Diez horas antes de la mirada de asombro del perro semihundido, y ante la ausencia de algunos maestros y alumnos, en la clase de Fairuz se anticipó la hora del recreo . Por espantar los miedos , la maestra explicó lo que estos días estaba ocurriendo en la ciudad. la mirada de los niños era severa y, ante su silencio, la mujer les invitó a que pintaran en la pizarra lo que habìan visto o de lo que habìan oído hablar.
Sin pronunciar palabra, varios dibujaron las puntiagudas siluetas de los F-16 y los efectos de sus vuelos sobre la ciudad.
Cuando le llegó el turno de pintar a Fairuz, no quiso pintar aviones ni edificios destruidos, sino un puente.
Ricardo Gòmez, Cuentos Crudos.
Yo no distingo en la naturaleza màs que cuerpos luminosos y cuerpos oscuros, planos que avanzan y planos que se alejan, relieves y concavidades. Mi ojo no percibe nunca lìneas ni detalles, ni se me ocurre contar los pelos de la barba del transeúnte o la botonadura de su abrigo. Esas minucias no distraen mi atención. Y mi pincel no debe ver más ni mejor que yo.
Francisco de Goya, Discurso a la Academia.
La figura de Goya rebasa los lìmites
temporales que le convertirían en el perfecto representante del
romanticismo o del neoclasicismo, para erigirse en el artista, entre
siglos, con rasgos de auténtica originalidad, y que es una rareza
entre los pintores españoles de su tiempo. La terrible enfermedad de
1792 que le dejò sordo, le convirtió en arquetipo de pintor moderno
y genial. Su visión será la del sujeto que ha asistido a cambios
polìticos, a transformaciones artísticas y a notables variaciones
del gusto artístico. La pintura de su última época no será nunca
una imitación pura de la naturaleza, el ideal del pintor clásico,ni
siquiera la imitaciòn de un modelo ideal como había propuesto
Mengs, sino que, aunque realista,serà una muestra de su capacidad
creadora, y vendrà a colmar su necesidad interior de expresividad.
Su lenguaje plástico se plegò a la necesidad de ganar expresividad
y comunicación con la menor cantidad posible de elementos , ya que, a
través de su arte, podía exponer sus opiniones.
La forma de situar al espectador en
ámbitos irreales alejados de las leyes de la gravitaciòn y la
perspectiva de pintores como Flaxman, Fuseli o Blake, fascinó a
Goya, y se sirvió de ellos para encuadrar sus obras en escenarios
fantásticos.
No obstante, resulta imposible entender
y explicar la deriva personal y artìstica de Goya hacia el
recogimiento interior, con su potencial liberador y expresivo al
servicio del pensamiento plástico, sin situarla en un momento
històrico en el que los logros de la ilustraciòn , habian sido casi
borrados por el terror de la revoluciòn francesa, el dictado del
terror, y la muerte en la guillotina de Luis XVI de Francia. El
grabado numero 43 de los caprichos, “el sueño de la razòn produce
monstruos” que realizó en 1797, resume su pensamiento en esos
momentos y lo que va a ser su obra: el hecho de que cuando la razón
deja paso al sueño , se liberan los monstruos del subconsciente.Tras
el imperio de la razón llega el terror.
En 1808, inicio de la guerra, Goya es
ya un hombre viejo, había nacido en 1746, sobreviviò al conflicto,
con los ojos abiertos ante lo que sucedía a su alrededor, y esto
le convirtió en un testigo asombrosamente lúcido de lo acontecido.
Redujo su carácter de cronista a la expresión “ yo lo ví”: la
proyección de sus sentimientos sobre la guerra y sus atrocidades,
fijados en su mente como una pesadilla. Cuando en 1810 comienza la
serie de los desastres, su cabeza está colmada de escenas terribles,
que vividas, leìdas o narradas por amigos , le obligaràn a tomar
partido y a desahogarse con su arte. Los desastres no son un encargo,
ni serán conocidos hasta muchos años después cuando el pintor
fallezca. Ante la escasez de medios, emplea para su elaboraciòn,
materiales muy precarios que dieron lugar a escenas en las que las
figuras se recortan sobre fondos vacíos , llenas de fuertes
contrastes y apenas gradaciones tonales que sitúan la acción en
escenarios intemporales , escenas sin conexión entre ellas, pero que
logran que el hecho que se pretende narrar sea verosímil: la
escenificación de la tragedia.
Muchos de los elementos fantásticos
tienen que ver con la poética de lo sublime, que trata de sacudir el
ánimo del espectador de forma violenta. Sus testimonios son una
crítica amarga, no solo sobre esa guerra en concreto, sino también,
sobre la lucha por la libertad. Hasta su muerte en Burdeos en 1828,
Goya siguiò abundando en la visiòn negativa de la españa de
fernando VII, con una serie de grabados y dibujos de los disparates ,
una vuelta de tuerca más sobre los vicios , la intolerancia y las
supersticiones de la sociedad.
