miércoles, 16 de septiembre de 2020

La mirada del dragón.


Si la belleza de la música pudiera fijarse en  la conciencia histórica, esta, referida al piano, quedaría anudada en el hito que  tuvo lugar entre el 10 y el 16 de junio de 1955 en el estudio de la CBS en Nueva York, cuando Glenn Gould graba las variaciones Goldberg: 

 esa vaguada que todo pianista debe transitar si quiere adentrarse en la  misteriosa eternidad  la música de J. S. Bach. 

 Fiel a su carácter áspero el genio canadiense apenas hubo grabado, abandonó el estudio y  se marchó.

Pero, por fortuna tanto en la vida como en el arte no hay nada definitivo y debido ello, 65 años después el pianista chino Lang Lang, en el plazo de 15 días desanuda por dos veces las variaciones Goldberg, una en Leipzig y la otra en Berlín, y  con ese material, el veterano sello Deutsche Grammophon ha editado un  estuche de lujo con  4 CDs: delicadeza pura.

Tras  veinte años  dedicados a desentrañar el monumento bachiano , el fenómeno chino, encontró la distancia. Y el resultado, a mi modo de ver , ha sido extraordinario: una lectura respetuosa con la estructura, capaz de despreciar la línea  recta para dibujar el alma circular de las Goldberg.

Según  Massimo Doná la música de Bach" es  la expresión casi perfecta de la idea de armonía de signo lucidamente platónico-pitagórico”. "No  contiene indicaciones de tiempo ni dinámicas", precisó  Glenn Gould. Pareciera la promesa de un tal vez sujeta a un Orden, aventuro yo.

Con respecto a esto , en unas declaraciones recientes Lang Lang señaló que :” Nikolaus Harnoncourt, uno de los mayores maestros del barroco, cuando le conocí, me dijo: ‘No encierres tu corazón en la música barroca'.'No dejes que el marco controle tu interpretación’, eso es lo que me dijo”.

 Y, sobre la densa urdimbre de lo incorpóreo de esa música ejecuta Lang Lang un doble  mortal carpado  con pirueta y tirabuzón, con el ardor del creyente que contempla la luz reflejada en la vidrieras de una catedral gótica. El prodigio técnico y la sublime sensibilidad del pianista chino  son capaces de liberar la maravilla engastada en la estructura de las 30 variaciones y 2 arias que, como mónadas leibnizianas brillan entre sus manos en todo su esplendor armónico. El timbre y la intensidad, el quid de la experiencia musical, son extraordinarios, sus manos nos anillan en el pasmo de la certeza de esa inexorable inevitabilidad, oculta en la unidad de la estructura, sin privarnos del disfrute del desdén de cada una de las partes respecto al todo.

Parece un milagro, pero convendría no engañarse: “cuando pintas un dragón el último paso es el más importante , encontrar la forma de pintarle los ojos” (proverbio chino citado por Lang  lang) ... y las Goldberg son un dragón: sólo cuando se ha podido establecer un relación entre compositor e intérprete,( una relación de soledades), sólo entonces, es posible pintar los ojos del  inmenso reptil alado, de hacer renovada leña con su fuego.

 En las variaciones Goldberg, Bach no utiliza como elemento base la melodía del tema, sino el bajo continuamente transformado, pero siempre presente. No estamos por tanto ante el principio de variación ornamental sino de una solución originalisima que deriva más bien del principio de la variación sobre el bajo persistente. Lang Lang  presta atención a todos los elementos externos y transmite el pálpito de su ondulación expresiva con la deliciosa precisión de una filigrana tanto en los grupos ornamentales, como en los mordentes y trinados,minimizando, además, el lapso de tiempo que se da entre las las variaciones canónicas  y las virtuosas.

Por otro lado, en la  versión del  concierto en la  Iglesia de Santo Tomás, se acentúa el aspecto agónico  que tiene toda ejecución en directo. Ahora bien, es sobre todo, en ese "rito de paso" en el que consiste  la variación n° 25,  en dónde Lang Lang  se muestra especialmente  sublime.

variaciones Goldberg n° 25. Lang Lang

 En ese rompecabezas ante el que las manos de cualquier pianista tiemblan y al que solo los muy grandes encuentran solución sin saber el por qué, el chino templa su dominio.


La magia se extiende desde la cautivadora demora del  aria de inicio [ 4.55 minutos, (compárese con el 1.42 de Glenn  Gould o los 3.38 de András Schiff) ]  por toda la serie, para, una vez atravesado, con la  ligereza de bailarín, el umbral del quolibet, abandonarse en la paz silenciosa del aria da capo e fine. 

variaciones Goldberg. Aria. Lang Lang

variaciones Goldberg. Aria Glenn Gould 1955

Variaciones Goldberg. Aria. András Schiff 2003

Nos encontramos ante un genio en plenitud de facultades y una música que, ( Glenn Goluld de nuevo) como los amantes de Baudelaire,"mollement balancés sur l'aile/ du tourbillon intelligent ".( descansa levemente en las alas del viento desenfrenado).

Nunca ,como ahora, a lo largo de mi vida, he sentido la belleza tan necesaria.

Aria da capo e fine. Lang Lang 2020.

Let's be careful out there. 

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