miércoles, 16 de agosto de 2023

Free at last





Siempre has ayudado a otros a expresar su opinión en tu idioma. Les prestaste la voz de tu idioma y les ayudaste a tener su propia voz en tu idioma. ¿Cómo suena tu propia voz en este idioma? ¿Cómo suenas tú mismo?
Pascal Mercier, El peso de las palabras.

El pasado mes de julio Manfred Eicher fue galardonado con el "Bayerischer Staatspreis", uno de los mayores premios culturales que otorga el  Estado de Baviera, en honor a sus logros musicales. Según el jurado, por su" energía visionaria, poder creativo incansable y un sentido seguro de la estética del sonido individual que ha ayudado a dar forma al curso del jazz en todo el mundo durante 50 años”. Eicher recibió el premio de manos del Ministro  de Ciencia y Arte Markus Blume en una ceremonia celebrada en el histórico Teatro Cuvilliés de Múnich. 
 A propósito de ello, el crítico musical y escritor británico Paul Griffiths señaló acertadamente el estatus único de ECM, describiéndolo como "casi un género musical por derecho propio, un género con límites borrosos pero con un centro definido en algún lugar donde la música es apreciada, venga de donde venga".
 Y es que desde muy temprano el modelo de editorial literaria fue una inspiración para el sello. Muchos de los músicos que grabaron sus álbumes debut con ECM  han mantenido la fe en el sello desde entonces y como dijo una vez Manfred Eicher en una entrevista: 'Nuestro trabajo se basa en la noción de permanencia'. Además para Eicher "es importante que las relaciones también se desarrollen entre los artistas de la compañía; eso es bueno para su trabajo creativo". Así, como productor discográfico Eicher colabora en el proceso artístico involucrado en todo, desde la elección del lugar de grabación hasta la configuración musical del álbum y el diseño de la portada del producto terminado, tema distintitivo del sello muniqués cuyas  carátulas, admiradas y muy imitadas, han hecho historia en el diseño moderno. 
Mientras en otras compañías discográficas se plantean: “Debemos seducir” parece que en ECM piensan “tenemos que encontrar el lenguaje expresivo adecuado para esta música concreta”.Como dice  Thomas Steinfeld:“Ninguna de las imágenes de las cubiertas es una ‘ilustración’ en el sentido estricto de la palabra. Ninguna de ellas se refiere a los músicos o a la música como una decoración; no pretende proporcionar o ser una interpretación  por sí misma. Estas imágenes acompañan la música como piezas de arte  con idiosincrasia propia, en sitios desacostumbrados y a menudo con formas sorprendentes”. De modo que  cada una de ellas es un jeroglífico que nos aproxima a un aspecto poco desarrollado del diseño: la comunicación como pregunta y no únicamente como respuesta.
Lo que distingue el estilo artístico de las cubiertas de ECM y las enriquece de un contenido metafóricamente cambiante es la forma inmensamente refinada con la que maneja los inesperados cambios de significación, lo no similar, lo no obvio se pone en primer plano, convirtiéndose en el foco de atención. La selección de las imágenes está basada en una correspondencia con el carácter y la cualidad de la música evitando lo que podría convertirse en un diseño “invasivo” o pretencioso. Algo realmente fuera de lugar en este sello ya que la apariencia contenida de las cubiertas contribuye significativamente a que nos  concentremos  en lo esencial. Se ha hablado mucho de la simplicidad, de las “atmósferas”, de la desnudez invernal de las imágenes, de su elegancia, de la ausencia de la figura humana, pero todo ello son sólo meras descripciones de sus contenidos y no ahondan en la explicación de lo que ha hecho especial al “estilo ECM”.

Cada imagen de las cubiertas parece   extraída de un silencio universal; cada motivo aparece como una apelación contra lo profano y su ubicuidad, y cada objeto atrapa la atención del observador como si estuviera ahí desde siempre.
Si se observan los discos de diferentes épocas en la historia de ECM es fácil ver cómo el estilo de las cubiertas cambia; en los primeros 80, por ejemplo, las imágenes en color a menudo presentadas sobre una superficie blanca fueron desapareciendo. Las fotos que Franco Fontana realizó para el álbum de 1977 Staircase/Stand de Keith Jarrett podrían ser el mejor ejemplo de esta tipología. Los cambios reflejan ciertamente la transición al formato CD que no permitía una composición tipo cartel como era anteriormente.
El diseñador norteamericano John Maeda afirma que “la simplicidad consiste en sustraer lo que es obvio y añadir lo específico” y Francis Bacon llegó a decir que lo que se puede contar con palabras no merece ser pintado. En línea con la afirmación de Bacon, nos podríamos preguntar ¿es necesaria la música? La primera frase comercial que recuerdo de ECM es: “el sonido más bello después del silencio”. Tal vez, parafraseando a Bacon y llevando este argumento al límite, podríamos afirmar que lo que se puede contar con una imagen de portada no merece la pena que se convierta en música. En cualquier caso, buenas noticias para todos los que creemos en la necesidad del soporte físico para la música y amamos la delicadeza de los detalles: tal vez la salvación del disco frente al parque temático para imbéciles creado por Spoty y demás plataformas pseudoartísticas, venga de la mano del diseño.

