De nuestros hocicos serán proscritas las argollas, de nuestros lomos desaparecerán los arneses.
Bocados y espuelas serán presas de la herrumbre y nunca más crueles látigos harán oir su restallar.
George Orwell, Rebelión en la granja.
Escribía Kant que dos cosas le habían maravillado en la vida y le habían llevado a la filosofía: “…el cielo estrellado sobre mí, y la ley moral puesta en mí”. Igualmente te puede maravillar la expectativa del vuelo de la lechuza de Minerva, o el amor incondicional de un perro. Nos maravillamos de la existencia de otros seres vivos cuya vida transcurre al lado de la nuestra. A propósito de ello, ya Heráclito admitía la unidad de esencia entre el hombre y el animal, Aristóteles les atribuía un alma, y para Bentham su capacidad de sentir era un atributo moralmente relevante. Pero, nos observamos detenidamente … y sentimos la mayor vergüenza por el trato que reciben de nosotros, sus compañeros de la tierra."Los convivientes" nos hemos convertido en sus crueles torturadores y asesinos.Y entonces, nos volvemos a preguntar, qué debo hacer y qué puedo esperar y la respuesta es desoladora. Tampoco en esto nuestra época es especial : en la Roma republicana y en épocas posteriores del Imperio, los animales carecían de derecho alguno; las denominadas venationes o cacerías en la arena, eran verdaderas masacres, donde cientos de animales se exhibían inicialmente ante el público y luego se liberaban a fin de que fueran “cazados” y muertos de múltiples maneras para regocijo de los asistentes.
En general, los derechos y obligaciones tienen caracter convencional no natural.Tanto la legislación como las costumbres y las valoraciones son información cultural: los derechos de los que los tienen son las obligaciones de los demás de respetarlos. En este sentido, reivindicar los derechos de los animales es fomentar un cambio en nuestra cultura. Este cambio corresponde a la expansión del círculo de la solidaridad y la compasión, y como herramienta retórica para impulsar dichos cambios, la jerga de los derechos suele ser bastante eficaz. Pero, está lejos de ser esta la intención de los okupas del BOE: están en otras cosas.
Dejó escrito Wittgenstein en el Tractatus que " todo lo que se puede decir, se puede decir claramente". Uno puede aprender mucho leyendo el BOE, especialmente a no olvidar la catadura moral de las sabandijas del arca pública que lo utilizan para intereses espúreos, que en el caso de la reciente ley de bienestar animal no son otros que la creacion de nuevos chiringuitos de latrocinio y nuevas agencias colocación. Ni que decir tiene que para el saqueo la claridad estorba, y que no hay nada como una redacción empastada para confundir, y justificar por ley, la creación de un novedoso Consejo Estatal de proteccion animal, un Comité científico y Técnico para la protección de los animales, y la puesta en marcha de un nuevo Plan de Protección animal, que non son otra cosa que verdaderas administraciones paralelas para el reparto discrecional de fondos públicos y privados: adivino el reflejo de Paulov en los directores de periódicos y magnates televisivos ante la perspectiva de más dinero fresco en anuncios y campañas publicitarias al precio de silenciar y ocultar un nuevo tocomocho progresista.
Si queremos saber de qué va el asunto del bienestar animal tenemos que olvidarnos de señuelos justificativos como la cacareada igualdad como valor ético, el principio de respeto o el de no dañar, todos ellos envueltos bajo el cebo de que los aninales son seres sensibles, que lo son, dicho sea de paso, y analizar la rotundidad y la obstinación, signos de manifiesta estupidez, de un texto orientado al levantamiento de empalizadas burocráticas con el único objetivo de acotar y empobrecer la vida y la libertad de los ciudadanos.
Y es que la "ley Belarra" no es una ley pensada para el beneficio y defensa de los derechos de los animales, sino una estrategia bienestarista, que se ocupa principalmente de promover medidas tendientes a la reducción del sufrimiento animal injustificado, salvo el del toro de lidia y el perro de caza, que a juicio de los okupas del Boe deben de sufrir poco, a través de nuevas sanciones administrativas y el endurecimiento penal de los diversos tipos delictivos ( necesarios sin duda, pero insuficientes) , sin ahondar en el cuestionamiento de su estatus como cosas al que los relega el derecho positivo. Por consiguiente, otra oportunidad perdida para coger el toro por los cuernos, y afrontar una reforma seria y en profundidad del capítulo IV del título XVI del código penal.
Si tantas decisiones politicas caprichosas, sin ser escrupulosos, resultan cuestionables en una inspeccion somera, si toda la actuacion politica parece estar envuelta en una nebulosa indecente, ¿por qué confiamos todavía, segun las encuestas, en un sistema podrido e irrecuperable? ¿ por qué asumimos una realidad falseada por una pandilla de cantamañanas? A decir verdad quizá tengamos los gobernantes que nos merecemos; mientras, quién sabe si en algun momento, cansados de sufrir los abusos de estos gendarmes totalitarios, aprendamos de los animales de la granja de los Jones y nos rebelemos.
Let's be careful out there.
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