Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.
Góngora.
Los poetas pueden aprender de los
filósofos el arte de las grandes metáforas, de esas imágenes
útiles por su valor didáctico e inmortales por su valor poético.
También pueden aprender a conocer los callejones sin salida del
pensamiento, para salir -por los tejados-de esos mismos callejones; a
ver, con relativa claridad, la natural aporética de nuestra razón,
así como a ser tolerantes y respetuosos con quienes la usan del
revés. (ANTONIO MACHADO, Juan de Mairena)
"La retórica nace en la Grecia
antigua hacia el año 485 a.C, se conocía como el “art bene
dicendi” (arte del buen hablar), es decir la habilidad que se
adquiere para expresarse de una manera adecuada y persuadir al
receptor tanto en la parte hablada como en la escrita. Este sistema
era utilizado en varios campos del saber cómo la literatura, la
política, la enseñanza, entre otros…".Así hilvanaba su
discurso un docto viejo amigo mientras disfrutábamos con
delectación de una tortilla española sin igual: suave aceite de
oliva, patatas prietas, huevos frescos camperos, sartén adecuada , y
una mano con oficio, ni más ni menos . No se si fue fruto de una
intuición fugaz, del sopor de su cháchara , o de la huella
endorfiníca dejada en mis neuronas por la tortilla, pero, de
repente, lo ví claro . El conflicto político de Cataluña no se
solventará con reuniones de nuestra élites negociadoras hasta horas
intempestivas, ni con plegarias silenciosas de los monjes de
Montserrat, ni con solemnes sermones del Obispo de Solsona, y mucho
menos con la puesta en libertad ,por la cara, de estafadores,
sediciosos y malversadores o con la grosera invasión de aguerridos
terminators. Lejos de ello, será necesaria la intervención de un
mediador internacional cuajado, firme, eficaz, hecho a los sumideros
y cloacas, que analice con precisión el problema in situ, que
practique la templanza, y sea capaz de tomarse un café , mientras
baraja la mejor opción, que separe el grano de la paja , que no
tiemble a la hora de dar órdenes, que no se encoja. La solución
está al alcance del trilero socialista , solo necesita un pequeño
gesto, abrir la puerta del Palacio de la Moncloa, y dar la mano a
un hombre que se presnta: Hola soy el Señor lobo, soluciono problemas .
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