Pero detengámonos un momento y  comencemos por el nombre mismo de la casa. ECM es el acrónimo de «Edition of Contemporary Music» y nace como sello discográfico a finales de los años 60. Desde sus inicios la compañía ha lanzado más de 1.600 discos, especialmente de jazz y música clásica. Entre los artistas más destacados que trabajan para ECM destacan los pianistas Keith Jarret, Chick Corea o Vijay Iver; los guitarristas Pat Metheny, John Abercrombie o Jakob Bro; bajos como Charlie Haden, Dave Holland and Eberhard Weber; saxos de la talla de Charles Lloyd o Jan Garbarek, trompetas como las de Enrico Rava o conjuntos como el Art Ensemble of Chicago.
En realidad, la historia de ECM comienza en el año de 1969, año del surgimiento en el rock del clásico de  Abbey Road de los Beatles y Tommy de The Who.
En aquel entonces Manfred Eicher, con formación de contrabajista, se disponía a producir música bajo su propio sello. El dinero para ello lo obtuvo del empresario Karl Egger, quien puso también a su disposición no sólo espacios, sino que también se hizo cofundador y, junto con Eicher, director del sello. El primer lanzamiento fue el álbum grabado el 24 de noviembre de 1969 Free at last del pianista estadounidense Mal Waldron, acompañante en ocasiones de Billie Holiday e integrante de la banda de Charles Mingus, que vivía en aquel entonces en Múnich y que con su forma de tocar no convencional y marcada personalidad resultó ser exactamente la figura que el nuevo sello necesitaba. El eslogan Free at last  – basado en las últimas palabras del famoso discurso de Martin Luther King I have a dream del año 1963 – lo relacionó el pianista con la música que tocaba aquí: Free Jazz. Al mismo tiempo, el título del disco para el primer producto de un sello independiente era programático, representaba una producción musical libre, independiente de los grandes consorcios, en una pequeña compañía. O como escribe la revista estadounidense Jazz Times: “No es probable que alguien que escuchara en aquel entonces Free at Last le dedicara gran atención al recién creado sello. Pero un mensaje ignorado sigue siendo un mensaje: Estamos en ondas diferentes.“ (Engl. Original: "It's doubtful that anyone who heard Free at Last in its day took particular notice of its fledgling label, but an unheeded message is still a message: We're on a different wavelength.") 
Fue esta otra onda, la del tipo de sonido propio, la que hizo posible más tarde al sello muniqués ganar para sí a estrellas de talla mundial como el pianista Keith Jarrett. Manfred Eicher le escribió al por aquel entonces ya conocido músico una carta y le envió junto con ella un disco de prueba de una de sus producciones recientes. En la carta le presentaba a Jarrett sus ideas sobre como, en su opinión, deberían grabarse los sonidos del músico. Keith Jarrett aceptó y grabó el 10 de noviembre de 1971 en Oslo el álbum solista Facing you para el ECM. Junto con el éxito Köln Concert, The melody at night, with you (1999) de Jarrett forma parte también de las producciones más exitosas del ECM: Con cerca de 800,000 copias vendidas le sigue en quinta posición detrás de Offramp von Pat Metheny, Officium de Jan Garbarek con el Hilliard Ensemble y Return to Forever de Chick Corea, todos con alrededor de 1.1 millones de copias.
Las grabaciones de ECM a menudo se describen con un sonido transparente rico en matices. Pero no existe un 'sonido ECM' único para todos. Cada grabación está en sintonía con el sonido de los intérpretes y cantantes, no al revés. 'Por supuesto, tenemos todo el cuidado posible con la tecnología', como ha dicho Manfred Eicher, 'pero el factor decisivo es siempre la música y las ideas estéticas que la acompañan. Eso es lo que le da al sonido sus características. El recipiente siempre tiene la forma adecuada para adaptarse a su contenido.
ECM Records de Múnich ha producido en el último medio siglo no solamente estrellas de talla mundial de jazz y música clásica, también ha marcado una pauta propia en el mundo de la edición musical. 
