jueves, 1 de febrero de 2024

El corchete de arriba

[...]A minha mulher com un vestido que me recordo ainda
(Lilás)
- -Importas-te de dar um jeito no colchete da cima?
encontrava sardas,um traço de unha, sinais, respirar-lhe o cheiro da pele ao enganchar os arames, o cabelo da nuca mais íntimo, mais húmido, a minha língua ali
( porque não minha língua  ali?
os caninos onde o relevo de um osso, uma palma sobre o ombro a procurar-me ás cegas[...]
Antonio lobo antunes, Eu hei-de amar uma pedra.  Ed. D. Quixote

[...]Mi mujer con un vestido que aún recuerdo
( lila)
- ¿te importa abrocharme el corchete de arriba?
encontraba pecas, un rasguño, lunares, respirar el aroma de su piel al ajustar el corchete, el pelo de la nuca más íntimo, más húmedo, mi lengua allí
(¿ Por qué mi lengua allí?)
los dientes donde el relieve de un hueso, una palma sobre el hombro buscándome a ciegas[...]

Traducción, R.Ferreira 

Lobo Antunes afirma que la música le ayudó a madurar su obra, diciendo que empezó a "componer por mi cuenta, juntando lo que aprendí de los saxofonistas de jazz, principalmente Parker, Lester Young y Ben Webster". Así pues asocia la música a una frase tomada del Arte Poética de Horacio: "un hermoso desorden precedido de un furor poético es el fundamento de la oda". Se trata del jazz y de su aparente caos. Catarina Vaz Warrot comparó la estructura de este estilo musical con algunas obras de Lobo Antunes y encontró puntos en común, como la casi simultaneidad de las voces, "un ritmo rápido, la división en tres partes, las repeticiones a modo de estribillo, los silencios que puntúan y estructuran el discurso o las voces que se responden unas a otras, en una especie de polifonía". Y si de trazar un diálogo entre la literatura y la música, reconociendo las afinidades y tensiones vinculadas a ambas artes, se trata, la palabra y el sonido, como productos de estos vehículos artísticos, configuran espacios de realización que las acercan, si consideramos sus estructuras compositivas y sus técnicas para construir efectos que evocan el sentimentalismo y suspenden el temperamento humano. En este sentido , la prosa  de Lobo Antunes enhebra y lleva al límite todas las posibilidades del armazón de cada novela. 
 El profesor Ernesto von Rückert, en "Música y literatura", al abordar algunas reflexiones sobre la evolución histórica de la relación entre estas prácticas, establece una cierta similitud entre el texto musical y el texto literario basada en la propia estructura de la mente humana. La literatura, partiendo del elemento concreto, representacional, en ocasiones se aventura a abandonarlo, buscando la relativa pureza de la abstracción. De ahí la tensión interna entre las dos artes: ambas buscan trascender su elemento natural. Lo literario, inicialmente representativo, se mueve en la dirección de lo representacional. La música programática se ve a sí misma como narrativa donde la literatura descarta la narrativa, la literatura quiere ser repetitiva donde la música renuncia a la repetición. Los contrastes y las afinidades permiten así que la música se aclare por el estudio de su lenguaje, la literatura por el de la música y a través de ella. Quizá la razón de esta afinidad resida en la propia estructura de la mente humana, que una vez que ha adquirido el lenguaje, elabora su
pensamiento en términos de discurso, es decir la articulación de las palabras en oraciones, para llevar a cabo razonamientos. La música, debido a su expresión en la dimensión temporal,
a diferencia de las artes visuales, se
creada mentalmente en una sucesión de sonidos que, muy apropiadamente se denomina "fraseo musical". Es como si cada idea melódica tuviera una estructura sintáctica con sujeto, predicado complementos y adjuntos. Al componer, el músico crea un "texto musical" en el que expresa sus ideas en bloques sucesivos, al mismo modo que en la escritura de un texto literario.
 Así, la obra en su conjunto una introducción, una exposición de ideas, un desarrollo de temas. 
Por poner un ejemplo, como la mayor parte de su producción ficcional, en  Eu hei- de amar uma pedra (2004) vemos  una compleja red de voces entrelazadas que dirigen discursos o relatos, pequeñas historias dependientes de la memoria, del tiempo pasado, en un juego en el que el espacio de la novela se explora al máximo: aceptamos que su trama también se basa en lo indecible, rompiendo así los límites del libro como objeto físico, porque empuja la lectura más allá del texto. 
El autor construye narraciones que se entrecruzan a través de discursos continuos que nunca callan, y al mismo tiempo convierten el silencio de los recuerdos en un instrumento de creación. Si tenemos en cuenta que "este silencio es un momento del lenguaje; callar no es permanecer mudo, es negarse a hablar - por lo tanto, sigue hablando" que Decía Sartre; aceptaremos que su trama también se basa en ese modo, el objeto, los límites físicos y poéticos del mundo: lo indecible, rompe lo docto, desmantela lo obvio, recompone la realidad que estalla en en un presente del que nadie regresa.
Partiendo de este panorama de afinidades y contrastes, se encuentra  la posibilidad de aproximar la forma y el tema de la novela a una estructura musical barroca, considerando algunos recursos compositivos, entre  los que  descatan a la vista el motivo y el contrapunto, dando  al leer una sensación bachiana , pero a la vez próxima  a John Coltrane cabalgando sobre un riff. En la obra de Lobo Antunes, estos recursos aparecen de forma recurrente, y la presencia del ritmo en las páginas de sus novelas es innegable. Analizando estos puntos de referencia, podemos ver que el autor escribe de forma que enfatiza los tonos altos y bajos en su narrativa, promoviendo interrupciones, retomando frases o párrafos de forma que se transmita la idea de movimiento. En ocasiones, este ritmo se consigue a través de los variados puntos de vista constituidos por las distintas voces que narran la(s) historia(s) 
En la novelística de Lobo Antunes, este sentido se destaca y se caracteriza como cardinal a partir de la observación de que la mayoría de los personajes mencionados se refieren a él de alguna manera, más o menos directa, aludiendo a la idea de que este sentimiento es conocido por todos aquellos que en realidad no lo experimentan. 


