ésta, Johannes Grave volvió a ofrecer en 2012 una presentación de conjunto que consigue, entre otras cosas, precisar la idea de la religiosidad de Friedrich, especialmente en lo que se refiere a la teología luterana de la cruz; al fin y al cabo, la cruz representa el único signo real en la obra de Friedrich. Grave también se preocupa por rechazar la idea, muy extendida en la investigación, de que las obras de Friedrich pueden subsumirse en el concepto de lo sublime.No obstante, los cuatro libros, por mucho que se esfuercen en diferenciarse, han tenido que soportar críticas drásticas de los representantes de una concepción fija del signo. Aquí no parece vislumbrarse ningún acuerdo. Helmut Börsch-Supan volvió a subir al ring en 2008 con un libro de Friedrich subtitulado "Gefühl als Gesetz" (El sentimiento como ley). Parece un poco desafortunado en el sentido de que, aunque la formulación proceda del propio Friedrich, el concepto de ley en combinación con el concepto de sentimiento a principios del siglo XIX remite al modelo genético-morfológico defendido por Johann Wolfgang von Goethe y Carl Gustav Carus, según el cual el artista, basándose en su especial poder de sentir, que sin embargo debe estar científicamente fundamentado, es capaz de reconocer la licitud de toda educación y ponerla de manifiesto. Y esto es precisamente de lo que Friedrich no se ocupa, por lo que la combinación de Schleiermacher de los términos "Anschauung y Gefühl" habría sido más apropiada. Börsch-Supan se refiere al artista individual que se da a sí mismo una ley necesariamente subjetiva. Esto le lleva a escribir un psicograma sobre Friedrich, que una vez más se basa únicamente en la visión subjetiva del autor. Sin embargo, el mérito particular de este libro reside en el desciframiento de toda una serie de nombres de artistas, cuyos portadores Friedrich describió alusivamente sin nombrarlos en su tardío "Äußerungen bei Betrachtung einer Sammlung von Gemählden von größtentheils noch lebenden und kürzlich verstorbenen Künstlern",(Expresiones al contemplar una colección de cuadros de artistas en su mayoría aún vivos y recientemente fallecidos"), formulado hacia 1830. Este escrito representa algo así como un resumen vitalicio de su pensamiento sobre el arte.

 Todo dicho, nada explicado. ¿Qué puede quedar definido en el crepúsculo, en la neblina, entre el día y la noche? Estas cuestiones vienen a tu cabeza de forma automática cuando te paras ante cualquier cuadro de Caspar David Friedrich. Por mucho que hayas leído sobre él todo se vuelve silencioso y no comprendes qué es, qué lo hace tan cautivador, pero no dejas de  experimentar el aguijón de lo extraordinario clavándose en tu sensibilidad y sientes como corre el  "veneno dulce" de la fascinación en una satisfecha falta de necesidad de palabras y explicaciones.
Caspar David Friedrich era un "viajero lento". Cuando el célebre pintor viajaba, lo hacía tranquilamente a pie, siempre con el mismo abrigo gris de viaje y con frecuentes paradas para dibujar. Los paseos en carruajes eran demasiado rápidos para él, no quería dejar pasar las impresiones fugazmente, sino absorberlas de manera duradera. 
Caminante sobre el mar de niebla", Mujer en la ventana", Mar de hielo", "Paseo en el crepúsculo", Monje junto al mar", "Dos hombres contemplando la luna", "Pareja contemplando el atardecer" : nunca una aventura, nunca una historia concreta que nos sirva de referente, ninguna emoción. En los cuadros de Friedrich no pasa nada. No hay apariencia ni movimiento alguno. Y probablemente ninguna otra obra ha hablado con tanta pasión sobre la pura mirada, sobre el mirar, pues todo cobra sentido cuando te detienes.
 En el medio del inmenso fuego cruzado de inútiles imágenes al que nos vemos expuestos todos los días ,Friedrich es una impertinencia casi desconcertante. ¿Podemos permitírnos seguir adocenados?:  simplemente detente, párate como el monje perdido junto al mar y reacciona.


Caspar Friedrich siempre ha sido etiquetado como un cantor melancólico de la época romántica. Pero hay algo más en él que el puro tópico romántico,  está ese sutil equilibrio de valentía que convierte incluso la más hermosa puesta de sol sobre el mar en una alegoría de la decadencia imparable. Como si la magia silenciosa sólo estuviera ahí para hacer un poco más llevadera la impertinencia, esa vida es naturalmente "una hacia la muerte". 
En el "Berliner Abendblatt" Kleist expresó francamente su piedad por el monje junto al mar: Nada puede ser más triste e incómodo. que esta posición en el mundo: la única chispa de vida en el vasto reino de la muerte, el centro solitario en el círculo solitario". De hecho, es extraño que el inteligente espectador de la imagen no haya visto todo: las crestas blancas, el mar negro, las nubes que se elevan como sombras y, sobre ellas, el cielo azul, la luz de la mañana. Y el pequeño humano que respira hondo. Porque se le promete un día brillante. ¿Quién dudaría de ese crepúsculo  rosa?

Desde el principio unánimemente, los artistas celebraron el "Monje junto al mar" como un ícono del pesimismo. Ante las montañas heladas el hombre está perdido, dijo Werner Hofmann.
 El historiador del arte fue una vez el director de la Hamburger Kunsthalle, donde también se conserva El mar de hielo, la no menos célebre metáfora del abandono inalterable.

Durante décadas se ha sabido que la imagen, que se llamó "Esperanza fallida durante mucho tiempo", tenía un título incorrecto y, sin embargo, el casco aplastado por las masas de hielo todavía se considera un monumento a la futilidad humana.
Pareciera que el Monje  frente a la visión del destino de Hamburgo adivinara la deriva alemana sobre los témpanos  razonablemente seguros hacia los restos del naufragio cubiertos de hielo. ¿Y luego? Entonces un barco se hundiría ante él y un nuevo día se levantaría sobre su pecio figurado. Porque el pronóstico del día que se ha hecho visible en el caso del monje junto al mar,  en el mar de hielo se cierne  como un evento de Pentecostés.


