viernes, 27 de octubre de 2023

Leer, ver, oir




La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales”.
 René Descartes

El pasado viernes, Israel ordenó a la población sitiada en la mitad norte de la Franja de Gaza evacuar hacia el sur, advirtiendo que pronto intensificaría su ataque contra la mitad superior de la Franja. La orden ha dejado a más de un millón de personas, la mitad de las cuales son niños, intentando huir desesperadamente en medio de continuos ataques aéreos, en un enclave amurallado donde ningún destino es seguro. Como escribió hoy la periodista palestina Ruwaida Kamal Amer desde Gaza, “los refugiados del norte ya están llegando a Khan Younis, donde los misiles nunca paran y nos estamos quedando sin alimentos, agua y energía”. La ONU ha advertido que la huida de personas desde la parte norte de Gaza hacia el sur creará “consecuencias humanitarias devastadoras” y “transformará lo que ya es una tragedia en una situación calamitosa”. Durante la última semana, la violencia de Israel contra Gaza ha matado a más de 1.800 palestinos, herido a miles y desplazado a más de 400.000 dentro de la franja. Y, sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometió hoy que lo que hemos visto es “sólo el comienzo”.
La campaña de Israel para desplazar a los habitantes de Gaza (y potencialmente expulsarlos por completo a Egipto) es otro capítulo más de la Nakba, en la que se estima que 750.000 palestinos fueron expulsados ​​de sus hogares durante la guerra de 1948 que condujo a la creación del Estado de Israel. Pero el ataque a Gaza también puede entenderse en otros términos: como un caso clásico de genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos. Digo esto como un estudioso del genocidio que ha pasado muchos años escribiendo sobre la violencia masiva israelí contra los palestinos. He escrito sobre el colonialismo de colonos y la supremacía judía en Israel , la distorsión del Holocausto para impulsar la industria armamentística israelí , la utilización de acusaciones de antisemitismo como arma para justificar la violencia israelí contra los palestinos y el régimen racista del apartheid israelí . Ahora, tras el ataque de Hamas el sábado y el asesinato en masa de más de 1.000 civiles israelíes, está sucediendo lo peor de lo peor.
Según el derecho internacional, el crimen de genocidio se define como “la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal”, como se señala en la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y el Castigo de diciembre de 1948 . del Crimen de Genocidio. En su ataque asesino contra Gaza, Israel ha proclamado en voz alta esta intención. El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, lo declaró en términos muy claros el 9 de octubre: “Estamos imponiendo un asedio completo a Gaza. Sin electricidad, sin comida, sin agua, sin combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra los animales humanos y actuaremos en consecuencia”. Los líderes occidentales reforzaron esta retórica racista al describir el asesinato en masa de civiles israelíes por parte de Hamás (un crimen de guerra según el derecho internacional que, con razón, provocó horror y conmoción en Israel y en todo el mundo) como “un acto de pura maldad”, en palabras de Estados Unidos . Presidente Joe Biden, o como una medida que reflejaba un “ mal antiguo ”, en la terminología de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Este lenguaje deshumanizador está claramente calculado para justificar la destrucción a gran escala de vidas palestinas; la afirmación del “mal”, en su absolutismo, elude las distinciones entre los militantes de Hamás y los civiles de Gaza, y ocluye el contexto más amplio de la colonización y la ocupación.
La Convención sobre Genocidio de la ONU enumera cinco actos que entran dentro de su definición. Israel está perpetrando actualmente tres de estos en Gaza: “1. Matar a miembros del grupo. 2. Provocar daños corporales o psíquicos graves a los miembros del grupo. 3. Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida destinadas a provocar su destrucción física total o parcial”. La Fuerza Aérea de Israel, según sus propias declaraciones , ha lanzado hasta ahora más de 6.000 bombas sobre Gaza, que es una de las zonas más densamente pobladas del mundo: casi tantas bombas como las que Estados Unidos arrojó sobre todo Afganistán durante el período sin precedentes. años de guerra allí. Human Rights Watch ha confirmado que entre las armas utilizadas se encontraban bombas de fósforo , que prendieron fuego a cuerpos y edificios, generando llamas que no se extinguen al contacto con el agua. Esto demuestra claramente lo que Gallant quiere decir con “actuar en consecuencia”: no atacar a militantes individuales de Hamás, como afirma Israel, sino desatar una violencia mortal contra los palestinos en Gaza “como tales”, en el lenguaje de la Convención sobre Genocidio de la ONU. Israel también ha intensificado su asedio de 16 años a Gaza (el más largo de la historia moderna, en clara violación del derecho internacional humanitario ) hasta alcanzar un “asedio total”, en palabras de Gallant. Este giro de frase que explícitamente indexa un plan para llevar el asedio a su destino final de destrucción sistemática de los palestinos y de la sociedad palestina en Gaza, matándolos, matándolos de hambre, cortándoles el suministro de agua y bombardeando sus hospitales .
No son sólo los líderes de Israel los que utilizan ese lenguaje. Un entrevistado en el Canal 14 pro-Netanyahu llamó a Israel a “convertir Gaza en Dresde”. El Canal 12, la estación de noticias más vista de Israel, publicó un informe sobre israelíes de izquierda que llamaban a “bailar en lo que solía ser Gaza”. Mientras tanto, los verbos genocidas (llamados a “ borrar ” y “ aplanar ” Gaza) se han vuelto omnipresentes en las redes sociales israelíes . En Tel Aviv, se vio una pancarta que decía “ Cero habitantes de Gaza ” colgando de un puente.
De hecho, el ataque genocida de Israel contra Gaza es bastante explícito, abierto y descarado. Los autores de genocidio no suelen expresar sus intenciones con tanta claridad, aunque hay excepciones. A principios del siglo XX, por ejemplo, los ocupantes coloniales alemanes perpetraron un genocidio en respuesta a un levantamiento de las poblaciones indígenas herero y nama en el suroeste de África. En 1904, el general Lothar von Trotha, el comandante militar alemán, emitió una “orden de exterminio”, justificada por el argumento de una “guerra racial”. En 1908, las autoridades alemanas habían asesinado a 10.000 nama y habían logrado su objetivo declarado de “destruir a los herero”, matando a 65.000 herero, el 80% de la población. Las órdenes de Gallant del 9 de octubre no fueron menos explícitas. El objetivo de Israel es destruir a los palestinos de Gaza. Y aquellos de nosotros que observamos en todo el mundo no cumplimos con nuestra responsabilidad de impedir que lo hagan.

