martes, 4 de julio de 2023

Los asesinos

Arrancó otra margarita, y desparramando los pétalos blancos continuó: —Ponga en fila a esos hombres con sus martillos, a las mujeres con sus cazuelas, a los presidiarios con sus herramientas, a los enfermos con sus camas, a los niños con sus cuadernos, haga una fila que pueda dar varias veces vuelta al planeta, imagínese usted recorriéndola, inspeccionándola; y llega al final de la fila preguntándose: ¿Se puede saber qué sentido tiene la vida? 
Roberto Arlt, Los lanzallamas

Dos asesinos encargados de matar a un hombre entran en un bar para localizarlo. Así de fácil: este es el resumen preciso de uno de los grandes cuentos del siglo xx en el que Ernst Hemingway en unas 3.000 palabras relata la visita a un pequeño pueblo en las afueras de Chicago de dos sicarios lacónicos y bromistas, Max y Al, que se apoderan de un restaurante local una tarde para matar a un cliente habitual, un ex-compañero sin recursos, un boxeador conocido como el sueco. Cuando él no aparece, se van. El alter ego ficticio de Hemingway, Nick Adams, está en el restaurante y va a advertir al sueco, que yace pasivo en su casa de huéspedes, sin hacer ningún esfuerzo por escapar a su destino.
 "The Killers" es una historia tensa, sutil y discreta de dos sicarios en un restaurante. La mayor parte de la emoción latente de la historia está enterrada en líneas de diálogo recortadas que provienen de hombres con rostros ilegibles, pero lo crucial se esconde tras un gran signo de interrogación ¿ Por qué quieren matar al sueco, y cuál es la causa de que Ole Andreson una vez alertado por el joven Nick Adams, rehuse huir y se resigne con fatalismo a su suerte? Nunca lo sabremos. La respuesta tendremos que inventárnosla nosotros  y esa es la grandeza y la dificultad del relato. Lo que Vargas Llosa llama " el dato escondido".
El cuento ha sido motivo de inspiración de artistas y cineastas, dos de los cuales Edward Hopper y Andrei Tarkovski forman parte de mi intimidad . Edward Hopper declaró en 1927 a la editorial Charles Scribner's Sons que le resultaba "refrescante encontrar un escrito tan honesto en una revista estadounidense", y que fue su lectura la que inspiró  su pintura Nighthawks. Pero voy a referirme sólo al  cortometraje de estudio del  genio ruso.

El 10 de diciembre de 1975, Tarkovski anota una cita de Stendhal en su diario: “La vida es demasiado corta y no hay que pasarla arrastrándose ante canallas”. No resulta casual que el cineasta ruso rubricara la colección de sus confesiones más íntimas bajo el término Martirologio -vocablo que hace referencia a las actas judiciales aperturadas por el Imperio Romano contra los primitivos cristianos-, ya que fue perseguido por las instancias culturales soviéticas, preocupadas en alimentar a las masas con un cine políticamente controlado. El suyo, abstracto e intelectual, humano y simbólico, resultaba indeterminado y por tanto peligroso.
¿Cómo es posible que, en ese ambiente deprimente y represivo, luciera como uno de los autores más personales de la historia del cine? El propio Tarkovski, cuyo pensamiento ha quedado inmortalizado a través de la publicación de dos ensayos literarios y un diario que abarca su vida desde 1970 a 1986, define su labor como la de “un escultor del tiempo donde cada imagen supone una realidad intransferible, cada toma un tiempo propio que el director debe reconocer para ser capaz de desechar lo insustancial".
 La historia del rodaje de los asesinos es simple. Bajo la dirección de  Mijail Romm en la VGIK( escuela de cine de Moscú) y en colaboración con otros compañeros Andrei tuvo que cumplir con un trabajo estudiantil sujeto a ciertas pautas, entre las que se encontraban rodar solo interiores utilizando un pequeño grupo de actores , y basar la historia en un suceso dramático. Ahí el origen de su primer cortometraje.
 Tarkovski no optó por un relato capaz de encarnar las tradiciones de su pueblo ni la ideología oficial vigente. Por el contrario escogió la obra de un célebre escritor occidental que combinaba en pocas páginas la concrecion de una historia acotada en espacio y tiempo y que cumplía con las condiciones del trabajo estudiantil.
Ya a los 24 años Tarkovski se afirmaba como extranjero a la tradición de lo soviético y su cultura positiva y  progresista. En cuanto a la elección  de Hemingway no debemos pasar por alto que el rodaje coincide con un revival de la obra del estadounidense con la publicación en la Unión Soviética del "Viejo y el mar" dejando atrás la prohibición de muchos de sus libros.
En "Los asesinos" Tarkovski sigue una trama que avanza entre diálogos cortos que escamotean la mención del motivo que permitan entender los hechos expuestos. Los procedimentos formales se deslizan, operan por omisión y se llenan de silencios. La cámara no nos conduce a lo cierto ni a la resolución diáfana, y nos presenta los efectos antes que las causas. De esta manera, Tarkovski pretende expresar sensaciones y emociones inefables más allá del descubrimiento súbito de un secreto argumental. Sólo le interesa la fluencia del tiempo que pasa. El encuadre es dilatado y lo que importa es el pausada trayectoria del movimiento de la cámara, el carácter  elíptico de la historia. 
La abulia del sueco, su pasividad,  escapan a lo previsible, destacan como una rebeldía interna, máxima expresión de libertad personal. El sueco no actúa, y siente que su tiempo ya pasó, como si su vida anterior le hubiera atado las manos; echado en la cama de su cuarto, tiene la mirada perdida y la cámara muestra su actitud pasiva y de incertidumbre. Pero esa impotencia también alcanza a los asesinos que entran al bar llenos de un ímpetu que va perdiendo fuerza ante la imposibilidad de cumplir la misión a la hora señalada, o al joven Adams, mensajero del desastre , ese que sobreviene después de que alguien ha alertado de la caída. Caída inevitable a no ser que ocurra un "sacrificio" que no tendrá lugar.  En definitiva a Tarkovski le interesa que la imagen cinematográfica traspase los géneros, y desde su mirada poética, desnuda y libre, capta a la perfección como ningun otro cineasta  el sentido íntimo del cuento de Hemingway, la verdad soterrada en el corazón de lo inevitable.

Let's be careful out there 

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