martes, 21 de abril de 2020

Roberto Marcos y José Luis Carballés: la vida que late en los 2000 metros.





Doubt is the enemy of success.
Jim Bridwell (the Bird)

En la densidad de aquella primera hora de la mañana, avanzábamos sobre  agarres sólidos en un vértigo de caliza.
Reunión, exclamó alto y claro Roberto, recojo. - Sube .- Tensa un poco. -Vale.-  Picos, hay cazo ?.- tranquilo, hay cazo de sobra.- Voy, dije.
Hay que hacerlo así, pautada, conscientemente, siguiendo unos patrones  que se han demostrado eficaces a lo largo del tiempo, y que debido a ello, no han perdido su vigencia. Además, hay que hacerlo con precisión, procurando  administrar bien las energías. También sería aconsejable ahorrar gestos , sostener la concentración, y mantener bien abiertos los ojos y los oídos.
Ninguna cordada  triunfa si entre sus miembros habita el miedo o crece la flaqueza, pero por encima de cualquier otra cosa toda cordada  fracasa por falta de grandeza.


Fue la generosidad  de Roberto Marcos y José Luis Carballés " Picos"  la que nos condujo a lo largo de los 300 metros de la Pared Este del Naranjo de Bulnes  hacia la cima. Dos alpinistas cuajados que , en aquella ocasión, haciendo alarde de su mejor paciencia y tesón, supieron sacar lo mejor de mí mismo durante el inmortal  tiempo que nos ocupó  el enfrentamiento de los 10 fatigosos largos de cuerda de la subida y el descenso fulgurante sobre  los seguros rápeles tendidos sobre el anfiteatro lunar de la cara Sur.
 Subí en volandas, empaquetado entre la precisión, la confianza, y la seguridad  de dos hombres de movimientos ligeros ideas claras e inmenso corazón. Dos hombres avezados y resistentes que gustan de hacer bien las cosas y que no  tienen más que una palabra. Dos amigos, que en multitud de ocasiones, estando yo en apuros, expusieron el pellejo, sin dudarlo, para ayudarme.
Parménides escribió  que: "los hombres han puesto un nombre a la cosas; uno a cada una, para nombrarlas. 

Roberto y Picos han convertido dos de esos  nombres en un patrón de conducta. Así, la lucidez y el entusiasmo: dos cualidades imprescindibles en quienes disfrutan practicando el alpinismo, el esquí de travesía o el piragüismo en mar abierto, y pretenden seguir haciéndolo durante muchos años en plenas condiciones. Nunca los he oído alardear de ninguna de sus gestas. No solo no son pocas, sino que hasta la más humilde, causaría sonrojo entre la mayoría de geolocalizados mindundis de aventuras de ocasión y no se vayan todavía que aún hay más que tanto abundan, y que, a poco que  rascas, that's all, eso es todo viejo.
 Con ellos he compartido  el silencio al amparo de un fuego, la inmensidad inagotable de una noche al raso, el sabor de una cerveza tirada con la presión justa; de ellos he oído, con delectación, el  relato sin adornos, y siempre limitado a un círculo de amigos, de sus incursiones en el corazón de la  belleza y el riesgo. El comprometido descenso tras la conquista de la pared Sur de la Peña Santa de Castilla por la canal del pájaro negro, las largas travesías invernales en La Loma, la Rabadá- Navarro en la pared Oeste del Urriellu, se encuentran entre ellas. Todas son el fruto de la máxima exigencia físico-técnica, y de un alto grado de compromiso.
Ahora bien, cuando narras una historia, resulta más fácil responder al cuándo, y al dónde, que al cómo, y al  por qué. Si pretendes que la historia deje poso, la respuesta a las dos  últimas preguntas es decisiva. Pues bien,  el diseño de cualquier proyecto planeado por estos dos gigantes  responde a una  una mirada única y personal que tiene claro el cómo y el porqué. Lo llevan a cabo con una filosofía que  no es  negociable, además, en todos sus planes se distingue su firma. Poseen un estilo, una “ maniera”
Formar parte de una cordada te enseña valores básicos en los que prima lo  binario: descanso y agotamiento, peligro y seguridad, solidaridad y egoísmo, aparecen como líneas claras que perfilan unos  contornos que nos definen. Cuando estás con ellos, se hace difícil comprender y aceptar la incapacidad de tanta gente para enterarse de algo. Encordarse con Roberto y Picos, además, te ennoblece.
En su compañía comprendí con claridad de vértigo, que donde estuviese el ímpetu de un hombre  podían irse todas las artificiales manufacturas del mundo por el sumidero. Constaté la veraciadad de la vieja sentencia de Petrarca  que dice que «La vida es un esfuerzo para subir la pendiente, por donde baja la materia».
Aquella jornada quedó grabada en mi alma como el espacio  de una realidad incomprensible que atesoro en toda su dimensión. Me hicieron sentir  que formaba parte algo muy valioso. Los conozco bien , y sé que no se encuerdan con cualquiera.
 Experimenté a su lado  la libertad que tensiona el corazón cuando se vive en los 2000 metros, como me  sucede siempre que soy de la partida.
Pertenecen a otra dimensión.Vienen de lejos. Son memoria de un tiempo y una vida y en los dos palpita el Pilar suroeste del Dru.
Riders on the Storm. The doors

Let's be careful out there.








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