lunes, 25 de mayo de 2020

Por que la esposa duerma más seguro


A ver si nos enteramos de una vez por todas: ningún futuro post- algo existe, tampoco el post- pandemia, sólo existirá, si acaso, un tal vez después de que lo hayamos construido. Lo único relevante sobre el futuro es preguntarnos qué queremos que suceda y cómo hacer que suceda, dado un presente y unos hechos.

Sé que nadie sabe lo que sucederá, que todos ansiamos certezas, que nos aseguren  cómo prepararnos, que nos cuesta vivir la incertidumbre que habitamos y que nos habita, que deseamos oír que pese a todo, todo irá bien. 
La historia de la humanidad es la historia de la impaciencia. No sólo ansiamos cosas sino que las ansiamos ahora porque nos han educado en una incapacidad para el aplazamiento. Soplamos con celeridad sobre el capullo  de la oruga y la mariposa nace muerta. Es uno de los signos de nuestro tiempo.
 No porfiamos en sacar agua de las piedras, y tentamos  nuestra suerte, de manera  equivocada, a los auspicios de la baraja del tarot, a la disposición de las estrellas en el cielo, o al hígado de las ocas. Por eso, cuando, víctimas de nuestro error, nos damos de bruces contra la monda realidad de los hechos, le hincamos el diente al primer  tierno incauto que tengamos a mano, lo utilizamos, impúdicos,  como chivo expiatorio al que atribuir una culpa exclusiva de nuestra incompetencia, y lo arrojamos salivando, a los pies del amo de turno, da igual el que sea.
Entregado el chivo, a falta de reflexión ( lo que la modernidad llama repensar) planificamos batallas o prevenimos pandemias sobrevenidas, del mismo modo ineficaz, ya se sabe que  cada  quien  es cada cual y baja las escaleras como quiere que diría Serrat, por eso siempre llegamos tarde adonde ya no pasa nada.
 A ver si nos enteramos de una vez por todas: ningún futuro post- algo existe, tampoco el post- pandemia, sólo existirá, si acaso, un tal vez después de que lo hayamos construido. Lo único relevante sobre el futuro es preguntarnos qué queremos que suceda y cómo hacer que suceda, dado un presente y unos hechos. No esperemos nada de nadie,y menos de quienes nos gobiernan.
Ni oráculos, ni profetas ni expertos comités sin preparación ni plan de ninguna clase, que más que ciencia practican el pensamiento mágico, nos llevarán  a lugar alguno ; tendremos que luchar porque serán ellos o nosotros. De lo contrario, nos lo arrebataràn todo sin apenas encontrar oposición, sin  dificultad alguna, de tal forma indigna habremos  allanado  su camino, de tal forma ignominiosa habremos  desbrozado la selva y urbanizado la jungla funcionarial tras la que, embozados, se ocultan.
 Ahora bien, no olvidemos, que son nuestras ínfulas sin sustancia,  nuestra inane  opulencia, y nuestra incuria de plomo las que facilitan  el despliegue paulatino de un ejército de canallas al que hemos surtido de unidades.
 Avezados maestros del expolio a discreción, bajo el mando de un tirano codicioso, mendaz y abandonado, arrasarán todo a su paso dejando una tierra inculta sin reparar en nada (non reputans nihil).
 Por lo que a mí respecta, sé lo que hacer, y antes de que mi alma oscurezca , antes de dejarme acuchillar por la espalda  durante cualquier toque de queda, partiré, hato ligero, temperado aplomo, a su encuentro. " Ni cogeré las flores, ni temeré las fieras ,y pasaré los fuertes y fronteras".  Eso sí, iré armado: un guijarro y una honda.
Tanhausser. Wagner. Ricardo Chailly.

Let's be careful out there

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