viernes, 19 de mayo de 2023

Teodor Currentzis cabalga la contingencia


Mira cómo crece, cómo lentamente la planta
guiada paso a paso da sus flores y frutos. […]
Cada planta las leyes eternas te anuncia ahora,
cada flor conversa más y más alto contigo.
J.W.Goethe, la metamorfosis de las plantas

Ayer, en el Auditorio Nacional de Música pareciera que las fechas dispuestas en un calendario fuesen milanos dando vueltas en círculos cercando los días, legitimando en cada vuelta la interrupción de un hoy inesperado poniendo fin a la sorpresa  agazapada en cualquier tal vez. 

Se ha dicho que la música suscita  estados de ánimo determinados: no es lo mismo el que potencialmente puede suscitar una melodía a la que se ponga una letra erótica que otra a la que se ponga, por decir un caso, la letra de una canción de cuna. Así, Currentzis al frente de musicAeterna con su interpretación de las Metamorphosen de Strauss y la Sexta Sinfonía de Tchaikovsky destapó las ventanas de la sala sinfónica madrileña a un paisaje  musical que no es de este mundo.

Abrió el programa las Metamorfosis, estudio sinfónico para 23 instrumentos,  compuesto por Strauss a finales de abril de 1945, y que  acabaría por convertirse en una de las obras maestras del muniqués. Las Metamorfosis son la conmoción suscitada en Strauss por los bombardeos de Munich y Dresde: una elegía en memoria de una cultura destruida. En esta obra aparece el motivo de Tristán de Richard Wagner, asi como una serie de referencias a motivos tanto mozartianos como  Bachianos. En el final, Strauss cita directamente la Marcha fúnebre de la Sinfonía n.° 3 de Ludwig van Beethoven y proporciona el tema con una nota en la partitura: In memoriam. Estas son las “Metamorfosis” que entrelazan las entonaciones del dolor con los motivos de la esperanza y la iluminación. Pero, tras esta primera exhibición, el alma rusa  aguardaba en la segunda parte.

La Sinfonía n.º 6 es el testamento musical de Pyotr Ilyich Tchaikovsky. En la Sinfonía se escucha el drama psicológico personal del compositor, y un mensaje a la humanidad sobre el eterno enfrentamiento del bien y el mal,  las pasiones instrumentales a la manera de Bach con citas ocultas, y la profecía de las catástrofes de los tiempos que vivimos. Tchaikovsky escribió su Sexta Sinfonía muy rápidamente. Comenzó a trabajar en él el 4 de febrero de 1893 y el 19 de agosto había completado la partitura y preparado la sinfonía para su publicación. La primera representación tuvo lugar en San Petersburgo el 16 de octubre de 1893. Nueve días después, fallecía el compositor. La sinfonía tiene el título “Pathétique”, que fue propuesto por el hermano del compositor, Modest Tchaikovsky,  y que se aproxima con mucha fidelidad a la definición de patético que no es otra cosa que "aquello es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza.

 Las dos piezas del programa comparten ciertos aspectos: ambas comienzan en las sonoridades lóbregas de las cuerdas bajas, se recrean en melodías descendentes, imponen su calma introspectiva basándose en un tempo lento y en pocos segundos nos dejan instalados en el drama y la tragedia. En algún momento salimos a la superficie, respiramos aires optimistas o momentos de alegría, para volver después de variadas “metamorfosis” a sumergirnos, aún más abajo, en la negritud, lo fúnebre y el “patetismo” , entendiéndolo todo como el pathos, con todo lo que puede suponer de anímico y trágico: el luto, el lamento, la destrucción, la premonición de la muerte. 

Pero de este viaje a los abismos salimos renovados porque Currentzis transforma todo lo que toca. Lo renueva, lo adapta y le da la vuelta para exponer su propio punto de vista. Y para ello, nada mejor que contar con un instrumento propio y sin prejuicios que puede moldear a su voluntad como es "musicAeterna", compuesto por músicos tan jóvenes, talentosos y ambiciosos como él mismo y que posee un sonido tan particular como arrebatador. Currentzis te toca a distancia,  se incrusta en tu corazón como el óxido en el hierro, convierte  la profundidad del espacio sonoro en una belleza de mónada, y piensas en la recóndita felicidad de estar allí, en la madurez que has alcanzado para que abandonarte y dejar que tu alma se altere en esa emboscada en tu intimidad que desde el podio te ha tendido Currentzis y su exuberante orquesta, llevando a su apoteosis el viejo poema de Keats que dice que la belleza es verdad y la verdad es belleza y que eso es todo lo que necesitas saber en la tierra.

Adagio allegro non tropo

Finale, adagio lamentoso

Let's be careful out there 

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