Corrección: una versión anterior de este artículo decía que Israel lanzó más bombas sobre Gaza esta semana que las que Estados Unidos lanzó sobre Afganistán en cualquier año de su guerra allí. De hecho, Estados Unidos lanzó más de 7.000 bombas sobre Afganistán tanto en 2018 como en 2019; En el momento de esta publicación, Israel había lanzado unas 6.000 bombas sobre Gaza en menos de una semana.

Raz Segal es profesor asociado de estudios del Holocausto y genocidio en la Universidad de Stockton.

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miércoles, 25 de octubre de 2023

Knut Hamsun, la cima de la narrativa

La larga senda que luego de cruzar el pantano penetraba en el bosque, ¿quién la había trillado? El primer hombre, el primer ser humano que pisó esas tierras no halló senda ninguna. Más tarde, uno u otro animal debió de andar sobre las leves huellas que atravesaban charcas y ciénagas, y marcó un poco más la senda, y luego, husmeándola, algún que otro lapón la aprovecharía en sus caminatas de montaña en montaña para vigilar sus renos. Y así surgió el camino, cruzando aquella anchurosa dula; camino de nadie, a través de la tierra de nadie.
Knut Hamsun, la bendición de la tierra


 Algo tiene la prosa acompasada del noruego Knut Pedersen Hamsun del ritmo con que se suceden las estaciones, las noches y los días, la vida y la muerte. Su latido profundo es tal que los protagonistas humanos, por hondas que sean sus pasiones, jamás llegan a opacar a ese otro gran personaje que aparece siempre en las obras de Hamsun: la tierra, feraz e inmensa. Es tal vez esa raíz telúrica lo que explica el atractivo enorme que este narrador nórdico ha ejercido sobre artistas de latitudes muy distantes. Al hablar de las lecturas que más lo impresionaron durante lo que él considera su periodo formativo, el escritor Juan Rulfo ha señalado: Entre ellas, las obras de Knut Hamsun, las cuales leí –absorbí realmente– en una edad temprana. Tenía unos catorce o quince años cuando descubrí este autor, quien me impresionó mucho, llevándome a planos antes desconocidos. A un mundo brumoso, como es el mundo nórdico, ¿no? Pero que al mismo tiempo me sustrajo de esta situación tan luminosa donde vivimos nosotros –este país tan brillante, con esa luz tan intensa. Quizá por cierta tendencia a buscar precisamente algo nublado, algo matizado, no tan duro y tan cortante como era el ambiente en que uno vivía. Entonces, de los autores nórdicos, Knut Hamsun fue en realidad el principio... Knut Pedersen Hamsun nació en Judbranstal, en Noruega, el 4 de agosto de 1860. Huérfano desde pequeño, fue educado por un tío que vivía en las islas Loften: antes de que cumpliera diecisiete años estaba ya convertido en aprendiz de zapatero, aunque al mismo tiempo había comenzado a escribir. Pronto decidió correr mundo y probar fortuna: cruzó el Atlántico y llegó a los Estados Unidos, donde se dedicó a labrar la tierra, a ordeñar vacas, a dictar conferencias, a conducir un tranvía tirado por caballos... Enriquecido sólo con la experiencia, en 1883 regresó a su patria, en donde pasaría los tres años siguientes dedicado al periodismo. En 1886 retornó a los Estados Unidos, ahora como corresponsal del periódico Verdens Gang –aunque su espíritu aventurero lo llevó a trabajar algún tiempo como pescador en Terranova, en embarcaciones tan pequeñas que «a su lado era grande una cáscara de nuez». A su regreso a Noruega, Hamsun publicó La vida espiritual de los Estados Unidos (1888), que no llamó la atención de nadie, como había sucedido antes con un par de obritas que no pasaban de ser entusiastas arrebatos de adolescente. En cambio, en 1890 la aparición de Hambre lo colocó de inmediato entre los escritores importantes del momento. Esta novela consta de un largo monólogo en que vemos cómo el protagonista, un joven aspirante a escritor, vive en una pesadilla perenne, acosado por la necesidad de comer: todo lo que lo rodea, todas sus aspiraciones, todos sus recuerdos palidecen ante la urgencia de satisfacer el llamado de su estómago vacío. Dos años más tarde, en 1892, dio a la estampa otra novela extraña, Misterios, que es la historia mística de un hombre solitario. A veces se ha reprochado a Hamsun su falta de sentido social, su preferencia por los protagonistas solitarios, marginados, incluso en rebeldía contra las conven-ciones sociales. Lo cierto es que tales personajes constituyen no solamente estudios interesantes de ciertos aspectos de la psicología humana, sino también una conmovedora profesión de fe en los valores individuales, en la capacidad del hombre para sobreponerse por sí mismo a las circunstancias más adversas. A lo largo de su abundantísima producción, una y otra vez veremos alzarse a esos solitarios que se enfrentan a la vastedad de la tierra confiados en la fuerza de sus brazos. Uno de tales errabundos titanes es precisamente Isak, el protagonista de Bendición de la tierra. En uno de los últimos párrafos de la novela, Hamsun lo presenta así: "Allí va Isak atravesando el campo. Sembrando. Un coloso, un tronco. Va vestido con la lana que le proporcionan sus rebaños, y calza zapatos de la piel de sus propios terneros y vacas. Conforme al uso piadoso, va con la cabeza descubierta mientras siembra. Es calvo en la parte superior del cráneo, pero una corona que forman sus cabellos y su barba encuadra su cabeza. Es Isak, el margrave. 
Tal es la imagen ideal del hombre que propone Hamsun: temeroso de Dios, inclinado hacia la tierra para ganarse la vida, dueño de lo que tiene porque todo lo ha obtenido de su trabajo; apartado de la sociedad de los hombres, enemigo del progreso que facilita las labores, explorador y domeñador de tierras nuevas. Hablando de tierra, Bendición de la tierra es en varios  sentidos  una culminación de la prolífica carrera de Hamsun, que lo llevó a recibir en 1920, junto con el poeta suizo Spitteler, el premio Nobel de literatura. En esta novela es quizá donde mejor expresa su mensaje: la única forma en que el hombre puede encontrarse a sí mismo es retornando a la naturaleza con el alma y el corazón puros. Este es un libro saturado de ternura, donde los personajes se enfrentan al escepticismo que inevitablemente despierta en ellos la dura lucha por la supervivencia. Sin embargo, por encima de esos momentos de vacilación, prevalece en ellos la impronta que les deja el más puro ascetismo y la religión suprema del amor. En 1940, durante la ocupación alemana de Noruega, Hamsun simpatizó con el régimen pro nazi de Quisling, lo que le valió la reprobación de intelectuales de todo el mundo. Tras la liberación de su patria fue arrestado, multado y encerrado en un hospital psiquiátrico (1943). La última de sus obras, Por los senderos otra vez silvestres (1949), es un alegato con el  que quiso justificar su actitud. Después de su muerte, acontecida en 1952, sus compatriotas han preferido relegar a un plano secundario ese episodio desafortunado, y han rendido justo homenaje a sus altas virtudes como escritor. Ayer terminé, embargado de una profunda emoción, mi periplo por el gigantesco universo narrativo de Hamsun. Rodeados de tanta vileza, cinismo e hipocrasía, jugando a la ruleta rusa en el vórtice de la tercera guerra mundial, la obra de Knut Hamsun ilumina en el relámpago de la oscura tormenta que nos acecha.

