miércoles, 11 de marzo de 2020

La tormenta perfecta.

San Roque en el  Hospital. Tintoretto.

"Tenemos mucha prisa para construir un telégrafo magnético desde Maine hasta Texas, pero puede ser que Maine y Texas no tengan nada importante que comunicar".
Thoreau,1854.
Tras escuchar con atención la rueda de prensa de Pedro Sánchez comprendí, sin el menor atisbo de duda, la dimensión realmente ignominiosa  del personaje. "Haremos lo que haga falta, como haga falta y cuando haga falta "repetía impertérrito cual Winston Churchill redivivo. Podemos/as respirar tranquilos:  Pedro " la farsa" Sánchez regresa de su cuarentena y cabalga de nuevo. Un discurso repleto de retórica infantil, de palabras mendaces, de excusas para justificar el retraso de la puesta en marcha de medidas verdaderas y serias ( criterios científicos), de promesas y soluciones basadas en el dinero. 
Ahora bien, lo más difícil de digerir entre los detritus que los periódicos  han generado,  al margen de Sánchez, es la certeza de que nos toman por imbéciles. La  mayoría de los editoriales y artículos de opinión reflejan la complicidad servil, sin apenas fisuras, de los Medios con el Poder, ( el gobierno anuncia, trabaja, adopta medidas ) ensalzando  la las soluciones adoptadas, cuando lo cierto es que no ha hecho nada, hasta ahora, salvo autorizar manifestaciones y mítines que deberían haber sido aplazados.
El coronavirus es un sólido problema en una sociedad líquida que se extiende alrededor de nosotros como un alboroto inoportuno, con la insaciable hostilidad de una mosca cojonera.
Escribió Thoreau en Walden:
"¿Qué es un curso de historia, filosofía o poesía, por bien elegido que esté, o la mejor compañía, o la más admirable rutina de la vida, comparados con la disciplina de mirar siempre lo que hay que ver?"
El ministro de sanidad declaró hace unos días, con criterios científicos se supone, que  " esperamos que no haya transmisión local, y si la hay será limitada y controlada; nos mantenemos en situación de contención, no es necesario elevar el nivel de alerta, si mi hijo me pregunta si puede ir a la manifestación le voy a decir que haga lo que quiera... "sin embargo, una vez tuvieron lugar   las manifestaciones del 8 M, y apenas los últimos  operarios limpiaban los  residuos de cháchara vacua del Palacio de Vista Alegre, a lo largo de la profunda madrugada del Domingo, se gestó la supertormenta, la tierra tembló, se rasgó el cielo , y la epidemia, mostrando su verdadero rostro, se convirtió en una una pandemia de colosales proporciones. 
Ahora, se nos reclama responsabilidad por quienes han sido  unos absolutos irresponsables.
Nos dicen que confiemos en ellos, que lo tienen todo previsto, que se están tomando las medidas necesarias. Nos piden que seamos solidarios, que en momentos críticos como este, es necesario mantener la calma y mostrarnos firmes y unidos/as, pero nos  educan en la postergación infinita de nuestras responsabilidades , en la reticencia al esfuerzo, en el consumo inmediato de realidades paralelas, de ahí que seamos incapaces de afrontar lo imprevisto, porque nos han enseñado a vivir en el acomodo, porque nos prefieren ciegos, irreflexivos, y a merced de 17 gobiernos que tejen  y destejen madejas de planes por separado. 
Decía Woody Allen( otro genio víctima del oprobio y los juicios sumarísimos) que "la vida es como ese chiste de las dos señoras que están en un balneario y una dice — ¡La comida de este sitio es realmente repugnante! y le contesta la otra — Sí, y además qué raciones más pequeñas".
Estamos a merced de mandatarios  que se amparan en los errores de los otros para justificar  y extender sus desmanes, de élites de poder a las que solo importa el rédito político de sus actos. Servimos a  cantamañanas peligrosos que han convertido las instituciones en una cueva de Ali- Baba
¿Qué nos cabe esperar? . De ellos, Nada.
Desdeñemos sus cuitas y fiémonos de las pautas científicas, son sencillas, eficaces, y cumplirlas, depende de nosotros. Aprovechemos el marco que nos oprime para ,como Sherezade, contarnos historias.
Desde el espacio, un satélite recoge imágenes de China con un cielo más limpio, tal vez no sea aún demasiado tarde.





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