Pero, qué le vamos a hacer, somos súbditos de unos malandrines que viven apartados del librepensamiento, cómplices del dramático dinamismo de una sistema de partidos políticos de estructura vertical y obediencia al líder: una democracia conceptual que se desangra sobre una piel de toro. Y estamos encantados.
Por desgracia, España es un país repleto de políticos execrables que se replican a lo largo de generaciones sin encontrar oposición alguna, como las medusas, cuyos principales depredadores son otras especies de medusas.
Así, cómo no emparentar, en su canallesca mentira, esta expresión ignominiosa, con aquella otra prosa poética empleada por Mariano Rajoy en el año 2002 que hablaba de "cuatro pequeños regueros solidificados con aspecto de plastilina en estiramiento vertical", para aludir a la mancha de petróleo que se extendía sobre nuestro nuestro balcón Atlántico.
Pero, qué le vamos a hacer, somos súbditos de unos malandrines que viven apartados del librepensamiento, cómplices del dramático dinamismo de una sistema de partidos políticos de estructura vertical y obediencia al líder: una democracia conceptual que se desangra sobre una piel de toro. Y estamos encantados.
La misma España caprina y taimada, católica y miserable de siempre, que participa en otra farsa más, vírica esta vez, pero farsa al fin y al cabo. Qué más da, el virus, como el mar, lo limpiará todo.
Cuando las medusas ocupan algún territorio, es poco probable que los peces se restablezcan allí, pues las medusas se alimentan de sus huevos y larvas.
Es por eso, y por cierta predisposición a no dejarme apresar con facilidad, que no pienso rendir mi territorio abisal sin pelear. Además, he dejado asuntos pendientes que atender, entre otros, volver a las Odas de Horacio, una langosta en la Tira do Cordel con unos amigos, y ,todavía no he perdido la memoria de mi abuelo, como casi todo el mundo.
Let's be careful out there.
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