lunes, 23 de diciembre de 2019

Kurosawa.







The King Lear.
"De nada , nada sale". Los acantilados están llenos de instantes pretéritos, de fracasos, de promesas incumplidas y tal vez de porvenires. Abismarse es bajar al fondo de nuestra conciencia, exhibir las llagas y cicatrices surgidas de nuestro encuentro con la vida y decidír què hacer con todo ello y cómo. El paisaje de los abismos está formado por los retales que han quedado de nuestras equivocadas decisiones. Bordeamos su perímetro, precipitadamente, sobre las brasas de todos nuestros proyectos. Asomados al hueco, suponemos conjeturas, e infelizmente,disponemos nuestras vidas sobre la incierta posibilidad de su cumplimiento. Por no ser capaces de anticiparnos, por no querer ver que todos los errores son el mismo error, se escurre de nuestras manos todo lo que es mejor que algo.
Excedido el hueco, frente a nosotros, tendido  está el cable. De qué otro hueco desempolvar nuevas fuerzas, de qué recóndito escondrijo rescatar la Audacia necesaria que nos impulse a cruzar. El abismo nos fija a su elíptico contorno con la poderosa fuerza de su atmósfera de incendio, nos somete a su implacable ley como la fragua doblega al herrero a sus férreos postulados.
Las paredes de la sima supuran restos de vidas frustradas, ajenas a nuestro infortunio. "Estamos atados a un círculo de fuego y nuestras lágrimas nos queman como plomo derretido".





No hay comentarios:

Publicar un comentario