"Amabilidad aparte, son muy pocas las cosas que duran mucho, se las lleva el tiempo, el tiempo se lleva todo y a todos. Yo estoy perdiendo un poco de renombre en el mundo, un cuadro, un busto, en ningún caso se habría tratado de una estatua ecuestre. Pero hay algo peor, incluso para hablar de ello. Yo creía que me llevaba bien con los niños. Venían de vez en cuando para que les escribiera mi nombre en sus pequeños libros, y hacían reverencias y daban las gracias, y todos estábamos contentos. Ahora se me usa para espantar a los niños".
Knut Hamsun, Por los senderos otra vez silvestres.

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lunes, 23 de octubre de 2023

Todas as manhãs do mundo

[...] esas ropas y esas formas recuperarían una especie de resplandor y de movimiento, y que tal vez esta antiquísima sombra femenina erigiese a su lado, en el aire, el recuerdo de un cuerpo vivo [...]
Pascal Quignard 
 

A estrada que levava à casa de Sainte Colombe ficava barrenta quando chegava o frio. Sainte Colombe detestava Paris, o estalido dos cascos dos cavalos e o tinir das esporas no calçamento, o ranger dos eixos das carruagens e o ferro das charretes. Era cheio de manias. Esmagava escaravelhos e besouros com a base dos castiçais, o que fazia um barulho singular: o lento estalar das mandíbulas e élitros sob a pressão regular do metal. As pequenas gostavam de vê-lo fazer aquilo com satisfação. Até lhe levavam joaninhas. O homem não era tão frio quanto o descreviam; era desajeitado ao expressar as emoções; não sabia fazer os gestos de carinho de que as crianças tanto gostam; não era capaz de manter uma conversa durável com ninguém, salvo com os senhores Baugin e Lancelot. Sainte Colombe fora companheiro de estudos de Claude Lancelot e se encontrava às vezes com ele nos dias em que a senhora de Pont-Carré recebia convidados. Fisicamente, era um homem alto, espinhoso, muito magro, amarelo como um marmelo, brusco. Mantinha a coluna surpreendentemente reta, o olhar fixo, os lábios cerrados. Embora reservado, era capaz de se descontrair. Gostava de jogar baralho com as filhas enquanto tomava vinho. Naqueles tempos, fumava todas as noites um longo cachimbo de barro das Ardennes. Não costumava seguir a moda. Usava os seus cabelos negros amarrados, como no tempo das guerras, e em volta do pescoço, sempre que saía de casa, um colarinho plissado. Na juventude, fora apresentado ao falecido rei e, desde então, sem que se soubesse por quê, nunca mais pôs os pés no Louvre ou no antigo castelo de Saint-Germain. Nunca mais tirou as roupas pretas. Podia tanto ser violento e irritadiço quanto terno. Quando ouvia chorar durante a noite, acontecia-lhe de ir ao andar de cima e, com a vela nas mãos, cantar ajoelhado entre as filhas: Sola vivebat in antris Magdalena Lugens et suspirans die ac nocte… ou então: Ele morreu pobre e pobre eu viverei E o ouro Repousa No palácio de mármore onde ainda brinca o rei. Às vezes, as pequenas perguntavam, sobretudo Toinette: “Como era a mamãe?” Ele se entristecia, então, e não se podia tirar dele mais nenhuma palavra. Um dia, disse a elas: “Vocês precisam ser boazinhas. Precisam ser trabalhadoras. Estou contente com as duas, sobretudo com Madeleine, que é mais sensata. Lamento a perda da vossa mãe. Cada uma das lembranças que guardei da minha esposa é um pedaço de alegria que nunca mais vou reaver.” Desculpou-se novamente com elas por não conseguir se expressar bem; a mãe delas, ela sim, sabia falar e rir; disse que, quanto a ele, tinha pouco apego à linguagem e nenhum prazer na companhia das pessoas, nem na dos livros e dos discursos. Mesmo as poesias de Vauquelin des Yveteaux e aquelas dos seus antigos amigos nunca lhe agradavam totalmente. Fora próximo do senhor de La Petitière, que tinha sido guarda-do-corpo do Cardeal, tornando-se mais tarde solitário e sapateiro daqueles senhores, substituindo o senhor Marais, o pai. O mesmo se aplicava à pintura, salvo a do senhor Baugin. O senhor de Sainte Colombe não apreciava a pintura que fazia, na época, o senhor de Champaigne. Considerava-a mais triste do que grave, e mais pobre do que sóbria. O mesmo valia para a arquitetura, a escultura, as artes mecânicas, a religião, com exceção da senhora de Pont-Carré. A verdade é que a senhora de Pont-Carré tocava teorba e alaúde muito bem, pois não sacrificara completamente a Deus esse dom. Ela lhe enviava de vez em quando sua carruagem, quando já não suportava mais tanta privação de música, o fazia ir a seu palacete e o acompanhava à teorba até ficar com a vista embaralhada. Tinha uma viola preta da época do rei Francisco i, que Sainte Colombe manejava como se fosse um ícone egípcio. Era sujeito a cóleras sem motivos aparentes, o que apavorava as crianças, pois, durante esses acessos, quebrava os móveis gritando: “Ah! Ah!”, como se estivesse sufocando. Era bastante exigente com elas, tinha medo de que não fossem muito bem instruídas por um homem sozinho. Era severo e não deixava de puni-las. Não sabia repreendê-las, nem levantar a mão para elas, nem lhes mostrar o chicote; assim, ele as trancava no celeiro ou na adega, onde as esquecia. Guignotte, a cozinheira, ia soltá-las. Madeleine nunca se queixava. A cada cólera do pai, ela se comportava como uma embarcação que virava e afundava de repente: deixava de comer e se recolhia no silêncio. Toinette se rebelava, fazia reivindicações, gritava com ele. À medida que crescia, seu temperamento ficava cada vez mais parecido com o da senhora de Sainte Colombe. A irmã, com o rosto imerso no medo, não dizia uma palavra sequer e recusava até mesmo uma colherada de sopa. De resto, elas o viam pouco. Viviam na companhia de Guignotte, do senhor Pardoux e do senhor de Bures. Ou iam à capela limpar as estátuas, tirar as teias de aranha e arranjar as flores. Guignotte, que era originária do Languedoc e tinha o costume de deixar os cabelos sempre soltos nas costas, fizera-lhes varas de pescar quebrando galhos de árvores. Assim que o bom tempo chegava, as três, com um fio, um anzol e um papelote servindo de isca para ver os peixes fisgarem, enrolavam as saias e deslizavam os pés nus na lama. Tiravam do Bièvre a fritura da noite, que misturavam na frigideira com um pouco de farinha de trigo e vinagre do vinho das cepas do senhor de Sainte Colombe, que era bem medíocre. Durante esse tempo, o músico ficava horas sentado em seu tamborete, sobre um velho pedaço de veludo verde de Gênova que as suas nádegas haviam consumido, trancado em sua cabana. O senhor de Sainte Colombe a chamava de sua “vorde”. “Vordes” é uma palavra antiga que designa a borda úmida de um curso de água sob os salgueiros. No alto da amoreira, em frente aos salgueiros, com a cabeça ereta, os lábios cerrados, o torso inclinado sobre o instrumento, a mão tateando sobre os trastes, enquanto aperfeiçoava sua técnica com exercícios, acontecia de árias ou lamentos irromperem sob seus dedos. Quando reapareciam ou, quando se tornavam uma obsessão e o importunavam em seu leito solitário, abria o caderno de música vermelho e os transcrevia apressadamente para não mais se preocupar.
Capítulo 2. Tradução, Yolanda Vilela. Zain Editora

