I. The Burial of the Dead
April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.
T.S. Eliot, The Waste Land
Los sátrapas vocacionales solo escuchan a quienes los halagan, a quienes les susurran en la intimidad lo que desean oír; maestros de la acidia, especialistas del quiebro, hostiles al saber y la profundidad del pensamiento crítico, miran sólo por sus egoístas y ladinos intereses.
Nuestros Sátrapas domésticos (coleta de trampero y falso doctorado) son contrarios a la libertad y enemigos de la verdad, sombras voraces que extienden sus intrigas, manipuladores sin escrúpulos que socavan impasibles los hechos sin darnos la más mínima tregua, don nadies peligrosos que pergeñan realidades adaptadas para lelos (y paralelas) a los que manipulan con tesón y sin piedad. ( Cuervo ingenuo no fumar la pipa de La Paz con Tú, por Manitú)
Ante sus espectros se arrodillan serviles la mayoría de medios de comunicación a cambio de múltiples prebendas pactadas, de subvenciones prometidas, hacedores de cuentos chinos ( ad hoc), de fantasías sociales noveladas sin otro interés que el de servir a su propio provecho.
Cada una de sus intervenciones públicas es una charlotada, cada rueda de prensa, una infame parodia de café- concierto, un guiñol de diseño, un reflejo de lo que son en realidad y se empeñan en ocultar: inmensas Almazaras que exprimen y aprovechan el esfuerzo ajeno hasta extenuarlo
Decía Max Weber que un político de vocación requería de pasión, responsabilidad y mesura.
¿Quiénes son los expertos?, ¿En qué profundas e inaccesibles cavernas del saber se alojan?Wanted dead or Alive. Desearía conocer su mutable rostro aunque solo fuera para poder cagarme en su puta madre a la cara.
Harto de charlatanes de infantil sintaxis, cansado de silencios que claman, demando en el desierto palabras que transmitan sentido y prometan sólo lo que dicen prometer.
Aristóteles (384-332, a. C.) observó que no es lo mismo la voz que la palabra( logos). La mayoría de los animales tienen voz (maúllan pían, mugen...), no son mudos; pero esas voces (éticamente irresponsables) no significan nada. Sólo el hombre está dotado de palabras que lo comprometen a Algo con Alguien, sea el juramento por Dios o por Snoopy( "juro o prometo guardar y hacer guardar…" tanta solemnidad para sellar una mentira!!.
En fin, el Estagirita consideró que podía definir al ser humano como (el viviente que tiene logos). Esta fórmula se ha transmitido hasta hoy, así: el hombre es animal racional. De muy antiguo proviene, pues, la convicción de que el habla es el signo externo del pensamiento. Y siendo esto cierto, qué cabe esperar de nuestros ministros/as y portavoces/zas.
Todo pensamiento coherente se regula por el principio de contradicción: (es imposible que lo mismo [predicado] pertenezca y no pertenezca a lo mismo [sujeto] simultáneamente y bajo el mismo aspecto) (Aristóteles, Metafíısica, IV, 3). Pese a ser un principio negativo, ya que no funda positivamente ningún discurso, establece una imposibilidad: prohibe la contradicción porque anula el pensamiento. Y sin pensamiento, con pandemia y sin pandemia, sometidos a la irracional insensatez del imperio de mentecatos trileros, estamos perdidos. Frente a todos ellos, opongamos las destrezas aprendidas del emboscado, el irrefrenable impulso vital del que sabe lo que quiere ( y lo que no quiere y por eso lo rechaza), la capacidad de anticipar el silbido de las balas.
Como dice mi amigo Roberto Marcos: Motivación, inspiración .
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