 Cada novela de Lobo Antunes es una estructura cuidada hasta el mínimo detalle, de indiscutible complejidad, que debería ser leída con la misma atención con la  que escuchamos una pieza musical, ya que son el tono y el ritmo sus conductores o narradores sin voz. Descubriremos así los acordes disonantes de una realidad a la que apenas prestamos atención y que no deja de vociferar, aunque sea en silencio.

- Toma
e ela humilde, submissa, concordando, aceitando
(- Desde pequena uma fraqueza no cérebro coitada)
e nisto o telefone não sei onde, uma campainha não forte, dimi- nuta, quase um balido de cabra a mancar na Guiné, quase o terror de uma criança, quase o soluço de um bebé com fome empinando a goela
(e eu sem peixe para dar-lhe)
que principiava a chamar, continuou a chamar durante horas, mi- utos, séculos, segue chamando sem que a minha mnulher ou as mi- ahas filhas o oiçam, elas espantadas comigo
O que foi?
sem repararem que deito o vestido no chão, me demoro a fitá-lo tento cobri-lo com um pano e elas então sim
- O que é isso pai?
isso setenta anos que queres, setenta e um em tontinha, é natural, repara que um dos olhos, do, sem ver, em certas alturas as julho e uma pessoa esquerdo, quase fecha feições rígidas desse lado, os vincos mais fundos, a pálpebra que demora a mover-se, lembras-te
- O que está a fazer pai?
lembras-te de quando levava, ainda antes nos tro extremo de Lisboa que nos parecia de ter carro, ao ou- nos antipodas, nem estátuas nem praças, prediozitos de dois andares, vivendas de telhado de ardó sia a imitar francesas, ninhos de cegonhas no que ele dizia
- O Ateneu
onde cobras que julgávamos venenosas, um lagarto num tanque seco e ele feliz
Um lagarto
como se o Ateneu lhe pertencesse, isto é uma moradia sem reboco de janelas desfeitas, ele infantil, tão contente
- A Calçada do Grilo
ele orgulhoso
- O rio
ou seja relentos de esgoto, barcos que não prestavam, furados (e ele garantindo que prestavam)
uma espécie de sótão abandonado, uma lata de gerânios e o nosso pai diante dos geranios que o bafo do Tejo queimava, a gente a fun- garmos de troça e o nosso pai muito sério
Morei ali sabiam?
como se fosse possível morar numa sacada e numa lata que não in- teressava às gaivotas sem falar nos restos de um petroleiro que dispersava, num pontão com um rolo de cordas onde um homem de chapéu a fumar vigiando duas canas de pesca, ele a correr para o homem 
(qual a correr o pateta, ele pensando que corria para o homem) ele a correr para o homem a perder o fölego, a garantir
- Não é nada
setenta anos, setenta e um em julho, as pernas que amolecom, o cansaço, os pulmões, a tornar a garantir, não a nós, a si mesmo, a con vencer-se a si mesmo sem se convencer a si mesmo
- Não é nada
o homem do chapéu caminhando ao comprido do Tejo direc ção dos comboios no momento em que o senhor Querubim surgiu da Photo Royal Lda com um saquinho de restos de polvo destinados aos gatos (nenhuma Photo Royal Lda, lá está o que eu afirmo, as artérias, setenta e um anos que horror, uma oficina ou uma loja de móveis mas quase de feira, mas pobres, mais buracos que oficinas ou lojas) no momento em que o senhor Querubim a reconhecer-me, a alegrar-se 
- Pimpolho
o desejo de entrar no que o senhor Querubim apelidava de estú- dio
Entra aqui no estúdio pimpolho
a máquina e os três focos apontando um telão acabadinho de ar- mar, não o da caçada em África ou do palácio da Bela Adormecida com a princesa de laçarote no cabelo a remar num barquinho, um te- lão com buracos de enfiar a cabeça que representava um casal de noi- vos a cortarem um bolo
(e as gaivotas agora, calem as gaivotas agora)
de mãos por cima uma da outra na faca, um velhote com um ris- sol num palito
-Uma festa catita uma festa catita
e eu a obedecer, a subir para um caixote, a ouvir
não, sem ouvir as minhas filhas
(- O que é isso?
-O que está a fazer?
-Desça daí antes que cala senhor) porque ninguém haveria de impedir-me de introduzir a cabeça ne buraco que o senhor Querubim indicava e de surgir no retrato ao lado de um sorriso
(tão distante) 
que escarnecia de mim.