Tras una recaída de su enfermedad,
compra la quinta del sordo en 1819 llenándola l de escenas
fantasmagóricas e impactantes. De ellas ha desaparecido todo atisbo
de razòn para crear un mundo irreal en donde la maldad, lo demoníaco
y la escenificación del caos tienen su marco. Las pinturas fueron
realizadas directamente sobre el muro mediante una técnica que
alterna la levedad con la densidad : grandes empastes y pinceladas
muy cargadas de materia se superponen sobre bases generalmente
sombrías que velan las primeras pinturas de paisajes pintadas con
anterioridad; todo ello realizado con una economìa de medios, dentro
de una gama de colores limitada a los negros, blancos, amarillentos,
rojizos o pardos, con alguna intervención de ocre y de azul. El
conjunto de pinturas son uno de los ejemplos de expresividad más
significativos y extremos de la historia del arte, anticipàndose de
forma magistral a conceptos expresivos que solamente en nuestro siglo
tendrán verdadera ejemplificación. Fueron realizadas por el pintor
para el pintor, para vivir rodeado de ellas, y no para ser mostradas
y comunicarse con ellas. Son una isla aparte; no concuerdan con el
arte por el arte, sino con el arte para sì mismo.
Entre ellas, un perro enterrado en la
arena, un perro blanquecino del que solo se ve la cabeza, un perro,
que inmerso en un paisaje desèrtico , mira asombrado hacia el cielo.
Un perro blanco significa lealtad y es
atributo de venus ,sin embargo venus, no se representa en la
pintura.Entre otras ficciones -según Malraux-” parece la obra de
un médium, un composiciòn que la imaginación del pintor apenas
toca, “para resucitar con angustia formas perdidas del Génesis”.
Para Gassier, “la audacia del tema no ha sido jamàs igualada:
solamente mediante la cabeza de un perro emergiendo en un paisaje
muerto, Goya expresa la intensidad de un drama, que superando lo
irracional se transforma en algo humano”.
Siendo el perro el animal domèstico
más antiguo que ha acompañado al hombre, no es sorprendente que
haya dado lugar a las más complejas, e incluso contradictorias
interpretaciones simbólicas. Las más recurrentes son las de la
fidelidad y obediencia, teniendo dentro del simbolismo cristiano la
de guardián y guía del rebaño. En diversas culturas es el guardián
del reino de los muertos a quienes acompaña en su viaje nocturno por
el mar; acompaña a la melancolía, uno de los Cuatro temperamentos,
y forma parte del monstruo tricéfalo que simboliza la Prudencia. Su
imagen, también está asociada a los símbolos materno y de
resurrecciòn.
Priscilla . E. Muller, cita diversas
fuentes emblemàticas relacionadas con el perro de Goya, siendo la
más importante la del perro que presenció cómo Tobías mataba al
diabólico Asmodeo , o también la relación de esta pintura con la
realizada por Correggio en 1530, o con los Emblemata de de Alciato ,
dos imágenes referidas al mito de Ganímedes, que representan perros
ligados a la tierra ,mientras observan desde abajo una ascensión
celeste. Tambièn se refiere la autora a la adopción por el diablo
de la forma canina y su asociación a ciertas escenas, al modo de los
perros guardianes en la entrada de las casas ya desde època romana ,
o el feroz cerbero que guardaba la entrada del mundo subterráneo.”
La atención del animal no está dirigida hacia atrás, hacia los
espíritus maléficos o las escenas de brujería que se muestran en
la habitación, sino hacia algo que percibe a su derecha , algo
emplazado en la puerta de la habitación. La autora sugiere la
ensoñación del animal , en el sentido dado por Burton en su tratado
dieciochesco sobre la melancolía , quien declaró, que de todas las
criaturas saturnianas de naturaleza melancólica ,“los perros”
sin los que están más sujetos a una melancolía de tipo humano, ya
que sueñan como los hombres. Burton, como Goya más tarde ,
consideraba la melancolía como acompañante de la imaginación
capaz de producir monstruos. Valeriano Bozal sugiere el parecido del
perro con “el sueño de Orán “ de Ingres , indicando que en
esta última , la presencia de los perros es profundamente anecdótica
,distante, mientras que en el perro de Goya no hay nada de distante ,
nos interpela en su sencillez , no necesita contarnos nada para
ponernos en el lugar del perro. El perro se hunde, pero también
puede salir de la ciénaga en la que quizà se encuentre. Goya no
ofrece asidero alguno, la imagen es la de la inestabilidad; no hay
espacio o fundamento sólido para el perro, y este no se refiere a
nada que no sea su propia existencia, su propia situaciòn: su
situación es el motivo del protagonista de la imagen. Si se hunde,
es él quien se hunde, si se logra salvar,es él quien lo logra. El
perro es la representación de la subjetividad que carece de asidero
alguno, que solo depende de si misma.