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sábado, 21 de octubre de 2023

LEAD

No es de la amabilidad del carnicero, el mesonero o del panadero de donde esperamos obtener nuestra cena, sino del cuidado que pondrán en sus intereses. No nos referimos a su humanidad, sino a su egoismo.
Adam Smith.

La educación en masa, que prometía democratizar la cultura, antes restringida a las clases privilegiadas, está terminando por embrutecer a los propios privilegiados. La sociedad del acceso a inconmensurables cantidades de información crea ingentes masas de analfabetos acríticos dando lugar a nuevas formas de ignorancia. Basta con leer, conteniendo el vómito, a  "sesudos" expertos pidiendo el exterminio social de todo aquel que no comulgue con su criterio o sea sospechoso de servir a intereses opuestos a los suyos para constatar el grado de vileza moral al que hemos llegado como sociedad. Sin ir más lejos, Quatar es bueno porque sus fondos de inversión son dueños de media Europa e Irán es malo porque financia a Hamás (como también lo hacen  los qataríes e indirectamente el resto de occidente) ), y es una teocracia infame. Pero a mi plin, qué cojones: yo soy resiliente e inclusivo de última generación:le compro al nene la camiseta del Barça, o del PSG, y pido el extermino de cualquier hombre, mujer o niño que se mueva en la franja de Gaza mientras veo por televisión un  intrascendente y soporífero juego de pelota entre mujerío patrio, la fase de grupos de lo de la champions, o la final de la supercopa en Arabia entre 4 equipos de una plurinacionalidad ibérica balcanizada ( antigua España) repantingado en el comfort de la sala de estar de un sexto izquierda escalera E, tomando cacahuetes y pipas sin sal. Es decir, que puestos a ver, veo lo que me manden o me pongan, oiga , sea lo que sea, así boxeo femenino como la décima dosis de recuerdo de Astrazéneca: viva el piponazo .
No por casualidad a la gente le resulta cada vez más dificil manejar su lengua con soltura y precisión, al margen de su  diligente uso para lo soez, recordar o aprender los hechos fundamentales de su país y de su entorno, realizar deducciones lógicas básicas  o comprender textos escritos que no sean rudimentarios mensajes de texto o tuits.
Pero nada de esto parece importarle ya a quien es capaz de contemplar la descomposición de la existencia material y espiritual de la civilización a la que pertenece y de la que viene, la desintegración de la familia y de toda forma de civismo que todavía hace unas décadas condicionaban buena parte de sus relaciones, sin  perturbarse, como si no fuera con él, otra cosa residual. Sin embargo, basta escarbar un poco, para descubrir hasta qué punto los actuales progresos de la ignorancia, lejos de ser el producto de una deplorable disfunción de nuestra sociedad, se han convertido en una condición necesaria para su propia expansión, en un plan programado sobre los escombros de la enseñanza de la lectura atenta y la escritura reflexiva. Se trata, entre otras cosas de  construir apresuradamente una  escuela masificada  para la reproducción de acríticas ovejas complacientes utilizando el cebo del bachillerato para todos ( y todas, naturalmente) que tengan y aprueben como horizonte vital la paguita equitativa y el fútbol gratuito, vendiéndonos este atraso como progreso aunque, no nos engañemos, el único progreso al que nos conduzca toda esta oligarquia de patanes progresistas que nos tiraniza a través de corredores humanitarios de  transhumantes idiotizados, sea al progreso de la ignorancia valiéndose del declive de la inteligencia crítica, esto es, de la aptitud fundamental del hombre para comprender a un tiempo el mundo que le ha tocado vivir y a partir de qué condiciones la rebelión de ese mundo se convierte en una necesidad moral. 
Ambos aspectos no son completamente independientes, en la medida en que ejercer el juício crítico exige bases culturales mínimas, empezando por la capacidad para argumentar y el dominio de las exigencias lingüísticas elementales que toda " neolengua" está  destinada a destruir. No resulta por tanto paradójico, que un individuo pueda "saberlo todo" y no entender nada.
Sin duda, es lo que quería decir el tan citado como no leído  Orwell cuando escribe en su Diario de guerra:" Si gente como nosotros comprende la situación mejor que los supuestos expertos, no es porque tenga poder alguno para predecir acontecimientos concretos, sino porque  puede percibir la  clase de mundo en que vivimos.( To grasp what kind of world we are living in).  Un mundo, en el que mientras todo se desmorona a nuestro alrededor y el Estado plurinacional ibérico ( antigua España) alcanza la cima del paro entre los países de la OCDE, puede leerse en el diario AS que acompaña el primer café de un lelo el siguiente encabezado:" oxígeno a los clubs de fútbol, se planea suavizar el control económico".
 Nunca es demasiado tarde para salir del estercolero sin que sea necesario para ello estudiar en el George Brown College o hacer nuestros sus valores.