António Lobo Antunes, Eu hei-de amar uma pedra.  Ed D.Quixote 


-Toma
y ella humilde, sumisa, asintiendo, aceptando
(- Desde pequeña, una debilidad en su cerebro, pobrecita)
Y entonces sonó el teléfono, no sé dónde, un timbre que no era fuerte, era sordo, casi como el balido de una cabra que cojea en Guinea, casi como el terror de un niño, casi como el sollozo de un bebé hambriento que se agarra la garganta.
(y no tenía pescado para darle)
que empezó a llamar, siguió llamando durante horas, meses, siglos, sigue llamando sin que mi mujer ni mis hijas lo oigan, ellas asombradas conmigo 
-¿Qué te parece?

Sin darme cuenta dejo el vestido en el suelo, intento taparlo con un trapo y entonces lo hacen.

¿Qué es eso, papá?

Son los setenta años que quieres, setenta y uno en julio y un poco mareada, es natural, fíjate que uno de los ojos, el izquierdo, casi cerrado, sin ver, en ciertos momentos los rasgos rígidos de ese lado, los pliegues más profundos, el párpado que tarda en moverse, ¿recuerdas?

-¿Qué haces, papá?

¿Recuerdas cuando nos llevaba, incluso antes de tener coche, al otro extremo de Lisboa, que nos parecía las antípodas, sin estatuas ni plazas, edificios de dos plantas, casas con tejados a dos aguas a la francesa, nidos de cigüeñas en los que decía

-El Ateneo

donde las serpientes nos parecían venenosas, un lagarto en un estanque seco y él era feliz
- Un lagarto

como si el Ateneo le perteneciera, es decir, una casa sin enlucir con las ventanas rotas, él, un niño, tan feliz
-La Calçada do Grilo

él orgulloso

-Orio
es decir, vertederos de aguas residuales, barcos que no servían, pinchados (y él se aseguraba de que lo estuvieran)
una especie de buhardilla abandonada, una lata de geranios y nuestro padre delante de los geranios que quemaba el aliento del Tajo, la gente burlándose de nosotros y nuestro padre muy serio

-vivía allí, ¿sabe?

como si fuera posible vivir en un balcón y en una lata que no interesara a las gaviotas, por no hablar de los restos de un petrolero que la marea esparcía, en un pontón con un rollo de cuerdas donde un hombre con sombrero humeante vigilaba dos cañas de pescar, él corriendo hacia el barco.
(como el bobo corriendo, él pensando que corría hacia el hombre) él corriendo hacia el hombre perdiendo el aliento, asegurándose de que
- no es nada
setenta años, setenta y uno en julio, sus piernas ablandándose, sus pulmones cansándose, asegurándose de nuevo, no ante nosotros, ante sí mismo, de conquistarse sin convencerse a sí mismo
- no es nada
el hombre del sombrero caminando por el Tajo en dirección a los trenes cuando el Sr. Querubín salió de Photo Royal Lda con una bolsa de restos de pulpo para los gatos (nada de Photo Royal Lda, eso).
(nada de Photo Royal Lda, eso es lo que digo, las arterias, setenta y un años, qué horror, un taller o una tienda de muebles, pero casi un mercado, pero pobre, más agujeros que talleres o tiendas) en el momento en que el Sr. Querubim me reconoció, se alegró.

alegrarse

- Alegrarse

el deseo de entrar en lo que el Sr. Querubim llamaba su estudio

Entra en el estudio pimpolho

la cámara y los tres focos apuntando a una pantalla recién pintada, no la de la cacería en África o el palacio de la Bella Durmiente con la princesa con un lazo en el pelo remando un barquito, una pantalla con agujeros para meter la cabeza que representaba a una pareja de jóvenes cortando una tarta.

(y las gaviotas ahora, callen las gaviotas ahora)

con las manos sobre el cuchillo, un anciano con un ris- sol en un palo

-Una bonita fiesta -Una bonita fiesta

y yo obedeciendo, subiendo a un cajón, escuchando

no, sin escuchar a mis hijas

(-¿Qué es eso?

-¿Qué haces?
-(Baje de ahí antes de callarse, señor) porque nadie iba a impedirme meter la cabeza en el agujero que me indicó el Sr. Querubín y aparecer en el retrato junto a una sonrisa (tan lejana) que se burlaba de mí.

Traducción, R.Ferreira 


Let's be careful out there 




No hay comentarios:

Publicar un comentario