jueves, 19 de marzo de 2020

Yo sé quién soy.

(Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió)
Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?
Aquí, de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la Salud y la Edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
 Quevedo, Parnaso español


Lo contemplo Yo, no tengo la menor idea de si lo  contemplamos, ni me importa. Mejor dicho me importa, me preocupa y me indigna. 
Me entristece que lo contemplemos  y que lo consintamos, y que encontremos refugio y esperanza en el hecho de que hay que estar tranquilos porque solo se están muriendo ellos, nuestros mayores ( estúpida expresión). 
Lo contemplo Yo, y por eso, Yo, lo denuncio. 
Según la estadísticas, podemos respirar  tranquilos porque la pandemia sólo acabará  con los viejos, lo cual, además de falso, es nauseabundo.
Lo contemplo Yo, sí, Yo, quién si no. Un Yo  que crece y envejece , como todos, cada día que pasa,  un Yo, que se consume luchando (viviendo), un Yo deudor , como todos, del  esfuerzo de sus padres y sus abuelos, un Yo, si, un Yo que se avergüenza de formar parte de una sociedad moralmente infecta  y miserable, un Yo,  que se responsabiliza y acusa, (por acción u omisión), de negar la desgracia, que se sonroja por haber creado una estructura social alrededor de un repugnante  pantanal rebosante de  mierda, de tolerar un sistema al que no le importa sacrificar a los viejos, los mismos que nos salvaron con su sacrificio y resistencia a costa de guerras ,hambres, cárceles  y exilios. Esos a los que sepultamos bajo la pesada losa del desprecio, del abandonado , de la soledad, y del olvido: viejos instrumentos que solo afinamos para sacarles la pensión, a los que acariciamos con gestos trémulos,  a los que esclavizamos a conveniencia como canguros. 
Somos un lodazal moral que ha engañado a una generación entera  con los señuelos de la libertad y los derechos fundamentales a cualquier precio. Hemos aprobado leyes de memoria histórica, desenterrado odios, exhumado momias , malgastado nuestro tiempo  y recursos en fuegos fatuos que sólo han servido para enriquecer a unas élites políticas repletas de paniaguados e irresponsables hijos de la gran puta. 
Desde lo alto de nuestro soberbio y débil andamiaje de Exin Castillo, como ciegos gigantes, hemos  destruido a martillazos la memoria de nuestros padres, el único y verdadero patrimonio que deberíamos proteger conservar y transmitir.Aunque solo fuera por egoísmo, porque nos va la vida en ello.

Cuando pase la peste, quienes queden, si queda alguien, entre el escombro  moral de nuestra especie tendrán que recoger su corazón, y con inéditas manos,   repletas de noche ,como si fuese la primera vez, darle un  nuevo Lum Dum .


Ahora ,valor, inteligencia, y audacia.



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