lunes, 4 de septiembre de 2023

Invisible en el silencio

Gocémonos, Amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte o al collado, do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura.


1. Ya que está hecha la perfecta unión de amor entre el alma y Dios, quiérese emplear el alma y ejercitar en las propiedades que tiene el amor; y así, ella es la que habla en esta canción con el Esposo, pidiéndole tres cosas que son propias del amor. La primera, querer recibir el gozo y sabor del amor, y esa le pide cuando dice: «Gocémonos, Amado». La segunda es desear hacerse semejante al Amado, y esta le pide cuando dice: «Vámonos a ver en tu hermosura». Y la tercera es escudriñar y saber las cosas y secretos del mismo Amado, y esta le pide cuando dice «entremos más adentro en la espesura». Síguese el verso:
Gocémonos, amado
2. Es a saber, en la comunicación de dulzura de amor, no solo en la que ya tenemos en la ordinaria junta y unión de los dos, mas en la que redunda en el ejercicio de amar afectiva y actualmente, ahora interiormente con la voluntad en actos de afición, ahora exteriormente haciendo obras pertenecientes al servicio del Amado. Porque, esto tiene el amor donde hizo asiento, que siempre se quiere andar saboreando en sus gozos y dulzuras, que son el ejercicio de amar interior y exteriormente; todo lo cual hace por hacerse más semejante al Amado. Y así, dice luego: y vámonos a ver en tu hermosura 
3. Que quiere decir: hagamos de manera que, por de este ejercicio de amor ya dicho, lleguemos a vernos en tu hermosura, esto es, que seamos semejantes en hermosura, y sea tu hermosura de manera que, mirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se vea en tu hermosura, lo cual será transformándome a mí en tu hermosura; y así te veré yo a ti en tu hermosura, y tú a mí en tu hermosura; y tú te verás en mí en tu hermosura, y yo me veré en ti en tu hermosura; y parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura y tu hermosura mi hermosura; y seré yo tú en tu hermosura, y serás tú yo en tu hermosura, porque tu hermosura misma será mi hermosura. Esta es la adopción de los hijos de Dios, que de veras dirán a Dios lo que el mismo Hijo dijo por san Juan (XVII, 10) al Eterno Padre, diciendo: «Omnia mea tua sunt, et tua mea sunt», que quiere decir: ‘Padre, todas mis cosas son tuyas y tus cosas son mías’. Él por esencia, por ser Hijo natural; nosotros por participación, por ser hijos adoptivos. Y así, lo dijo Él, no solo por ti, que era la cabeza, sino por todo su cuerpo místico, que es la Iglesia.
 Al monte o al collado 
4. Esto es, a la noticia matutinal (que llaman los teólogos), que es conocimiento en el Verbo divino, que aquí entiende por el «monte», porque el Verbo es altísima sabiduría esencial de Dios; o vámonos a la noticia vespertina, que es sabiduría de Dios en sus criaturas y obras y admirables ordenaciones, la cual aquí es significada por el «collado», el cual es más bajo que el monte. En decir, pues, el alma «vámonos a ver en tu hermosura al monte», es decir aseméjame e infórmame en la hermosura de la sabiduría divina, que, como decimos, es el Hijo de Dios. Y en decir «o vámonos al collado», es pedir la informe también de su sabiduría y misterios en sus criaturas y obras, que también es hermosura en que se desea el alma ver ilustrada. No puede verse en la hermosura de Dios el alma y parecerse a Él en ella, si no es transformándose en la sabiduría de Dios, en que lo de arriba se ve y se posee. Por eso, desea ir «al monte o al collado»
 Do mana el agua pura
 5. Quiere decir: donde se da la noticia y sabiduría de Dios (que aquí llama «agua pura») al entendimiento, limpia y desnuda de accidentes y fantasías, y clara, sin tinieblas de ignorancia. Este apetito tiene siempre el alma de entender clara y puramente las verdades divinas; y, cuanto más ama, más adentro de ellas apetece entrar; y por eso pide lo tercero, diciendo:
 entremos más adentro en la espesura 6. En la espesura de tus maravillosas obras y profundos juicios, cuya multitud es tanta y de tantas diferencias, que se puede llamar «espesura», porque en ellos hay sabiduría abundante y tan llena de misterios, que no solo la podemos llamar espesa, mas aún cuajada, según lo dice David, diciendo (Salmos, LXVII, 16): «Mons Dei, mons pinguis, mons coagulatus, mons pinguis», que quiere decir: ‘El monte de Dios es monte grueso y monte cuajado’. Y esta espesura de sabiduría y ciencia de Dios es tan profunda e inmensa, que, aunque más el alma sepa de ella, siempre puede entrar más adentro, por cuanto es inmensa y sus riquezas incomprehensibles, según exclama san Pablo (Romanos, XI, 33), diciendo: «¡Oh alteza de riquezas de sabiduría y ciencia de Dios, cuán incomprehensibles son sus juicios e incomprehensibles sus vías»!
 7. Pero el alma en esta espesura e incomprehensibilidad de juicios y vías desea entrar, porque muere en deseo de entrar en el conocimiento de ellos muy adentro; porque el conocer en ellos es deleite inestimable que excede todo sentido. De donde hablando David (Salmos, XVIII, 10-12) del sabor de ellos, dijo así: «Iudicia Domini vera, iustificata in semetipsa, desiderabilia super aurum, et lapidem pretiosum multum, dulciora super mel et favum; nam et servus tuus dilexit ea», que quiere decir: ‘Los juicios de Dios son verdaderos y en sí mismos tienen justicia; son más deseables y codiciados que el oro y que la preciosa piedra de grande estima; y son dulces sobre la miel y el panal, tanto, que tu siervo los amó y guardó’. Y, por eso, en gran manera desea el alma engolfarse en estos juicios y conocer más adentro en ellos y, a trueque de esto, le sería grande consuelo y alegría entrar por todos los aprietos y trabajos del mundo, y por todo aquello que le pudiese ser medio para esto, por dificultoso y penoso que fuese. 
8. Y así se entiende también en este verso la espesura de los trabajos y tribulaciones, en la cual desea el alma también entrar cuando dice: «Entremos más adentro en la espesura», es a saber, de trabajos y aprietos, por cuanto son medio para entrar en la espesura de la deleitable sabiduría de Dios; porque el más puro padecer trae y acarrea más puro entender y, por consiguiente, más puro y subido gozar, por ser de más adentro. Por tanto, no se contentando con cualquiera manera de padecer, dice: «Entremos más adentro en la espesura». De donde Job (VI, 8), deseandoeste padecer, dijo: «Quis det ut veniat petitio mea, et quod expecto tribuat mihi Deus? et qui coepit, ipse me conterat, solvat manum suam, et succidat me? et haec mihi sit consolatio, ut affligens me dolore, non parcat mihi»?, que quiere decir: ‘¿Quién dará que mi petición se cumpla y que Dios me dé lo que espero, y el que me comenzó, ese me desmenuce, y desate su mano y me acabe, y tenga yo esta consolación, que afligiéndome con dolor no me perdone ni dé alivio?’. 9. ¡Oh, si se acabase ya de entender cómo no se puede llegar a la espesura de sabiduría y riquezas de Dios, si no es entrando en la espesura del padecer de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! ¡Y cómo el alma que de veras desea sabiduría, desea primero de veras entrar más adentro en la espesura de la cruz, que es «el camino de la vida, por que pocos entran!» (Mateo, VII, 14). Porque desear entrar en espesura de sabiduría y riquezas y regalos de Dios es de todos; mas desear entrar en la espesura de trabajos y dolores por el Hijo de Dios, es de pocos, así como muchos se querrían ver en el término, sin pasar por el camino y medio a él.

Let's be careful out there .

Nota: Este artículo es la transcripción ( breve muestra )  de la versión  anotada del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz de la colección clásicos de la RAE.


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