¿Es realmente cierto que el hielo eterno significa la eternidad de Dios, pero el barco aplastado significa la transitoriedad del hombre? ¿Qué pasaría si ahora fuera diferente, si no hubiera una tragedia ocurriendo en el paisaje polar helado, como antes del "monje junto al mar", si la oscuridad y la luz se encontraran en el más delicado equilibrio y el verdadero mensaje fuera el mirada desapasionada al poder libre del  desmayo? Entonces el barco volcado no sería una tumba más, sino una metáfora pegadiza de la deriva de la vida tal como es, un ciclo de altibajos, tarde y mañana, nacimiento y muerte.

Y de eso tratan los cuadros del genio de Greifswalde, de quedarse mudos, de dejar que las cosas sucedan, del mutismo que acompaña a estar implicado sin luchar. Y ninguno de estos pequeños protagonistas, en su mayoría observados de lejos, hace nada, ninguno de ellos demuestra que haya hecho suyo el énfasis en la ilustración y que se libraría de la inmadurez autoinfligida con grandes gestos.

Estas imágenes no tratan sobre la frustración y la desilusión ni sobre la modestia humilde y piadosa. Su motivo es la razón superior, que deja que las cosas sean como son, el ocaso y el amanecer, devenir y perecer, ese misterioso equilibrio. Llamémosle conductividad existencial, eso tampoco explica nada.
¿Cómo apuntaban al futuro los inquietantes y atmosféricos paisajes de Friedrich? En el centro de su obra está siempre la interacción entre el ser humano y la naturaleza. Por muy prístino que parezca el mundo natural en muchas de sus imágenes, es inconcebible sin sus habitantes humanos. Friedrich retrata a menudo a sus figuras de espaldas mientras contemplan el paisaje. Pero incluso las imágenes de extensiones de tierra desiertas infieren un punto de vista humano. Hoy, en medio de la farsa del cambio climático con la que nos asfixian a todas horas, esta relación entre el ser humano y la naturaleza es más actual que nunca.
En el año 2024  con motivo del 250 aniversario de Caspar David Friedrich, tendrán lugar en Berlín, Hamburgo y Dresde,  una serie de exposiciones temáticamente independientes en las que se podrá ver la totalidad de su obra. Habrá que pedir salud y conservar el entusiasmo.

Let's be careful out there 



viernes, 14 de julio de 2023

Lágrimas de tinta

 Escribir  es un ocio laborioso
Goethe 


Adentrarse en el maravilloso mundo pelikan en la tintenturm "torre de tinta", la antigua sede central de la propiedad pelikan es una experiencia fascinante en la que tienes la total seguridad de que no hay chinos escondidos por ningún lugar. La histórica sala palaciega ofrece un amplio espacio para exposiciones temporales, lecturas y eventos. Los recuerdos de los primeros años de la empresa se conservan en el Museo Pelikan, y en la Tienda se pueden adquirir nuevos productos creativos, y clásicos legendarios de la pluma, estos últimos a precios prohibitivos. 
En la TintenTurm se respira pasión por el detalle. Los artesanos de la firma Pelikan miran hacia el futuro  persiguiendo la interacción y la creación de una forma muy intensa. Su visión de lo "lejano" se centra en lo "cercano" explorando constantemente lo nuevo, lo bello y lo positivo. 
Pelikan es sinónimo de precisión, de extraordinaria riqueza en los detalles y de la creación de piezas exclusivas y únicas. Esta pasión se refleja especialmente en todo lo relacionado con las plumas de edición limitada: los conceptos de diseño se transforman aquí en estilográficas con amor por el detalle como la serie " las Siete Maravillas del Mundo", entre la que destaca la "Toledo Black ", pluma estilográfica con mecanismo de llenado de émbolo, Plumín de oro bicolor 18K/750 con adornos de rodio, detalles chapados en oro de 24K, carcasa de resina de alta calidad cortada con diamantes, y depósito de plata de ley 925 dorado y grabado a mano. Ahí es nada.
Esta obra de arte es tan codiciada que ha seguido difundiendo su magia durante décadas casi sin cambios. En la actualidad, el cañón decorativo se fabrica a partir de una única pieza de plata de ley 925. Una vez que el barril ha recibido múltiples tratamientos especiales, el motivo se aplica mediante una capa de oro. En el siguiente paso, el motivo se graba a mano, con el detalle de filigrana que le da vida propia.


El arte de los motivos de Damasco tiene miles de años de antigüedad. Consiste en un elaborado método de ornamentación del acero o el hierro mediante la impresión de una fina película de oro sobre la superficie. Esta sofisticada tecnología fue traída a España por los colonos árabes, donde se perfeccionó durante siglos, especialmente en la ciudad de Toledo.
Pelikan comenzó a hacer honor a esta técnica de estampado de Damasco para su modelo "Toledo" ya en 1931.  Cada artículo de escritura Toledo es una pieza única fabricada en Alemania. Debido a la ardua labor artesanal que se requiere, sólo se puede fabricar un máximo de 50 plumas al mes. Cada una de ellas es una gran obra maestra en sí misma, y un pequeño pedazo de historia.
Por suerte para los mortales, también está la serie Classic 200 que dispone de dos sistemas de llenado: El mecanismo de llenado por pistón y, como alternativa a éste, el sistema de llenado por cartucho. El mecanismo de émbolo clásico te permite llenar la pluma directamente desde un frasco de tinta y puede considerarse el mecanismo de pluma estilográfica típico de Pelikan para instrumentos de escritura de alta calidad: una puta maravilla. Con ella en la mano dispones de un arma de defensa personal aunque por muchas miles de horas que te pases caligrafiando no puedas escribir nunca como Vargas Llosa .

