lunes, 12 de junio de 2023

Las sombras errantes

"Tel est le double-bind du nom du lettré. Je me renouvelle de jour en jour dans la nécessité d’imiter les œuvres des Anciens."
Pascal Quignard 
"Tal es el double-bind del nombre del letrado. Me renuevo día a día en la necesidad de imitar las obras de los antiguos."


Todo empezó, segun relata el propio Quignard, un soleado día de abril de 1994, cuando tras salir del Louvre, aceleró su paso hasta el número 5 de la rue Sebastián-Bottin y "dimitió de golpe de todas sus funciones"; desde entonces, Pascal Quignard vive dedicado exclusivamente a la escritura. 
Dernier Royaume es un proyecto literario que inició con Las sombras errantes en 2002 y que está compuesto por los siguientes títulos: I. Les Ombres errantes; II. Sur le Jadis (2002); III. Abîmes (2002); IV. Les Paradisiaques (2005); V. Sordidissimes (2005); VI. La Barque silencieuse (2009); VII. Les Désarçonnés (2012); VIII. Vie secrète (1998; 2014); IX. Mourir de penser (2014); X. L'Enfant d'Ingolstadt (2018); XI. L'Homme aux trois lettres (2020)...
 Según el propio autor, que trazó el plan de publicación en 1997, el ciclo se completará con tres títulos más:  XII. Les Heures; XIII. Les Âges; y XIV. La Perche du temps. 
 El título  de esta primera entrega, Les Ombres Errantes, lo toma Quignard de la última pieza para clavicémbalo en mi bemol mayor, del Quatrième livre de pièces de clavecin de François Couperin, publicado en 1730, el último período creativo del compositor que, afectado por la muerte de algunas personas próximas y bajo los efectos de varias dolencias, renunció a sus cargos y dio prácticamente por finalizada su labor compositiva. Quignard, haciendo uso de las posibilidades de la invención, hace remontar la pieza al año 1637, bajo el título de Ombres qui errent, y otorga su autoría al laudista del cardenal Richelieu, ante quien la toca, precedida por la chacona Dernier royaume, esta sí, por entero, creación de  Francois Couperin, que Pascal Quignard toma prestado para titular a su vez el primer volumen de uno de sus ciclos narrativos.
 Así, el Último Reino es una gigantesca obra en curso, breviario, mezcla de quimeras, de remembranzas, mezcla heteróclita de geometrías varias, quizá el ejemplo más conspicuo y logrado de toda su creación literaria ( lo cual es mucho decir), la percepción más aguda de lo que le permite  a Quignard transitar por “sendas nunca usadas”, errar a su capricho, perderse sin perderse, caerse, levantarse, mientras va tomando notas, apuntes, hace listas, traducciones, salta de un genero a otro, de un libro a otro con una maestria capaz de rescatar la genealogía del pensamiento literario, con una destreza subyugante capaz de poner galaxias por medio a toda la abundante banalidad textual que nos rodea,  proporcionándonos la ocasión de reconocer las posibilidades existenciales implícitas en el lenguaje.
Quignar trata de esclarecer en qué medida afecta "nuestro Origen" ( el lugar de donde venimos) a nuestro estar en el mundo, intenta horadar con percepción aguda el abismo que nos configura.
Les ombres errantes. Couperin.Alexandre Tharaud

"Je ne cherche que des pensées qui tremblent. Il y a une rougeur qui appartient à l’intérieur de l’âme. Dans le sixième livre du Jin Ping Mei surgit tout à coup le lettré Wen Bigu. Il n’a pas quarante ans. Il est habillé et coiffé en lettré, dents blanches, favoris de joue, favoris de menton, favoris de lèvre. Xen Qing le salue. Il le fait monter dans la salle de réception. Il le fait asseoir. Il lui offre à boire, s’incline enfin : – Quel est votre nom ? Wen Bigu lui répond : – Mon humble prénom est Bigu (Nécessité-d’imiter-les-Anciens). Mon nom personnel est Rixin (Se-Renouveler-de-jour-en-jour). Ils boivent le thé à la lumière d’une torche."
Yo no busco sino pensamientos que tiemblan. Hay un rubor que pertenece al interior del alma. En el sexto libro del Jin Ping Mei de pronto aparece el letrado Wen Bigu. Aún no tiene cuarenta años. Está vestido y peinado como letrado, dientes blancos, patillas largas, barbilla, bigotes. Xen Qing lo saluda. Lo invita a subir a la sala de recepción. Lo hace sentar. Le ofrece de beber y finalmente se inclina: - ¿ Cuál es su nombre? Wen Bigu lenresponde: -Mi humilde  nombre es Bigu( Necesidad de imitarse a los  antiguos). Mi nombre personal es Rixin( renovarse día a día)
Toman el té a la luz de una antorcha

De un lado, el conocimiento de Quignar resulta asombroso. Es el legado grecolatino, medieval y barroco, el pensamiento oriental y la filosofía occidental, la música... lo que alienta la exhuberante sobriedad de la prosa de Pascal Quignard, poniendo ante nuestros ojos las profundidades psicológicas más sutiles de la personalidad humana. Por otro lado, la distinción entre filosofía y literatura, reflexión y contemplación, inspiración y experiencia, resulta innecesaria en una obra que ha trenzado magistralmente el nervio conceptual, la ilusión poética y el flujo musical de una prosa inagotable y efervescente. 
De este modo, fruto de su ermitaña dedicación a la escritura y el pensamiento, la etimología aparece en la obra de del francés como una arqueología del espíritu y como el desvelamiento del significado latente, no agotado ni gastado, que de continuo da fe del poder reservado a la palabra. De la obra de Pascal Quignard emana el bullicioso orden semántico que sin cesar renueva el sentido de los fenómenos y los seres.
Quignard es un gigante Hors Categorie.

Let's be careful out there 




No hay comentarios:

Publicar un comentario