viernes, 8 de marzo de 2024

Esperando a Currentzis

 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
Apocalipsis 14, 2

Dies iræ, dies illa
Solvet sæclum in favilla
Teste David cum Sibylla
Quantus tremor est futurus
Quando iudex est venturus
Cuncta stricte discussurus

Día de la ira será aquel en que
el mundo será reducido a cenizas,
según los oráculos de David y Sibila.
¡Grande será el temor cuando
aparezca el justo Juez a pedir
cuentas de lo que hemos hecho

Dejemos clara una cosa: el tema del Requiem es la Piedad,  la piedad del Señor por su infinita Misericordia. Todo lo que pueda añadirse, incluido lo escrito en este blog, es una anécdota. Vale, comencemos. Empaque, pomposidad, ampulosidad, engolamiento, afectación. Ninguna de estas palabras afecta  o guarda alguna afinidad con el Requiem en re menor de Mozart.Te colocas unos buenos auriculares Hartman Kardon en los oídos y a lo largo del laberíntico recorrido de sus14 estaciones atraviesas suburbios y humaredas, y  sientes que la fealdad del mundo se aleja de tí. Abandonas los mediocres contrafuertes que sujetan las opiniones malgastadas , desbrozas la basura pegada a la mirada abigarrada de los gentiles mientras la música y la palabra se abren camino en el seno de la soledad bramando contra los acantilados de todo lo prescindible y ajeno a la vida verdadera.
El filósofo Filolao, cercano a la tradición pitagórica, señaló que los hombres se reconocen mortales porque no aciertan a saber rimar el comienzo con el fin, o la conclusión con la premisa. Una disonancia, una arritmia, impide que la serpiente de la eternidad se muerda la cola, y que se eternice, en consecuencia, el más intenso de los instantes (que eso es propiamente la eternidad). En torno a la agónica lucha final puede producirse clarividencia: un sueño diurno azuzado por el desgarro de la separación y el sufrimiento. Se trata de una despedida que puede ser brusca y violenta, suave y melancólica, resignada o aceptada. Puede sorprender el desenlace de manera intempestiva. Y en consecuencia cabe acogerlo con irritación, desazón o desafío iracundo. Puede aceptarse en la alegría y paz de un último acto que sella la conciliación de uno consigo y con el mundo. Los momentos constitutivos de la vida, en una esencial e insólita jerarquía, pueden desfilar como imágenes-movimiento ante los ojos del vidente —a punto de ser cerrados—, al tiempo que el oído puede despertar en lo inaudito: el sonido en toda su profundidad de campo. El oído es, quizás, el último sentido que se pierde; también fue el más prematuro.
Esa clarividencia sonora disuelve la subjetividad en cántico. Absorbe la existencia en el flujo sonoro que antecede y sucede a la vida del fronterizo en esta tierra...
Lux aeterna
Entre el genio nacido en Salzsburgo y cualquier intérprete de su obra existe , a mi modo de ver, una distinción ontológica, una nueva manera de nombrar una misma realidad, que invita a adquirir un significado distinto al que había adquirido originalmente con la manera original de nombrar dicha realidad. Y es que el Requiem mozartiano posee en relación con su fuerza rememorativa una capacidad Reveladora. Su mística musical es capaz de revelarle al hombre algo de lo más profundo y eterno de si mismo, la entrada en un itinerario estético-espiritual en el que se mezclan intimamente el gozo y el dolor: gozo por la intuición de la Belleza, dolor por la distancia existente entre su ser en cuanto creador y su ser en cuanto hombre.

Let's be careful out there 
 

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