Let's be careful out there 

martes, 11 de julio de 2023

American Psycho

All hope ye who enter here is scrawled in blood red lettering on the side of the Chemical Bank near the corner of Eleventh and First and is in print large enough to be seen from the backseat of the cab as it lurches forward in the traffic leaving Wall Street and just as Timothy Price notices the words a bus pulls up, the advertisement for Les Misérables on its side blocking his view, but Price who is with Pierce & Pierce and twenty-six doesn’t seem to care because he tells the driver he will give him five dollars to turn up the radio, “Be My Baby” on WYNN, and the driver, black, not American, does so. “I’m resourceful,” Price is saying. “I’m creative, I’m young, unscrupulous, highly motivated, highly skilled. In essence what I’m saying is that society cannot afford to lose me. I’m an asset.”

All hope ye who enter here está garabateado en letras rojo sangre en el lateral del Chemical Bank, cerca de la esquina de la Undécima con la Primera, y está impreso en letra lo bastante grande como para que se vea desde el asiento trasero del taxi mientras avanza a trompicones en el tráfico que sale de Wall Street, y justo cuando Timothy Price se da cuenta de las palabras se detiene un autobús, pero a Price, que trabaja en Pierce & Pierce y tiene veintiséis años, no parece importarle porque le dice al conductor que le dará cinco dólares para que suba el volumen de la radio, "Be My Baby" en WYNN, y el conductor, negro, no americano, así lo hace. "Soy ingenioso", dice Price. "Soy creativo, joven, sin escrúpulos, muy motivado, muy hábil. En esencia, lo que digo es que la sociedad no puede permitirse perderme. Soy un activo".

