Sentença do Dedé ao evadir-se da prisão.
Siempre hay una Abadía a la que saludar, así que aguante el tirón.
Siempre encuentro muy interesantes los vacíos dentro de un recorrido de pensamiento, los asocio con la oscuridad de la que habla Agamben, una dimensión única e irreemplazable, intrépida y privilegiada en la que el pensador puede lograr vislumbrar más allá de las luces que ciegan el presente. Me parece que estos son los momentos en los que es posible redescubrir esa sensación de desactualización, es decir, ese desajuste con la actualidad y las expectativas de éxito de un sistema político, de pensamiento y más allá, atrapado en las garras de una mercantilización compulsiva y envolvente, que permite al filósofo, al escritor"percibir y captar su propio tiempo".
Un vacío es un momento indicativo de cambio, de replanteamiento, de suspensión que preludia futuras transformaciones. Una injerencia, un acto de resistencia que choca con la actualidad contemporánea y su homologación omnipotente y omnipresente. Un vacío es esa nada repleta de posibilidades que nos contiene.
Let's be careful out there
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