The King Lear. |
"De nada , nada sale". Los
acantilados están llenos de instantes pretéritos, de fracasos, de
promesas incumplidas y tal vez de porvenires. Abismarse es bajar al
fondo de nuestra conciencia, exhibir las llagas y cicatrices surgidas
de nuestro encuentro con la vida y decidír què hacer con todo
ello y cómo. El paisaje de los abismos está formado por los retales
que han quedado de nuestras equivocadas decisiones. Bordeamos su
perímetro, precipitadamente, sobre las brasas de todos nuestros
proyectos. Asomados al hueco, suponemos conjeturas, e
infelizmente,disponemos nuestras vidas sobre la incierta posibilidad
de su cumplimiento. Por no ser capaces de anticiparnos, por no querer
ver que todos los errores son el mismo error, se escurre de nuestras manos todo lo que es mejor que algo.
Excedido el hueco, frente a nosotros, tendido está el cable. De qué otro hueco desempolvar nuevas
fuerzas, de qué recóndito escondrijo rescatar la Audacia necesaria
que nos impulse a cruzar. El abismo nos fija a su elíptico contorno
con la poderosa fuerza de su atmósfera de incendio, nos somete a su
implacable ley como la fragua doblega al herrero a sus férreos
postulados.
Las paredes de la sima supuran restos
de vidas frustradas, ajenas a nuestro infortunio. "Estamos
atados a un círculo de fuego y nuestras lágrimas nos queman como
plomo derretido".
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