No todo es por supuesto mérito de Eicher. Probablemente ECM no existiría hoy en día sin el ya mencionado  Karl Egger.  El otro cofundador del sello era el dueño a mediados de la década de 1960 de la tienda de discos «Elektro-Egger record store» y en realidad fue él quien le dio la oportunidad a Eicher de lanzar su propio sello discográfico, grabando juntos el 24 de noviembre de 1969, en el Tonstudio Bauer de Ludwigsburg (Alemania occidental) al pianista Mal Waldron, que firmaba su disco «At last».
Poco después de la grabación de ese primer disco, Eicher se convenció de que tenía que dedicarse a tiempo completo al sello, ya no había vuelta atrás. Como explica él mismo para DownBeat (noviembre/2019) no había un plan claro: «trataba simplemente de seguir mis intereses musicales, muy personales. Esto es lo que posteriormente fue percibido como la ‘identidad’ del sello, pero en realidad no había ningún gran plan. Lo único que quería era hacer buenas grabaciones y tenía algunas ideas en mente para ello… no había mucho más».
Con su estética de un “arte de viento”,  ECM ha agudizado la sensibilidad de quienes amamos la exquisitez de lo excepcional. El sello lanza además música que une de forma sensible  mundos distintos, como el del laudista Anouar Brahem o el del compositor estonio Arvo Pärt.
También en el jazz contemporáneo ECM ha mostrado gran sentido para lo extraordinario. Eicher dice que le interesa especialmente la “música en los márgenes, aprender de nuevo a escuchar con oídos abiertos. Explica que aunque cree que es necesario tener un plan antes de comenzar a grabar, «también creo que es necesario estar abierto a cualquier cosa que pueda pasar de forma inesperada en el estudio, a la improvisación, a las exigencias que acaba planteando cada proyecto».
Al mismo tiempo y frente la revolución de las descargas o al mismo streaming musical al que la propia ECM se sumó en 2017, Eicher sigue creyendo en el álbum como concepto, como la forma de contar una historia completa, independientemente del formato: «los jóvenes no entienden el poder que tiene el álbum, lo cual es de lamentar. Un álbum es como una película o una obra de teatro. Tiene cierta forma, se presenta de una manera particular, tiene un sentido de conjunto».
Lo que nos lleva de nuevo a Keith Jarret. Porque aunque es verdad que ECM ha producido a grandísimos artistas, probablemente estaríamos hablando de un sello muy distinto sin la contribución de Jarret. Desde que en 1972 el pianista grabase «Facing you», ya son más de 70 los álbumes en los que Eicher como productor y Jarret como músico, han colaborado. En una entrevista de 1995 (también para DownBeat), Jarret explicaba la naturaleza de esta colaboración de la siguiente forma. «la capacidad de encontrar a alguien que realmente escuchase lo que estaba haciendo y que me permitiese establecer mis propias reglas… era lo que necesitaba. No sé que hubiese pasado con mi carrera si no me hubiese encontrado con Manfred».
Diseño moderno y tipografía creativa, las cubiertas de los discos podrían ser también cubiertas de tomos de poesía: La exigente estética fina y artística es representativa del sello de discos de Múnich, alguna vez en sus inicios un modesto sello de jazz de vanguardia,  convertido en un icono no sólo de jazz sino también para la música clásica y contemporánea. En años anteriores ECM ha ostentado once veces, bajo la dirección del fundador y productor Manfred Eicher, la posición más alta para el “Label of the Year” y “Producer of the Year” en la encuesta para críticos de la revista estadunidense Down Beat. De sus hasta ahora 1600 álbumes lanzados forman parte éxitos de venta como el Köln Concert (Concierto de Colonia) de Keith Jarrett grabado en 1975 – entretanto con un tiraje de alrededor de cuatro millones de copias, el álbum de solista para piano más vendido de todos los géneros; producciones del sencillo y mágico lenguaje de sonidos de Arvo Pärt, la colección completa de las 32 sonatas para piano de Beethoven por András Schiff o también la música de orquesta y cámara del compositor austriaco Thomas Larcher.
En definitiva, lo que distingue a EMC de otros sellos y que forma parte de la filosofía de la casa, podría definirse como «el arte de buen escuchar». y si tuviéramos que ponerle una etiqueta simplificadora podríamos afirmar sencillamente que ECM es jazz de vanguardia, aunque en realidad sea mucho más. 

Let's be careful out there 












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