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jueves, 19 de octubre de 2023

Tous les matins du monde

Empujó la puerta que daba a la balaustrada y al jardín trasero y de repente vio la sombra de su esposa muerta de pie a su lado. Caminaron por el césped y él empezó a llorar suavemente de nuevo. Caminaron hasta el barco. La sombra de Madame de Sainte Colombe subió a la barca blanca mientras él sujetaba el borde y la mantenía cerca de la orilla. Se había arremangado el vestido para poner el pie en el húmedo suelo de la barca. Se enderezó. Las lágrimas corrían por sus mejillas. Murmuró: - No sé cómo decirlo: han pasado doce años pero las sábanas de nuestra cama aún no están frías".

El 13 de septiembre de 1993 se firmaba la Declaración de Principios entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel, conocida más genéricamente como los Acuerdos de Oslo. Tres décadas después, la situación humana y política de los territorios palestinos está considerablemente peor que antes. Lejos de las expectativas suscitadas entonces, se ha ampliado la ocupación, reforzado la dependencia palestina de Israel y eliminado la posibilidad de un Estado palestino viable. Pese a los avances de la cuestión de Palestina en la esfera internacional, no existe ninguna iniciativa ni compromiso internacional significativo que abogue por su defensa de manera efectiva. Por el contrario, se observa un palpable abandono de los esfuerzos políticos y diplomáticos en esa dirección entre las grandes potencias mundiales, regionales e, incluso, Estados árabes. Nada de esto excusa la excepcionalidad israelí como expresión de un arcaico, ilegal e inmoral colonialismo de asentamiento y régimen de apartheid. La pasividad o la neutralidad no son más que expresiones de complicidad ante situaciones de injusticia. Vivimos en un mundo de memos y cretinos amorales que nos impulsa a tomar partido por alguna causa anulando la postura contrario de manera radical  sin el más mínimo análisis de la cuestion en litigio. Basta con arrasar, destruir o cualquier otra forma de llevarnos a la ruina. En medio de tanta abyección uno se encuentra con que la editorial Galaxia- Gutenberg ha reeditado la pequeña joya de Pascal Quignard" Todas las mañanas del mundo" . Una vez más, vuelvo a abrir sus páginas, enchufar mi reproductor NAD, depositar a Jordi Savall en su dispositivo óptico, darle al play y mandar a toda cuanta mugre rodea al mundo a tomar por el culo.

[...] "Sainte Colombe se encerró en casa y se consagró a la música. Trabajó durante años con la viola y se convirtió en un maestro conocido. En las dos estaciones que siguieron a la desaparición de su esposa se ejercitó hasta quince horas al día. Había mandado construir una cabaña en el jardín, en las ramas de una gran morera que databa del señor de Sully. Cuatro peldaños bastaban para encaramarse a ella. Así podía trabajar sin molestar a las pequeñas, que atendían a sus clases o a sus juegos; o también después de que Guignotte, la cocinera, las hubiera acostado. Juzgaba que la música habría entorpecido la conversación de las dos niñas que parloteaban en la oscuridad antes de dormirse. Descubrió una forma distinta de sujetar la viola entre las piernas sin que descansara en la pantorrilla. Añadió una cuerda baja al instrumento para dotarlo de una posibilidad más grave y con el fin de proporcionarle un timbre más melancólico. Perfeccionó la técnica del arco aligerando el peso de la mano y cargando la presión solamente en las cerdas, con ayuda del índice y el medio, lo cual hacía con asombroso virtuosismo. Uno de sus alumnos, Côme Le Blanc el Viejo, decía que lograba imitar todas las inflexiones de la voz humana: desde el suspiro de una jovencita hasta el sollozo de un hombre entrado en años, desde el grito de guerra de Enrique de Navarra hasta la suavidad del aliento de un niño que se aplica y dibuja, desde el estertor desordenado al cual incita a veces el placer hasta la gravedad casi muda, con poquísimos acordes, y poco variados, de un hombre concentrado en la plegaria".


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viernes, 13 de octubre de 2023

La vía della narrazione 2

Narrar significa escribir una novela, un reportaje, una campaña social, significa montar una historia, elegir el encuadre adecuado de una escena, encontrar las líneas de un diálogo. Para ello, necesitas liberar al Daimon: tu llama personal, la urgencia que te mueve, tu capacidad para comunicar lo que tienes que decir y la disciplina a la que podrás aferrarte para lograr tu objetivo .
Scuola Holden.

La historia, por tanto, es siempre movimiento, pero no entendido como el paso directo del punto A al punto B, sino como organización dinámica de una intensidad de el campo magnético que se forma alrededor de una iluminación. La historia nunca es una línea sino siempre un espacio.