Guido Ceronetti supone que Goya no
quiso terminar este cuadro al comprender que " esta cabeza
ahogada en una masa de indefinida amargura bajo un espacio enorme,
quizà vacío, quizá poblado de seres invisibles, quizá desnudo,
quizà divino, en un espacio cuyo extraño colorido no permite que
sea llamado cielo sino en un sentido profundamente interior, era una
imagen del infinito que no habìa que desviar a otro sentido ni
corromper con añadidos y complementos. Arena o agua, cenizas de
volcán, vacío onîrico ,y en cada expresión de la voracidad
còsmica, un abismo sin nombre donde somos atrapados por los pies
para hundirnos eternamente, o aspirados y lentamente cubiertos ,
sacándonos de la garganta una invocación desesperada [...] es allí
en donde Goya ha situado a su perro. No es solamente un lugar, es un
lugar humano, vísceras acéfalas , las profundidades donde
habitamos”.
En esta imagen de fidelidad perruna,
según Pérez Sánchez “se encuentra la expresión más exacta y
patética del gran artista: fiel a su condición de amargo testigo de
las realidad, atento a los presentimientos de cuanto puede suceder,
solo, angustiado frente al dolor y a la oscuridad de la existencia,
capaz de clamor y de rabia, de violencia justiciera y de un gesto
generoso y heròico, pero finalmente reducido a no ser más que la
víctima del tiempo devorador y de la violencia ciega de los
hombres".
La pintura del perro es quizá el
mejor ejemplo de una especulaciòn que comprende un sentido preciso
dentro de su propio carácter fenomenològico; la posición del
animal y la barrera que se le antepone, sugieren el inusitado encuadre
de un enigmático y fijado escenario teatral, obteniéndose una
visiòn semejante a la que podríamos tener en un teatro de sombras o
de marionetas situado a cierta altura.
Sobre su ejecución técnica dice
Antonio Saura lo siguiente:
"La cabeza del perro está pintada
sobre una base grisàcea con toques de color negro que se confunden
con ella. En el morro hay acentos más oscuros, acentuándose el
perfil de la cabeza mediante el recorte ejercido por el fondo
empastado , aclarado a su alrededor por toques de un blanco dorado.
Pinceladas ejecutadas de forma premiosa unifican la testuz hasta
fundirla con el fondo, que está pintado con tonos más oscuros,
siendo solamente la calidad y la densidad diferentes del blanco
amarillecido lo que la separa del mismo. Las pinceladas que
contornean el perfil y a un tiempo lo funden con el fondo son más
espesas entre la oreja y la frente del animal. El brillo central y
redondo del ojo, apenas esbozado, insinuado sobre el pelaje gris
oscuro , colabora a acentuar el patetismo de la imagen. Su mirada
está fijada, siendo la expresión lúcida y temerosa. La zona
terrosa inferior está pintada con tierras de siena tostada mediante
restregones de poca densidad que se superponen sobre otro fondo de
la misma intensidad".
Frente a este fondo vacío, poblado de
temblores matéricos y de accidentes indescifrables solo cabe
permanecer en actitud de ensoñación y de interrogante contemplación
. Aquí hallaremos cuanto queramos: fantasmas, rocas difuminadas,
caprichosas apariciones, o simplemente un plano irreal, esencialmente
pictórico, en dónde surge una aparición verdaderamente espectral
aún siendo real".
"El gran misterio de esta pintura
consiste en mantener en ella una tensión justa dentro de lo
inestable, una proporción dentro de lo desproporcionado, una calidez
general en la permanencia de sus tres zonas de actividad
constitutiva".
De esta angustia, de esta nada, surgirán otras formas, lo contrario del vacío. Nosotros sabremos
poblar con nuestros espejismos este desierto marmóreo. La pintura
abstracta está en camino.Un nuevo mundo, una vez más.
Para Saura "el perro es , en
plástica simbiosis , un retrato , una metáfora de un retrato
humano, una reflexión sobre nuestra propia condición, y por qué
no, un autorretrato del propio Goya transformado en perro".
Debido a la sensación de una
especie de penuria fruto de la templanza, ese perro surgiendo de la pura
austeridad, me ha hecho sentir el asombro que remueve el significado
del mundo: ese interno movimiento anonadado que nos vacía de
nosotros mismos y nos deja expuestos ante lo inefable. El perro de
Goya, soy yo, un asombro anonadado.
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