En uno de los capítulos del penúltimo libro publicado por Bret Easton Ellis "White"" encabezado por el sugerente y significativo título de Secondself, nos dice el autor angelino: " Empecé a tomar notas para American Psycho la última semana de diciembre de 1986, y comencé a perfilar la novela a principios de la primavera de 1987 después de instalarme en Nueva York y disponerme a alquilar un piso en la calle Trece en un edificio célebre porque allí vivía Tom Cruise, pese a que el East Village se consideraba una zona semidesolada [... ] 
El título del primer capítulo, «Inocentes»,( en el original April Fools) insinúa que lo que uno está a punto de leer no es exactamente una narración de fiar, que quizá todo sea un sueño, la sensibilidad colectiva de la consumista cultura yupi vista a través de los ojos de un sociópata demente con una comprensión muy tenue de la realidad.
[...] Y quizá en eso se convirtiera el libro a medida que comencé a escribirlo en 1987, porque yo también estaba viviendo en una especie de mundo onírico, el surrealismo que estaba experimentando personalmente volvía a transformarse en el dominio ficticio de Patrick Bateman. No hablé de esto durante la controversia que causó la novela en 1991 ni tampoco después; solo en los últimos años, a partir de la gira internacional que acepté de mala gana en 2010, he admitido que en muchos sentidos Patrick Bateman era yo, al menos mientras estuve trabajando en el libro.[...]
El 15 de julio de 1987, Ellis escribió una nota a su agente literario en la que describía su nuevo proyecto: La nueva novela se titula "American Psycho" y sigue en el transcurso de un año a su narrador, Patrick Bateman, un banquero de inversiones de veintiséis años que lleva la quintaesencia de la existencia yuppie de Manhattan, frecuentando clubes nocturnos, gimnasios, restaurantes, bares. A primera vista, Patrick Bateman (guapo, exitoso, acomodado) parece bastante normal, incluso aburrido. Pero... empieza a matar gente."
Un relato tan anodino no deja entrever la violencia gráfica del libro ni su ambiciosa crítica social, pero no impidió que la enorme calidad de lo primero, y la naturaleza escurridiza de lo segundo, desempeñaran un papel central en la controversia que se desató cuando se filtraron a la prensa secciones del libro y se publicaron en Spy y en la revista Time. 
El libro, por el que el editor de Ellis, Simon & Schuster, había pagado un anticipo de seis cifras, se encontraba en las fases finales de producción: además del anticipo, la editorial había invertido una importante cantidad de dinero y trabajo en forma de tarea editorial, corrección de pruebas, diseño del texto, publicidad, composición tipográfica e impresión. En vista de la creciente controversia y temiendo una publicidad negativa, Simon & Schuster canceló la publicación por incumplimiento de contrato, renunciando al anticipo ya pagado a Ellis y perdiendo el trabajo editorial, de marketing y de producción ya invertido en el libro. Pero no olvidemos que estamos en América y en menos de 48 horas, otra editorial, Knopf (filial de Random House), apostando acertadamente a que la controversia aumentaría las ventas, compró el manuscrito y lo publicó rápidamente en marzo de 1991.
El tono de la novela, lo esencial en ella se establece desde el principio,  cuando el protagonista, Patrick Bateman, y su compañero de trabajo, Timothy Price, toman un taxi para ir a casa de la prometida de Bateman. Price alardea narcisistamente de lo que él cree que son sus virtudes: "Soy ingenioso... . Soy creativo, joven, sin escrúpulos, muy motivado, muy hábil. En esencia, lo que digo es que la sociedad no puede permitirse perderme. Soy un activo". Esta afirmación redefine el sueño americano, distorsionado por el capitalism9o consumista individualista. 
La novela relata las andanzas de un niño bonito, Patrick Bateman, joven, elegante, riquísimo, vagamente culto, seductor... en resumen, esa especie de ideal del capitalismo yanqui que trabaja para Price & Price en Wall Street. No es de extrañar que a los admiradores del sistema no les gustara el libro. El personaje, además de ser misógino, racista, homófobo, egocéntrico, etcétera, etcétera, tenía la fea costumbre —entre la escucha de un disco de Genesis, el visionado de un reality show y las sesiones de gimnasio— de arrancar pezones a bocados y comérselos, trocear cuerpos, recortar labios con cortaúñas y hacer otras cosas igual de agradables aprovechando la impunidad que le otorgaba su estatus (era la última persona de la que se habría sospechado). Sus víctimas preferidas eran mujeres jóvenes, pero no tenía manías: si el riesgo no era excesivo, no dudaba en asesinar a compañeros de trabajo o torturar a mendigos cuando no estaba apuñalando a jovencitos.
 Como el perfecto neurótico que es, el héroe de Bret Easton Ellis se pasa la vida haciendo ávidas listas de la ropa que usa la gente de su entorno. La novela también dedica largos pasajes a describir los cuidados que prodiga diariamente a su rostro, los tejidos de sus trajes a la última moda, sus sesiones de rayos UVA, la minuciosa confección de sus tarjetas de visita, su búsqueda de los aparatos tecnológicos más recientes y caros o el menú de sus comidas en los restaurantes más chic: «pizza de pargo rojo», «bollos de avena y salvado», «pastel de pez espada con mostaza de kiwi»... La crítica al microcosmos de los amos de las finanzas mundiales es evidente y corrosiva, nos empuja a reflexionar sobre la relatividad del crimen y, por supuesto, nos hace recordar las palabras de Bertolt Brecht: «¿Qué es robar un banco, comparado con fundarlo?» 
No obstante, quedaba pendiente la cuestión de si Bateman cometía esos espantosos crímenes realmente o si debían interpretarse como fantasías. En ambos casos, el sentido era el mismo pero, evidentemente, para las víctimas ficticias el matiz debía de tener cierta importancia... Hay quien sostiene que todo sucede en la imaginación de Bateman y quien opina que es un verdadero asesino en serie. En lo que a mí repecta, coincido con los que piensan que la importancia del libro reside precisamente en plantear esa cuestión.
Lo primero que hay que recordar sobre American Psycho, a pesar de que los novelistas a menudo tienden a dejar que el subconsciente haga el trabajo pesado, es que se trata de una obra de ficción.  Esto significa que todo en la novela está completamente construido, basado en la cultura que rodea la época en la que se escribió el libro. Esta obviedad vale la pena repetirla, ya que mucha gente todavía insiste infantilmente en confundir a los protagonistas con sus autores. Lo segundo es que la novela siempre tiene tanto que ver con el lector como con el escritor. Como lectores, filtramos las novelas a través de la lente de nuestro propio bagaje cultural y respondemos psicológicamente a ellas en consecuencia. Las mejores evocan algo fuerte tanto en nosotros mismos como en el mundo que nos rodea. Por tanto, no puede haber un análisis "objetivo" de la novela. Una vez más, esto es algo obvio, pero también merece ser reiterado, ya que muchas de las críticas a American Psycho provienen de una visión inmadura, o incluso de una completa incomprensión, de lo que realmente es una novela.
Al mezclar las actividades cotidianas mundanas de Bateman con sus brutales homicidios, American Psycho cierra incómodamente la brecha entre los aspectos culturales psicóticos de los EE.UU.: su fijación por la riqueza, la obsesión por las armas, el militarismo en el extranjero, el creciente fetichismo militar en casa, y el de las preocupaciones mórbidas y depresivas del asesino en serie. La metáfora es la de una cultura que sucumbe a un consumismo materialista que destruye la sociedad al erradicar sus valores humanos en favor de una obsesión por la imagen. La narración de Bateman está repleta de descripciones alargadas y en forma de lista de sus posesiones, su ropa y su aspecto personal. Sus obsesivos rituales de acicalamiento y la búsqueda de una fachada inmaculada le obligan a pasar innumerables horas cuidando hasta el último detalle y mejorando su físico con ejercicio constante. Esta concentración en su riqueza material trasciende lo meramente psicótico. El humor más negro surge en este tipo de escenas; el episodio de la tarjeta en relieve (en el que la nueva tarjeta de visita de Bateman es literalmente superada por la de un colega) es una de las mejores representaciones de una rivalidad personal trivial y ridícula que jamás se haya plasmado en una página. Es casi imposible separar American Psycho de las reacciones que suscita, y examinar esas objeciones es instructivo para discernir la naturaleza subversiva de la novela. La manipulación del lector es una de las características más llamativas del libro. Al presentarnos a un protagonista elitista, de estrella de cine (riqueza heredada, educación de élite, cuerpo de gimnasio, ropa cara, competencia en el mundo financiero), Bret Easton Ellis rechaza las normas de la vida real al dar glamour al personaje de Bateman. Es un perfil a años luz de la realidad habitual del asesino en serie como perdedor huraño e inadecuado. Pero al mismo tiempo que relaciona a su protagonista con el lector, el autor lo retrata irónicamente como un loco homicida. Bateman probablemente sería considerado como un modelo arquetípico del éxito americano, si no fuera por el hecho de ser un psicópata asesino. Por lo tanto, el libro compara directamente las tendencias de ansia de poder y avaricia de "una élite estadounidense irascible y consentida" con una disfunción mental. Este es, a mi modo de ver,  el objetivo de la violencia del libro; esas escenas están estudiadamente elaboradas y colocadas con ese objetivo preciso y específico. No se trata de las proyecciones desviadas de un escritor retorcido, diseñadas para alimentar las fantasías misóginas de un contingente de lectores masculinos disfuncionales. Ganarse la vida" en Wall Street puede ser una frase inofensiva, pero sólo tiene fuerza por la cultura en la que se desarrolla. La violencia del protagonista principal y la de la cultura capitalista quedan ilustradas por Bateman cuando responde "asesinatos y ejecuciones" a la pregunta de a qué se dedica, y su respuesta se oye como "fusiones y adquisiciones".
  El impacto de American Psycho ha sido inmenso, y está crónicamente infravalorado. Patrick Bateman, como Tyler Durden en El club de la lucha, anunció la llegada masiva de la época del antihéroe. Bateman es la versión más pura de los Gordon Gekko, los Wolfs de Wall Street y la plétora de pantomimas cinematográficas de la villanía capitalista corporativa. El tiempo ha sido benévolo con una novela que ofrece un mensaje sombrío pero esencial. Las críticas negativas que recibió el libro suenan ahora un poco como el lloriqueo de unos pacatos niños asustados. El hecho de que procedieran de personas inteligentes, incapaces de superar su propia conmoción e incomodidad para averiguar la verdadera naturaleza de la novela resulta cómico. Esta espectacular equivocación es un testimonio del poder del libro. Pero en un sentido más profundo, el pánico moral en torno a la publicación de la novela representó una cortina de humo, nada menos que la negativa a asumir el hecho de que American Psycho, como El club de la lucha, es esencialmente una obra sobre el "declive del imperio. Existe una enorme desconexión entre la imagen que el gigante americano tiene de sí mismo y cómo se le percibe a menudo en el extranjero: una nación confusa e hipócrita, con demasiada frecuencia opresora imperialista de la voluntad democrática.
Y, sin embargo, la histeria y la vehemencia que caracterizaron la recepción de esa novela, dieron paso a evaluaciones y análisis más sobrios. Aunque algunos de estos trabajos (los de Tighe, Tanner) mantuvieron el tenor de censura que caracterizó la controversia, para otros estudiosos la novela y el debate que suscitó fueron una oportunidad para examinar la naturaleza de la censura (Abel, Violent Affect) y su forma de manifestarse.  (Hutchings, Eberly, Kauffman). Parte de este trabajo consistió en situar American Psycho dentro de las tendencias culturales y literarias más amplias de la década de 1980. Para Freccero y Gomel (Bloodscripts), éstas incluían la fascinación por los asesinos en serie que se reflejaba en la cobertura sensacionalista de los asesinos en masa Jeffrey Dahmer y Ted Bundy y en la popularidad de películas como El silencio de los corderos. Para Annesley (Blank Fictions), Messier y Baelo-Allué ("Asesinato en serie"), el hecho de que la novela alineara el asesinato en masa con el consumo en serie servía como denuncia de los excesos del capitalismo en la América de Reagan. Otros críticos (Helyer, Story, Schoene) interpretan American Psycho como una novela fundamentalmente posmoderna en la que se parodian las tradiciones literarias y las formaciones de sujetos existentes. 
La novela de Ellis ha sido comparada con la obra del Marqués de Sade y Leopold von Sacher-Masoch (Mandel), Emile Zola (Schneider) y el poeta y novelista escocés James Hogg (Cojocaru). Violence, Ethics, and the Rhetoric of Decorum in American Psycho", de Michael Clark, revisa la tendencia a condenar la novela de Ellis examinando cómo se elude y se suscita la censura en el texto. Con "The Soul of this Man is his Clothes" (El alma de este hombre es su ropa), Elana Gomel contrarresta la dependencia de American Psycho de la narrativa del asesino en serie y la novela policíaca identificando a Patrick Bateman como una versión de la figura finisecular del dandi. Para Alex Blazer, en "American Psycho, Hamlet y la psicosis existencial", el mito de Edipo, el Hamlet de Shakespeare y la propia obra de Ellis se unen al contexto literario en el que se inscribe la novela. Para exponer sus argumentos, los capítulos recurren a marcos interpretativos muy diferentes. Clark sitúa la novela dentro de una tradición de decoro, rastreando el concepto desde la Antigüedad, pasando por las teorías renacentistas y neoclásicas de la poesía y la poética, hasta los trabajos contemporáneos sobre la relación del arte con sus lectores y con el mundo. Blazer trabaja con las teorías de Freud y Lacan sobre la formación psíquica, el complejo de Edipo y la función del lenguaje y del derecho. Para Gomel, que abarca desde la teoría narrativa y de género hasta la obra contemporánea sobre la moda, los interlocutores improbables de American Psycho son La vuelta de tuerca de Henry James y El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.
Retomemos, no obstante  las palabras del propio autor para aclarar toda esta enorme cantidad de disparidades: [...] Podría ser que mi vida se calmara y adoptara un ritmo más tranquilo después de la estresante excitación de aquel año inicial de 1987, o quizá sencillamente el Klonopin que me había prescrito un aburrido psiquiatra del Upper East Side funcionase. Posiblemente habitar a Patrick Bateman me había clarificado las cosas; conforme la novela fue haciéndose más oscura, tras el Lunes Negro, empecé a sentirme aliviado. Así como habían existido dos Bret, existían dos Patrick Bateman: estaba el chico guapo y socialmente torpe cuyo nombre nadie recordaba porque se parecía a todo el mundo —se había adaptado como el resto— y estaba el Bateman nocturno que rondaba por las calles en busca de presas, reafirmando su monstruosidad, su individualidad. A finales de la década de los ochenta lo consideraba una respuesta adecuada a una sociedad obsesionada con la superficie de las cosas e inclinada a obviar todo aquello que insinuara la oscuridad que acechaba por debajo. La novela parecía un resumen certero de la era Reagan, aludía indirectamente al escándalo Irán-Contra en el último capítulo, y la violencia que se desataba en su interior conectaba con mi frustración y al menos, en aquella época superficial, apuntaba a algo real y tangible. Porque la sangre y las vísceras eran reales, la muerte era real, la violación y el asesinato eran reales… aunque en el mundo de American Psycho quizá no fueran más reales que la falsedad de la sociedad que describía. He aquí la sombría tesis del libro.[...]

