Grande cosecha de judas dicen que ha de haber hogaño...
Francisco de Quevedo
En el Magariños solo faltó la Demencia para poner con sus cánticos el colofón jocoso al nuevo cabildeo comunista. Éramos pocos y la lideresa ferrolana, con su ridícula distinción de apariencia, alumbró en singular partenogénesis otra suma a la división de marcas blancas comunistas versión bolivariana. Así, a la patulea de Compromis, Mareas, Más Madrid et alii, ahora se suma Sumar: otra plaga bíblica de idiotas esbozados cuya flamante fortaleza irá acumulando Sanchez en su propio cuerpo como ha hecho anteriormente con todos aquellos a los que ha ido liquidando.
Conviene advertir que desde el surgimiento de Podemos, la proliferación de lacayos y la profesionalización de sus prácticas no han hecho sino añadir nuevas voces a la polifonía de clichés desgastados e inútiles soluciones políticas al margen de los verdaderos problemas de los ciudadanos, porque tampoco es esa la intención del plantel de calaveras reunido en Serrano 127 para celebrar el nuevo parto.
Las raíces de Sumar, desde sietemachos Errejón al vegano Garzón( la perfidia se puede nutrir con hortalizas), pasando por la culiparlante Colau, todo un mundo joven lleno de promesas y misterio, están en el estiércol y pese a que en el estiércol florecen más lozanas las orquídeas, las flores terminan marchitandose, y entonces...sólo queda el estiércol.
En la misma línea se encuentra su proyecto de mundo seco, arrugado y aburrido, en el que la única suma resuelta de manera correcta por la cursi vicepresidenta es aquella que consiste en contabilizar las ganancias provinientes de lo que necesariamente han perdido los demás, incluidos quienes ingenuamente aporten dinero a la astracanada con la misma benévola intención con la que, hucha en mano, pidieran pal Domund.
Rodeada de soberbios fariseos, insignes custodios del dogma marxista, Yoli vive servida de asistentes y favorecidos, ajena a una realidad apuntalada por el aumento de la pobreza, la inseguridad y el desmembramiento social, y pone tal cuidado para ocultar ese hecho que podría tomarse como paradigma del tipo. Su vacua prosa impresionista intenta sugerir un tipo de personaje fresco, sin mácula, portador de arcanas esencias, pero huele tan a falso que toda ella resulta pesada y sobrecargada. Le disgustan los "privilegios burgueses" no porque tenga algun tipo de interés por "los pobres y desheredados de la tierra" sino porque desde su dacha ministerial disfruta de los propios de su casta de ancien régime. Su "pensamiento no intelectual", sus "cosas chulísimas", no tienen más continuidad que una grieta en las rocas a la que la marea cubre de espuma y de restos y luego vacía. Al final no queda nada, salvo el sedimento que ha dejado el flujo; un ámbar gris valioso sólo para quien sepa sacarle partido. Sin duda alguna, una sociedad que se automutila como aquel que lo hace pensando cobrar "la prima de un seguro", renuncia a su dignidad y entrega su futuro de forma absolutamente libre y consciente: no vayamos luego a pedir cuentas a nadie.
Let's be careful out there.
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