jueves, 2 de noviembre de 2023

El camino no elegido

Pero ella no se mueve, y él tampoco: ella le mantiene ahí un momento por la pura luz de sus espectaculares ojos, mientras le repasa con la punta de la lengua asomada por la comisura de la boca, como si decidiera qué tomar de cena. Acto seguido, con una sonrisa de falsa modestia llena de afilados dientes blancos, dice:
Sabes, no voy a acostarme contigo.

Paul Murray, Skippy muere. Ed Pálido fuego

Ya es hora de que borren del diccionario la palabra casualidad. Es una palabra vacía por completo.
Una vida es algo que debe elegirse, igual que un sendero que atraviesa un bosque. Cosa compleja para nosotros, que vivimos en un tiempo que parece ofrecernos una gama completa de elecciones, un dédalo de caminos prefigurados. Pero, si prestamos atención, advertimos que la inmensa mayoría de ellos no son más que versiones distintas de lo mismo, comprar cosas, por ejemplo, o creer en el discurso prefabricado de turno, una religión, un país, un equipo de fútbol o una guerra. La idea de tomar decisiones propias, o de sin ir más lejos, no creer, no consumir mierda ya cocinada,  es hoy el camino menos transitado. 

The Road Not Taken

Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.

Robert Frost

Dos caminos se abrían en un bosque amarillo,
y triste por no poder caminar por los dos,
y por ser un viajero tan solo, un largo rato
me detuve, y puse la vista en uno de ellos
hasta donde al torcer se perdía en la maleza.
Después pasé al siguiente, tan bueno como el otro,
posiblemente la elección más adecuada
pues lo cubría la hierba y pedía ser usado;
aunque hasta allí lo mismo a cada uno
los había gastado el pasar de la gente,
y ambos por igual los cubría esa mañana
una capa de hojas que nadie había pisado.
¡Ah! ¡El primero dejé mejor para otro día!
Aunque tal y como un paso aventura el siguiente,
dudé si alguna vez volvería a aquel lugar.
Seguramente esto lo diré entre suspiros
en algún momento dentro de años y años
dos caminos se abrían en un bosque, elegí…
elegí el menos transitado de ambos,
Y eso supuso toda la diferencia.

Un valle en las montañas, 1916, Robert Frost, Poesía Completa.
Ed. Linteo Poesía, 2017

Let's be careful out there 




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