 Por otro lado, en el año 2000 , Mary Harron en su adaptación cinematográfica, tomó partido por las alucinaciones. La mediocre película recoge la sátira social y la crítica a la era Reagan, pero no la violencia del libro, velada por las elipsis y se queda en un reiterado ejercicio de indefinición donde cuesta encontrar algo de la potencia y la ambición de la obra original. Queda la novela, implacable y magnífica. 
American Psycho es una de las mejores novelas de nuestro tiempo porque  se centra en el hastío del privilegio extremo, en la bancarrota moral  de un personaje abocado hacia el ansia autodestructiva. American Psycho es un espejo hiperrealista y satírico que nos mira a la cara, y el incómodo choque que produce es ese reflejo retorcido de nosotros mismos y del mundo en que vivimos. No es la novela de "afirmación de la vida"  que destinada a ocupar el lugar más vistoso de novedades; no ofrece soluciones fáciles a los habitantes de los suburbios, no les da la reconfortante seguridad de que el superhombre imperfecto pero fundamentalmente decente, está a su disposición para rescatarles de los malos. No hay ninguna sugerencia de que el amor o la fe te  puedan salvar el día. Todo lo que queda es la impresión de que hemos creado un mundo carente de compasión y empatía, un caldo de cultivo fértil para que los monstruos prosperen y se multipliquen, mientras se esconden a plena vista. Pero aunque la novela no ofrece tal escondite al lector, nos proporciona el más impenetrable de los escudos: el humor negro y la ironía. Más que cualquier otra cosa, American Psycho es una comedia negra, una sátira de nuestra dislocada cultura del exceso.