Poseemos un cierto conocimiento de los campos magnéticos que llamamos historias. Por ejemplo, estamos familiarizados con cierto número de disposiciones que adoptan las historias cuando van a habitar el espacio mental de quienes las generan para sí mismas. Son como figuras geométricas. Mencionaré aquí cuatro de ellas.

EL AGUJERO NEGRO:  El mundo entero cobra vida en la atracción fatal hacia un agujero negro central, en gran medida ilegible, de algún modo sobrehumano y no pocas veces maligno. La dinámica del sistema es contradictoria porque todas las fuerzas en juego parecen fijarse la misión de destruir la oscura fuente de vida que las genera y por la que se sienten atraídas y aterrorizadas. (Ilíada, Don Juan, Drácula)

LA REPARACIÓN: El orden del mundo sufre una alteración por algún motivo, y nada cesa hasta que una fuerza paciente y muy decidida consigue volver a poner las cosas en orden. (Más allá de la frontera, El amor en los tiempos del cólera, Sherlock Holmes)

EL REMOLINO  Sólo existe una cosa: un movimiento circular que regresa obsesivamente al mismo punto. El retorno, sin embargo, no es cero. A medida que avanza, ese movimiento crea o consume mundo, alterando la totalidad de lo existente. (Odisea, Viaje al fin de la noche, La Recherche)

El ABANDONO:  Un fragmento se desprende de la alineación de la materia, aparentemente enloquecida, lo que pone en peligro toda la secuencia de la realidad. El resultado final es la regeneración del sistema o la aniquilación de la célula desertora. (Hamlet, El guardián entre el centeno, Los Evangelios)
Alexandro Baricco, La vía della  narrazione, Ed Feltrinelli.
Decidido a mis 57 años a volverme sobre mi vida e intentar contarla y expresarla; es decir revivirla. Contármela a mi mismo para intentar comprender.

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miércoles, 11 de octubre de 2023

La via della narrazione 1

El siguiente texto es una transcripción convenientemente editada de una conferencia pronunciada en la Escuela Holden en noviembre de 2021. En aquella ocasión inaugurábamos la Cátedra Spencer, una especie de seminario permanente en el que el profesorado de la escuela se detiene a reflexionar de la manera más elevada posible, y con toda la ferocidad del caso, sobre su enseñanza cotidiana. En vista de la solemnidad del contexto (no dejaba de ser una inauguración, quiero decir), se me ocurrió intentar sacar adelante una conferencia en la que, de forma extremadamente sintética y lo más clara posible, recogiera las principales cosas que he llegado a comprender desde que me dedico a la narrativa. Me pareció útil hacer balance de la situación, por así decirlo. Para intentar esbozar un sistema. Digo todo esto para explicar por qué el texto, al hablar de narrativa, se detiene a menudo en lo que significa enseñarla: había mucha gente en esa clase que se gana la vida con ello. Imagino que si hubiera estado en una reunión de pescadores sin duda habría prestado más atención a las historias del mar.

Alexandro Baricco,Turín, abril de 2022

A veces ocurre que trozos individuales de realidad emergen del rumor blanco del mundo y vibran con una intención especial, anómala. A veces es como un agradable batir de alas. Otras veces, es como una herida que no quiere cerrarse, una pregunta que espera respuesta. Un día de caza, para un hombre prehistórico, o el destello de una mirada ilegible en el subsuelo, para nosotros. Allí donde se produce esa vibración, se genera una especie de intensidad que, cuando perdura en el tiempo - rebasando el estatus de mero asombro - tiende a organizarse y a convertirse en una figura dibujada en el vacío. Se podría decir que para lograr cierta permanencia, genera  un campo magnético a su alrededor dotado de su propia geometría. Damos un nombre particular a estos campos magnéticos únicos. El nombre es: historias.

Una historia es el campo de energía producido en el alma por la vibración inesperada de una parte del mundo. Su génesis puede durar un momento o incubarse durante años. Su tiempo de germinación es misterioso.
Alessandro Baricco, la via della narrazione, Ed. Feltrinelli

Let's be careful out there. 

domingo, 8 de octubre de 2023

Tadej, il condotiero di Lombardía

"Dios creó la bicicleta para que los hombres la utilizaran como instrumento de esfuerzo y exaltación en el duro camino de la vida"


En el país de la comedia, de la tragedia y del arte lírico, una caída de telón no podría ser banal. La última clasica de la temporada, "L'última, la piu bella" no ha defraudado, por la sencilla razón de que nunca defrauda la belleza. La historia de la temporada 2023  ha sido en gran medida la del dominio de un sexteto de corredores de élite. Tadej Pogačar, Jonas Vingegaard, Remco Evenepoel, Primož Roglič, Mathieu van der Poel y Wout van Aert han alcanzado cada uno un nivel de habilidad asombroso que podría considerarse fácilmente como el mejor del mundo, si no fuera por los niveles igualmente altos de los otros cinco. Monopolizan la atención en todas las carreras en las que compiten, y por una buena razón: entre todos han ganado los cuatro Monumentos disputados en lo que va de año, dos de las tres Grandes Vueltas, han arrasado en todas las medallas de los Campeonatos del Mundo de ciclismo en ruta, así como el título individual de contrarreloj, además de un sinfín de otras carreras que suman casi 70 victorias en total. Ahora bien, por mucho que algunos cretinos intenten ningunearlo en el mes de julio, el único capaz de  transpirar grandeza de febrero a octubre es Tadej Pogačar, porque además Pogačar, a diferencia de los demás, corre contra la historia. Este año17 victorias sin contar la disputa real del mundial y el Tour: el palmarés de una vida en una temporada.


