martes, 28 de noviembre de 2023

Más que una galleta

[...]Jazzing around takes a special genius, in which the ability to plan plays hardly any part. It requires inexhaustible imagination . . . and the taste to know when the magic isn’t quite good enough[...]
John Gardner, The art of fiction.

[...]Para hacer jazz hace falta un genio especial, en el que la capacidad de planificación apenas juega ningún papel. Requiere una imaginación inagotable... y el gusto de saber cuándo la magia no es lo suficientemente buena[...]
John Gardner, El arte de la ficción 

Como en la mejor sátira, nadie en “Oreo” está a salvo; nadie se salva.  A veces el humor es bajo a veces, escatológico y simplemente estúpido otras el humor es elevado: juegos de palabras sofisticados y clichés invertidos. La obra de Ross es difícil de vender en cualquier lugar. Su texto es un texto posmoderno; es un texto extraño; es una obra de sátira negra; es una obra de alta comedia feminista; es un texto post-alma. Pero al mismo tiempo es una novela multifacética y multilingüe, lo que la convierte en una presencia incómoda en el panorama de la ficción estadounidense, donde la literatura “étnica” puede colocarse en quioscos al lado de perritos calientes y consumirse con la misma facilidad. En Oreo, Fran Ross toma como base el relato mítico de Teseo. Pero imaginemos que es al contrario, que el relato mítico de Teseo se escribe basándose en la novela de Ross. Publicada en 1978 Oreo parece muchísimo más contemporánea que la mayoría de la narrativa que se publica hoy en día (anclada en el siglo XIX, con lectores más decimonónicos que sus autores, si eso es posible). Se podría decir que Oreo es una novela atemporal (por su contundente modernidad) y por tanto, fuera del tiempo, se podría especular sobre la influencia que tuvo sobre los constructores del mito de Teseo. Así el laberinto sería el metro de Mannhatan y el abandono de Ariadna, uno de los episodios más vergonzosos relacionados con Teseo, una isleta para peatones en medio de una calle de New York. 
"Oreo” se resiste a las convenciones no escritas que todavía existen para las novelas escritas por mujeres negras. No hay nada redentor en el trabajo de Ross. El título no hace referencia a la Biblia ni al blues. La obra no se refiere a la esclavitud. El personaje nunca es violado, ni sexualmente ni de otro modo. Los personajes no son del Sur. Oreo es sinceramente irónico, hilarante, inteligente y a veces impenetrable. La madre de Oreo está prácticamente ausente. Deja a Oreo y a su dulce y excéntrico hermano con sus abuelos para poder salir de gira. Les escribe a los niños cartas sensibleras y poco sinceras desde diferentes lugares. Oreo responde con letras escritas al revés. Cuando la sostenían frente a un espejo, sus palabras decían "déjate de tonterías, mamá". Su madre hace precisamente eso y comienza a ser sincera con su hija. Explica en una carta por qué las mujeres están oprimidas. Después de un elaborado análisis teórico, concluye: "He podido sintetizar estas consideraciones en una formulación ineludible: los hombres pueden dejar boquiabiertos a las mujeres". En la misma carta, su madre destroza el estereotipo de la matriarca negra: “No hay cerdo machista mejor que un cerdo machista negro”.
Libérrima en su concepción, Oreo se ríe del relato mítico y de todos sus episodios. Teseo, por la incoherencia de su relato, su concepción como un trasunto fallido de Heracles y, en general, como una construcción de conveniencia realizada con torpeza por conquistadores un tanto obtusos y obsesionados con eliminar las tradiciones matrilineales, es un héroe fallido. Recordemos que Teseo fue rey de Atenas, ciudad protegida por Atenea por encima de Poseidón, presunto padre de Teseo. Resulta pues un torpe intento político para justificar el dominio patriarcal sobre los antiguos asentamientos matriarcales cuyos cultos pervivían. Teseo y sus actos son propaganda.Estéticamente, “Oreo” tiene todas las características de una novela posmoderna en su evitación de la profundidad y su espíritu absolutamente lúdico. No saca conclusiones y la búsqueda no conduce a grandes recompensas reveladoras. El padre y su secreto sobre su nacimiento constituyen, al final –y sin revelar nada– la parodia feminista del mito patriarcal más absurda que uno podría esperar encontrar. En todo momento, la novela abraza la ambigüedad. Su trama basada en misiones se desvía mediante juegos de palabras y metarreferencias a sí mismo. En muchos sentidos, es una novela más en la línela estilística y estética de Thomas Pynchon o Kurt Vonnegut que  del estilo formal de Ntozake Shange, por nombrar otra escritora negra de la época de Ross.
Oreo nunca se convierte en un personaje completamente creíble, y esto parece apropiado para el espíritu de la obra. La novela no busca el realismo; Ross no intenta construir una narrativa fluida basada en la trama o un personaje principal tridimensional comprensivo. Siempre somos conscientes de Oreo como construcción y de su historia como construcción. Juegos de palabras, juegos de palabras, riffs de comedia, menús, gráficos, tangentes: el viaje para encontrar al padre es solo una oportunidad para que Ross deambule a través de su imaginación libre y malvada, y nos impulse hacia una hiperconciencia de lenguaje mismo. Del brillo que destila el texto no es poca la culpa de su traductor, un José Luis Amores en estado de gracia inventiva y sintáctica.
Oreo, Christine Schwartz, sin embargo y a pesar de todos los inconvenientes sociales y religiosos, es una auténtica y genuina heroína de nuestros tiempos. Su odisea en busca de su padre excede y supera la de Teseo, devolviendo al lado femenino lo genuino del mito, demostrando la insulsez y lo engañoso del relato clásico y, lo que quizás sea más importante para este lugar y aunque nadie lo pidió, construido con belleza, coherencia y modernidad narrativa.  
"Oreo" es una perla literaria rescatada del imperdonable olvido, un banquete literario para quienes amamos la literatura; otro acierto más de la editorial malagueña " Palido fuego ". También Oreo son dos elegantes tapas de chocolate negro muy oscuro aplastando una blandengue crema blanca. Dejémoslo ahí.

Let's be careful out there 



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