Let's be careful out there 

sábado, 8 de julio de 2023

Paz en Thomaskirche

Cuando escuchaba La Pasión según San Mateo, de Bach, el sombrío y poderoso fulgor del dolor que irradiaba aquel mundo misterioso me inundaba con estremecimientos místicos. Aún hoy esta música y el Actus Tragicus [también de Bach] son para mí la quintaesencia de la poesía y la expresión artística.
Herman Hesse

La ciudad de Leipzig respira Bach, celebra a Bach. Leipzig no fue el único lugar de actividad de Johann Sebastian Bach, pero probablemente fue el más importante. Aquí pasó los últimos 27 años de su vida como Thomaskantor, entre  cuyas funciones se  incluían proveer de música a las cuatro principales iglesias de la ciudad. Las grandes Pasiones de Bach y muchas de sus obras instrumentales también se escribieron en Leipzig.






viernes, 7 de julio de 2023

Madrugada de viernes


Me he convencido de que, del mismo modo que en el soneto, el cuento empieza por el fin. Nada en el mundo parecería más fácil que hallar la frase final para una historia que, precisamente, acaba de concluir. Nada, sin embargo, es más dificil.” 
Horacio Quiroga.

Una de las características genéricas del cuento es que puede prescindir del personaje en el sentido novelístico de la palabra. La gran mayoría de los mejores  cuentos que se han escrito basan su eficacia en la anécdota. No sabemos quién es Roderick Usher ni cuál era el carácter de Madeleine, ignoramos todo del señor Valdemar, salvo que agoniza y que ha sido hipnotizado, y tampoco nos importa saberlo: algo está sucediendo y algo va a suceder, eso es un cuento. Los mejores cuentos de Horacio Quiroga, de Cortázar o de Borges, podrían reemplazar el nombre de sus personajes por iniciales o símbolos matemáticos. Hay que ser Chéjov o hay que ser Maupassant, hay que ser Bret Harte o Melville o Gógol, para inventar historias indelebles vividas por personajes que no se borran de la memoria. Bartebly, el tahúr de Poker Flat, los dos viejos de Maupassant que bailan un minué en el Bois de Boulogne, el cochero de Chéjov tienen la misma consistencia que cualquier personaje novelístico de La Fiesta del Chivo o La Colmena. De entre los mejores, pocos como Horacio Quiroga han poseído esa rara virtud de cuentista mayor. El peón brasileño de “Un peón” o el inglés de “Los destiladores...” son tan recordables como cualquier personaje de cualquier gran novela. Su obra estuvo marcada por la poderosa influencia de Kipling, Conrad y, sobre todo, Edgar Allan Poe. En sus cuentos reina una atmósfera de alucinación, crimen, locura situada en la Naturaleza salvaje de la selva. Leer a Horacio Quiroga es como sumergirse en un océano alucinante del que cuesta mucho sobreponerse para volver a la superficie. Sus historias nunca acaban, aún después de leerlas siguen escarbando la mente como termitas en la madera.
Quiroga legó a los jóvenes escritores su famoso Decálogo del perfecto cuentista que resumía de manera perfecta su propio estilo: una prosa precisa, estilizada y contundente al mismo tiempo, que lo convirtió en maestro del relato breve. Horacio Quiroga ha dejado para la posteridad algunas de las piezas más terribles, brillantes y trascendentales de la literatura hispanoamericana del siglo XX. 
Incluso en un lugar como Hannover, tan ajeno y alejado del universo de Quiroga, hay verdades tan evidentes que basta pensarlas para perder las ganas de comunicárselas a nadie.
Amanezco escuchando a Bach. Antes, Jarret y a Schönberg. La música, casi cualquier música, si me gusta, es algo así como un país para mí, un lugar al que vuelvo sin darme cuenta o en el que me despierto de pronto. La palabra despertar, sin embargo, no es exacta. La música debe escucharse a solas. 
De todos modos, la verdad no está en las palabras que escribimos. La verdad está en la conducta que nos da (o nos quita) el derecho a escribir ciertas palabras una madrugada de viernes escuchando música.