" Dios creó la bicicleta para que los hombres la utilizaran como instrumento de esfuerzo y exaltación en el duro camino de la vida". Esta inscripción, bajo un busto de Il Campionissimo, Fausto Coppi, capta el atractivo de las carreras ciclistas para los hombres de clase trabajadora en los primeros días del deporte, hablando tanto de aquellos que se comprometieron con el ciclismo como una forma de escapar de la pobreza como de los muchos más que acudían a verlos actuar y, al hacerlo, disfrutaban de un respiro temporal de la monotonía de la vida cotidiana. Hoy en día, la pertinencia no reside tanto en las palabras en sí, aunque siguen siendo relevantes, sino en la ubicación del busto frente a la capilla de la Madonna del Ghisallo que domina los lagos de Como y Lecco, a unas decenas de kilómetros al norte de Milán. Por pura definición, éste es el lugar más emblemático del deporte ciclista. En octubre de 1948, el Papa Pío XII encendió "la llama permanente del Ghisallo". La lámpara que contenía la llama fue transportada en coche hasta Milán desde la residencia del Papa en Castel Gandolfo, cerca de Roma. Desde allí, un relevo de ciclistas entre los que se encontraban Coppi y Gino Bartali llevó la llama hasta la pequeña capilla del pueblo de Magreglio, en la cima del paso del Ghisallo. En octubre de 1949, el Papa declaró que la capilla se convertiría en la sede de la patrona de los ciclistas italianos. A lo largo de las décadas posteriores, la capilla, que es poco más grande que una gran habitación delantera, se ha convertido tanto en un lugar de peregrinación como en un santuario para ciclistas de todos los niveles. Sus paredes están abarrotadas de recuerdos ciclistas, incluida la bicicleta de Coppi ganadora del Tour de Francia de 1949, de aspecto tan frágil ahora como Coppi cuando la montó; la bicicleta que el campeón olímpico de 1992 Fabio Casartelli montaba cuando se estrelló y murió durante el Tour de 1995, y la máquina que Francesco Moser utilizó para batir el récord de la hora en Ciudad de México en 1984. Hay maillots donados por los ganadores de algunas de las carreras más memorables de la historia, así como cientos de pequeñas fotografías de ciclistas que han muerto en las carreteras italianas. A finales del siglo XX, la colección de artefactos ciclistas de la capilla había crecido tanto que se planificó la construcción de un museo para albergar la mayor parte de la colección. Inaugurado en 2006 y situado junto a la capilla en un acantilado que ofrece una vista espectacular del lago de Lecco, alberga la mayor colección del mundo de recuerdos relacionados con el ciclismo profesional, que incluye desde una maqueta de los diseños de Leonardo da Vinci para una "bicicleta" de madera y la bicicleta de Coppi que batió el récord de la hora en 1942, con las fibras deshilachadas saliendo de sus neumáticos podridos, hasta la mayor colección de maillots rosas del mundo, compuesta por más de 50 maglie rosa donadas por los ganadores del Giro de Italia. Muchos argumentarían que, además de ser el lugar más sagrado del ciclismo profesional, este lugar es posiblemente el más bello. Sin duda es fácil dejarse llevar por la creencia de Percy Bysshe Shelley de que "Este lago supera en belleza a todo lo que he contemplado", con las vistas que se extienden por las aguas azules del lago hasta los picos nevados de la frontera norte de Italia y más allá, en Suiza. También tiene un gran significado desde el punto de vista de las carreras, ya que el Ghisallo es el punto más famoso de la última gran Clásica de la temporada, la Vuelta a Lombardía. Al igual que su carrera hermana, la Milán-San Remo, abre la temporada de Clásicas, "la carrera de las hojas caídas" baja el telón de la misma, proporcionando a los corredores una última oportunidad de saborear o redimir su temporada. Al igual que el Tour de Francia y el Giro, el nacimiento de la Lombardía surgió del deseo de un periódico de imponerse a sus rivales. En este caso, el periódico amenazado era el incipiente La Gazzetta dello Sport, que entonces se publicaba un lunes y un viernes y que, a principios del siglo XX, se enfrentaba a una amenaza para su difusión por parte del recién lanzado semanario Gli Sports. El editor de ciclismo de La Gazzetta, Armando Cougnet, dijo más tarde sobre la rivalidad: "No había tiempo que perder, necesitábamos ideas y pasión en abundancia, teníamos que pasar al ataque primero antes de que nuestro rival tomara esa posición". Desde 1903, Cougnet y su equipo habían estado barajando la idea de una carrera por Lombardía con los directivos del Touring Club Ciclistico Italiano, que se había creado en 1894 para promover el turismo y el ciclismo en Italia y que llegó a producir la serie de mapas más conocida del país. Sin embargo, las carreteras lejos de Milán y de los otros grandes centros eran tan deficientes que la carrera se consideró inviable. El lanzamiento de Gli Sports centró las mentes de la redacción de La Gazzetta. Para causar impresión, la carrera tenía que tener unas características especiales. Por eso se eligió para ella una fecha que parecía bastante prohibitiva: el 12 de noviembre, justo en el límite final de la temporada para una carrera que sería el Criterium de otoño de este deporte', dijo Cougnet. La edición del 9 de octubre de 1905 de La Gazzetta anunciaba lo que el periódico describía como 'este Criterium de Otoño que hemos titulado Vuelta a Lombardía'.

La intención, explicaba el periódico, era establecer una carrera que pusiera a prueba a los corredores en condiciones invernales, explicando que formaba parte de su plan para garantizar que "el ciclismo sea un verdadero propagador de la educación física". El 10 de noviembre, La Gazzetta emitió una última convocatoria para un evento que describía como "bastante inusual e incluso loco" dada la llegada del invierno. Saludaba a los 74 corredores que se habían inscrito para participar. Dos días más tarde, 53 de esos 74 se inscribieron en la Trattoria del Boschetto de Rogoredo, justo al sureste del centro de Milán, para la primera edición del Giro de Lombardía. A las seis en punto de una mañana todavía oscura, los ciclistas se reunieron bajo lámparas de acetileno para la salida...


Ayer, a través de los 238 kilómetros, con salida en Como y llegada a Bérgamo con el Passo di Ganda y el Colle Aperto como guardianes del secreto de la victoria ,y tras llegar a la cumbre di Ganda con el el resuello de  Roglic, Rodriguez y Blasov en su nuca, Tadej sublimó todo concepto de lo épico tirándose á tombeau ouvert y en un alarde de coraje, decisión y agallas desapareció delante de sus narices para vencer en Bérgamo y beber la victoria como sólo los audaces beben el placer.