keith Jarret, Württenberg Sonatas

Let's be careful out there 

miércoles, 5 de julio de 2023

My beloved twosome

Who is the third who walks always beside you?
When I count, there are only you and I together
But when I look ahead up the white road
There is always another one walking beside you
Gliding wrapt in a brown mantle,
 hooded
 I do not know whether a man or a woman—But who is that on the other side of you? T.S.Eliot,  The Wasted Land

Özkan Ayik es un creador de una sensibilidad inusual cuyas piezas rompen los límites del mundo conocido e intentan inaugurar una realidad inédita en cuyo borde precisamente se advierte que en el fondo, nada es más real que la nada.
En enero de 2013 el bailarín  y coreógrafo turco  presentó en el Junge Choreographen de la Noverre Society su primera coreografía , "down down", seguida del solo "dos o tres cosas" en 2014. Luego creó para el Staatsballett  de Hannover  "un tartamudeo " (2021) y jisoo (2022), y en la edición 2021 de Heute ist morgen, la coreografía Tag Zwei ( Day Two ) para el Bayerisches Staatsballett con la que la compañía muniquesa abrió la siguiente temporada en septiembre de 2022, debido al gran éxito de crítica y público obtenido por el jóven coreógrafo,  augurándole una carrera prometedora.  En esta Temporada 2022/23
presentó en el Ballhof ins de Hannover su ultima creación, una pieza para un  bailarín solo titulada  "My beloved twosome" con música Adrian Klumpes concretamente de su primer album en solitario titulado Be still, que se mete en tus oídos con una intuitiva sensación de calma semejante, salvando las distancias, al minimalismo de las primeras improvisaciones de keith Jarret. Pero,  no es música para relajarse; Be Still refleja una búsqueda de paz en un mundo fracturado. 

El leitmotiv de la pieza lo describe el propio Özkan Ayik en el cuaderno de mano de la representación en la pregunta: cuando decimos "yo", ¿qué significa para nosotros? ¿Nos vemos como parte del entorno, o como observadores? Quiero jugar con el espacio entre el mundo interior y el exterior, deambular entre el sueño y la realidad, pero no una realidad fija o  definida, declara el coreógrafo. La  única constante es la búsqueda, continúa diciendo Özkan Ayik: para mí era importante conocer mejor a mi colega y crear algo en mutuo  intercambio".

Pues bien, el resultado de esa búsqueda es simplemente deslumbrante tanto en el fondo como en la forma debido no solo al talento de Ayik sino sobre todo al enorme acierto en la elección de Raúl Ferreira como bailarín. El gallego construye sobre el escenario una aleación compacta con el piano minimalista de Klumpes, desarrollando una pieza emocional que combina movimientos simples pero completos exponiendo a lo largo de 7 minutos una obra maestra de disonancia y armonía que fluye y refluye como la sensación de respirar. Raúl crea una tranquilidad tensa en la búsqueda de su sombra desplegando en  las diagonales del escenario un abanico de emociones,  sentimientos de violencia, alivio, soledad, dolor, finalidad con una gramática danzística que reduce sus contenidos a sus expresiones elementales, suponiendo acciones implicadas antes y después de cada gesto, como un iceberg en el que 7/8 partes de su fortaleza están sustentadas debajo del agua. Como un lienzo de Rothko, "My  beloved twosome" es minimalista e introspectiva, pero rica e intensa; un torrente de color de una paleta de movimientos deliberadamente limitada.
  Por si fuera poco, además hay algo que resiste en la quietud, como un vacío pleno que afirma que  en esa búsqueda, en ese cruce de fronteras que implica toda migración al fondo de uno mismo, cuando el futuro parece negarse al yo, existe la posibilidad de anonadarse, de convertir toda pérdida en hallazgo y excavar" un nuevo pozo en cada tierra extranjera a golpe de la pala que nos labra».

Como una larga exhalación de aliento, todo va y viene de la entraña a la entraña, quienquiera que vea bailar a Raúl es como ver a alguien que se hubiera dormido en los raíles del tren cuando pasa el Orient Express. Raúl se ha quedado dormido en los raíles y es, al mismo tiempo, el Orient Express.
 En escena, el gallego recrea el principio estético japonés de Ma ( la esencia del espacio vacío o abierto)   elimina todas las paredes internas innecesarias y abre el espacio a su cualidad más esencial, pura "Syntropia" : ese  retorno a una percepción holística del arte poético como discurso, cuya armonía musical es inseparable de la visual, y cuyo significado racional es inseparable del conocimiento místico intuitivo. Lo ves bailar y desconectas. No sabes en qué cesura, en qué reanudación, no sabes en qué aliento o en qué "huella del Diluvio", no sabes en qué momento se quiebra el hilo de lo cotidiano. Sólo, de pronto, te das cuenta de que sientes una energía que te traspasa. Más tarde comprendes que 
se trata de honestidad; conciencia concentrada, un compromiso para seguir las ideas hasta el final sin vacilaciones ni pretensiones.

¿ Quen é o terceiro que camiña sempre ó son de tí? Cando conto, estamos só ti e eu xuntos
pero cando ollo para adiante polo camiño branco, hai sempre outro máis camiñando ó son de tí
arrastrándose envolto nun manto pardacento, encapuzado, non sei se é home ou muller- ¿pero, quen é o que está a túa outra beira?

Let's be careful out there 





martes, 4 de julio de 2023

Los asesinos

Arrancó otra margarita, y desparramando los pétalos blancos continuó: —Ponga en fila a esos hombres con sus martillos, a las mujeres con sus cazuelas, a los presidiarios con sus herramientas, a los enfermos con sus camas, a los niños con sus cuadernos, haga una fila que pueda dar varias veces vuelta al planeta, imagínese usted recorriéndola, inspeccionándola; y llega al final de la fila preguntándose: ¿Se puede saber qué sentido tiene la vida? 
Roberto Arlt, Los lanzallamas

Dos asesinos encargados de matar a un hombre entran en un bar para localizarlo. Así de fácil: este es el resumen preciso de uno de los grandes cuentos del siglo xx en el que Ernst Hemingway en unas 3.000 palabras relata la visita a un pequeño pueblo en las afueras de Chicago de dos sicarios lacónicos y bromistas, Max y Al, que se apoderan de un restaurante local una tarde para matar a un cliente habitual, un ex-compañero sin recursos, un boxeador conocido como el sueco. Cuando él no aparece, se van. El alter ego ficticio de Hemingway, Nick Adams, está en el restaurante y va a advertir al sueco, que yace pasivo en su casa de huéspedes, sin hacer ningún esfuerzo por escapar a su destino.
 "The Killers" es una historia tensa, sutil y discreta de dos sicarios en un restaurante. La mayor parte de la emoción latente de la historia está enterrada en líneas de diálogo recortadas que provienen de hombres con rostros ilegibles, pero lo crucial se esconde tras un gran signo de interrogación ¿ Por qué quieren matar al sueco, y cuál es la causa de que Ole Andreson una vez alertado por el joven Nick Adams, rehuse huir y se resigne con fatalismo a su suerte? Nunca lo sabremos. La respuesta tendremos que inventárnosla nosotros  y esa es la grandeza y la dificultad del relato. Lo que Vargas Llosa llama " el dato escondido".
El cuento ha sido motivo de inspiración de artistas y cineastas, dos de los cuales Edward Hopper y Andrei Tarkovski forman parte de mi intimidad . Edward Hopper declaró en 1927 a la editorial Charles Scribner's Sons que le resultaba "refrescante encontrar un escrito tan honesto en una revista estadounidense", y que fue su lectura la que inspiró  su pintura Nighthawks. Pero voy a referirme sólo al  cortometraje de estudio del  genio ruso.

El 10 de diciembre de 1975, Tarkovski anota una cita de Stendhal en su diario: “La vida es demasiado corta y no hay que pasarla arrastrándose ante canallas”. No resulta casual que el cineasta ruso rubricara la colección de sus confesiones más íntimas bajo el término Martirologio -vocablo que hace referencia a las actas judiciales aperturadas por el Imperio Romano contra los primitivos cristianos-, ya que fue perseguido por las instancias culturales soviéticas, preocupadas en alimentar a las masas con un cine políticamente controlado. El suyo, abstracto e intelectual, humano y simbólico, resultaba indeterminado y por tanto peligroso.
¿Cómo es posible que, en ese ambiente deprimente y represivo, luciera como uno de los autores más personales de la historia del cine? El propio Tarkovski, cuyo pensamiento ha quedado inmortalizado a través de la publicación de dos ensayos literarios y un diario que abarca su vida desde 1970 a 1986, define su labor como la de “un escultor del tiempo donde cada imagen supone una realidad intransferible, cada toma un tiempo propio que el director debe reconocer para ser capaz de desechar lo insustancial".
 La historia del rodaje de los asesinos es simple. Bajo la dirección de  Mijail Romm en la VGIK( escuela de cine de Moscú) y en colaboración con otros compañeros Andrei tuvo que cumplir con un trabajo estudiantil sujeto a ciertas pautas, entre las que se encontraban rodar solo interiores utilizando un pequeño grupo de actores , y basar la historia en un suceso dramático. Ahí el origen de su primer cortometraje.
 Tarkovski no optó por un relato capaz de encarnar las tradiciones de su pueblo ni la ideología oficial vigente. Por el contrario escogió la obra de un célebre escritor occidental que combinaba en pocas páginas la concrecion de una historia acotada en espacio y tiempo y que cumplía con las condiciones del trabajo estudiantil.
Ya a los 24 años Tarkovski se afirmaba como extranjero a la tradición de lo soviético y su cultura positiva y  progresista. En cuanto a la elección  de Hemingway no debemos pasar por alto que el rodaje coincide con un revival de la obra del estadounidense con la publicación en la Unión Soviética del "Viejo y el mar" dejando atrás la prohibición de muchos de sus libros.
En "Los asesinos" Tarkovski sigue una trama que avanza entre diálogos cortos que escamotean la mención del motivo que permitan entender los hechos expuestos. Los procedimentos formales se deslizan, operan por omisión y se llenan de silencios. La cámara no nos conduce a lo cierto ni a la resolución diáfana, y nos presenta los efectos antes que las causas. De esta manera, Tarkovski pretende expresar sensaciones y emociones inefables más allá del descubrimiento súbito de un secreto argumental. Sólo le interesa la fluencia del tiempo que pasa. El encuadre es dilatado y lo que importa es el pausada trayectoria del movimiento de la cámara, el carácter  elíptico de la historia. 
La abulia del sueco, su pasividad,  escapan a lo previsible, destacan como una rebeldía interna, máxima expresión de libertad personal. El sueco no actúa, y siente que su tiempo ya pasó, como si su vida anterior le hubiera atado las manos; echado en la cama de su cuarto, tiene la mirada perdida y la cámara muestra su actitud pasiva y de incertidumbre. Pero esa impotencia también alcanza a los asesinos que entran al bar llenos de un ímpetu que va perdiendo fuerza ante la imposibilidad de cumplir la misión a la hora señalada, o al joven Adams, mensajero del desastre , ese que sobreviene después de que alguien ha alertado de la caída. Caída inevitable a no ser que ocurra un "sacrificio" que no tendrá lugar.  En definitiva a Tarkovski le interesa que la imagen cinematográfica traspase los géneros, y desde su mirada poética, desnuda y libre, capta a la perfección como ningun otro cineasta  el sentido íntimo del cuento de Hemingway, la verdad soterrada en el corazón de lo inevitable.

Let's be careful out there