Como dijo Sergio Zavoli  el día de la inauguración del museo,  “lo ideal es que recupere el mundo de las carreras de bicicletas, a través de las acciones de hombres que han demostrado que el esfuerzo y el coraje, el dolor y el deleite son la verdadera naturaleza y símbolo del ciclismo” .

Las hojas muertas 2023

Let's be careful out there 

jueves, 5 de octubre de 2023

Las horas felices


Detrás de las horas están los paisajes. El tiempo que está detrás del tiempo es la rotación de los paisajes. Primavera, verano, otoño, invierno. Los paisajes son los rostros inolvidables de tiempo original que se fusiona. Dar una forma impredecible a la propia vida y apegarse a ella en lo que sea que haya llegado a ser, éste es el objetivo del ascetismo. Dentro del enigma de cada vida, cada una se convierte entonces en la clave de una oportunidad, de una oportunidad que parece caída del cielo. Tuve suerte de vivir...

Cuando apenas contaba con tres años de edad, la familia de Pascal Quignard se mudó a El Havre, ciudad duramente castigada por los bombardeos británicos durante la Segunda Guerra Mundial cuyo puerto renacentista quedó completamente destruido. "Nunca he abandonado las ruinas de El Havre, donde caminaba de niño empujando la cabeza contra la fuerza del viento para ir al colegio", escribía en Les désarçonnés [Los inestables], publicado en 2012, y uno de los tomos de su ciclo Último Reino, cuyo duodécimo volúmen, Les heures Hereuses [Las horas felices], acaba de publicar en Francia.

Les Heures heureuses", duodécimo volumen de "Dernier Royaume", que como ha confirmado el autor constará de 14 volúmenes, muestra a Pascal Quignard en la cumbre de su arte del fragmento, experimentando un sereno "último florecimiento", libre de retóricas, de ataduras. No me puede gustar más su absoluta exquisitez, el ritmo y la forma de su prosa preludio de un largo y profundo orgasmo.

PRIMER CAPÍTULO

En Compiègne la cena empezaba a las siete. A las ocho y veinticinco minutos todos se levantaron de sus sillas. A las ocho y media, terminada la cena y dejadas las tazas de café en las mesas, entramos en procesión a la sala. Inmediatamente el emperador entró en su estudio para fumar su cigarrillo. Un minuto después de su partida, los hombres se dirigieron en grupos al salón de fumadores. La emperatriz se quedó con las damas. Tan pronto como uno de estos caballeros regresó, el chambelán de la emperatriz se colocó detrás de un piano vertical que tenía una manivela y comenzó a girarlo sin detenerse nunca más. Bailamos al son de esta música áspera y monótona. Todos estaban aburridos. Todos se preguntaron: “¿Qué hora es?” Todos preguntaban a su vecino de asiento: “¿Qué hora es?” Tuvimos que esperar hasta las once y media. A las once y media en punto, el emperador Napoleón III se levantó, se acercó a la emperatriz, la tomó de la mano y se retiraron a la noche. Tan pronto como atravesaron la puerta del salón, el señor de Lizan-Marmésis, que era el chambelán de la emperatriz, todavía de pie y todavía solemne con su abrigo negro, soltó de repente el mango del piano. Silencio. Todos se iban a la cama. 

La historia, fundamentalmente el barroco y el mundo clásico, aunque también el medieval, es el escenario predilecto de las obras de este francés ermitaño y heterodoxo que en 1994 abandonó su poderoso puesto como secretario general de la editorial Gallimard para retirarse al campo a leer, escribir y tocar y escuchar música, otro tema que entrevera sin tregua su obra.

"Renuncié a todo. La vida es breve y dediqué mucho tiempo, demasiado, a luchar contra mi deseo de soledad. Desde hace más de treinta años tengo la relación más lejana posible con ese medio, al igual que con todos los demás grupos, formaciones, ámbitos y sectas".

Las horas felices son el tiempo antes del tiempo, el tiempo ancestral sin olvido. El vasto ciclo Dernier royaume (Último reino) de Pascal Quignard, que comenzó hace más de veinte años, sigue explorando el tiempo sin fondo que él llama "jadis", el tiempo del origen del que puede surgir lo imprevisible. Dejando atrás las imágenes, e incluso en gran medida los relatos, en los que tan a menudo se basaban los volúmenes anteriores, Les Heures heureuses, este duodécimo volumen, se centra en los números más que en las letras, en las fechas, los comienzos y las partidas. Hay fragmentos de todos los libros anteriores, así como jirones de existencia, múltiples paisajes, orillas del mar, varias casas. Quizá en la vida de un escritor que nunca ha dejado de escribir, cada libro se convierte en un testamento.

Para Quignard, escribir es una necesidad absoluta-"no una elección, sino una necesidad para ensamblarme a  mí mismo ".Sin embargo, ha advertido que  la lectura "es una experiencia más profunda y menos voluntaria que la escritura; la lectura no está hecha para todo el mundo".Poco afecto a opinar del presente, Quignard, cuyos referentes se remiten a otros solitarios como Montaigne, San Juan de la Cruz, Mallarmé o el filósofo chino Zhuangzi, asegura tener pocas esperanzas en el avance de la humanidad, estableciendo metáforas con su pasión musical. "No hay progreso político. El laúd es un instrumento sublime, que se dejó por motivos religiosos y solo duró 150 años. He tocado la viola, pero se prescindió de ella de repente durante la Revolución francesa porque se veía como un instrumento aristocrático. Luego llegó el piano y pasó lo mismo. Acabamos abandonando cosas maravillosas, fantásticas. Con el paso del tiempo no avanzamos, prescindimos de cosas completamente bellas".Una visión que encaja con su obra, plagada de protagonistas desterrados o voluntariamente apartados de una sociedad adocenada y que huye de las emociones intensas, del silencio que precede a la creación y de la reflexión que acompaña al pensamiento profundo. "Soy una persona letrada y erudita. Los escritores que más me han importado han hecho de su escritura una vía mística".

Quizá por ello, el autor francés reivindica su modo de entender la vida y la literatura: " una manera de vivir, algo extrema, salvaje y libresca a la vez, apartada de todos, sin un día festivo desde hace más de cincuenta años"

Let's be careful out there